¿Podemos confiar en las vacunas para contener la epidemia del covid-19? Aun­que su eficacia disminuye con el tiempo, los médicos aseguran que siguen siendo indispensa­bles. Sin embargo, a largo plazo se plantea el interrogante de cuánto espacio se debe dejar a la inmunidad natural. “Ahora sabemos que la vacunación no erradicará el SARS-CoV-2”, el coronavirus que causa el covid-19, reconoció el miérco­les la Academia Francesa de Medicina en un comunicado. Desde hace varias semanas se acumulan datos que demues­tran que las vacunas son menos eficaces contra la variante delta del SARS-CoV-2, que es mucho más contagiosa.

Una proporción importante de vacunados se han conta­giado, aunque siguen estando muy bien protegidos contra las formas graves del virus. En este contexto, resulta difícil prever una inmunidad colec­tiva, es decir, un umbral sufi­ciente de personas inmuniza­das para que la epidemia deje de propagarse. Sin embargo, la Academia Francesa de Medi­cina pide “no renunciar” a esta inmunidad colectiva, porque hay un matiz importante que a menudo se malinterpreta. La inmunidad colectiva no signi­fica que el virus vaya a desapa­recer por completo.

El objetivo es que el número de infecciones se mantenga estable a lo largo del tiempo o, al menos, que fluctúe regu­larmente con las estaciones. Y esto se logrará vacunando al mayor número posible de personas, asegura la Acade­mia. Es por ello que casi no hay debate sobre el papel inicial de las vacunas en la comuni­dad científica. Pero más allá de eso, no está tan claro cuál debe ser la estrategia en los próxi­mos años. ¿Debemos apostar por completo por las vacunas y aplicar regularmente dosis de refuerzo para compensar su pérdida de eficacia?

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“El objetivo es no tener que seguir vacunando para siem­pre”, estimó el virólogo ale­mán Christian Drosten en el canal NDR a principios de septiembre.

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