Berlin, Alemania. AFP.
El gobierno de Angela Merkel impuso el martes su línea estricta para combatir la epidemia de covid-19, con la instauración de un mecanismo que automatiza y armoniza las restricciones en todo el territorio alemán. En virtud de este proyecto de ley, aprobado el martes en consejo de ministros, estas restricciones podrán ser impuestas por el estado federal a las regiones, con las que se habían multiplicado las tensiones en los últimos tiempos.
Las nuevas reglas establecen que a partir de un umbral de 100 nuevos casos cada 100.000 habitantes en tres días, el estado federal podrá decidir la aplicación de toques de queda nocturnos, la reducción de contactos entre personas en lugares privados o el cierre de comercios juzgados no esenciales, indicó a la AFP la cancillería. Las demás medidas confirman las restricciones ya implementadas desde fines del 2020 en el país, donde restaurantes, bares, clubs, estructuras deportivas, culturales o de ocio están cerrados.
EN RESERVA
El proyecto de ley tendrá que ser ratificado, en el mejor de los casos, esta semana en la cámara baja del parlamento, el Bundestag, según los deseos del gobierno. La mayoría de las regiones se han unido a él, pero algunas mantienen reservas, como Baja Sajonia, que considera " un gran error tomar el poder de las regiones en medio de una crisis”. La asociación de ayuntamientos estima por su parte que imponer toques de queda puede ser “problemático a nivel constitucional”.
TOMAR EN SERIO
“Nuestra respuesta a la pandemia debe volverse más rigurosa y coherente”, dijo Angela Merkel, partidaria de una línea estricta para combatir el virus y que se anota así un triunfo. “La situación es grave y tenemos que tomarla en serio. La tercera ola de la pandemia tiene a nuestro país bajo su control”, agregó.
Hasta ahora las medidas para luchar contra el coronavirus eran responsabilidad no solo del gobierno, sino también de las regiones, competentes en el ámbito sanitario en virtud del federalismo alemán. Pero estas últimas han actuado más o menos a su antojo: algunas aplicaban las medidas y otras las ignoraban a pesar de que se habían decidido con su visto bueno en reuniones maratónicas con la canciller Angela Merkel. Como resultado de ello las reglas variaban de un lugar a otro y la confusión aumentaba.
PAÍS SOPORTA LA OLA “MÁS DURA”
Merkel llevaba meses intentando convencer a algunos líderes regionales de la importancia de un enfoque estricto. Concretamente, desde que la segunda ola de la pandemia azotó el país en el otoño boreal, seguida de una tercera en marzo con la llegada de las variantes. Este martes la tasa de incidencia se situaba en 140,9 casos por cada 100.000 habitantes en el país, que ha superado los tres millones de infecciones desde el comienzo de la pandemia. La imposibilidad de imponer un confinamiento estricto en Semana Santa, por lo que tuvo que pedir “perdón” a la población, y la flexibilización de las restricciones en algunas regiones fueron la gota que colmó el vaso para la canciller. “Actualmente hay más de 300 cantones que superan este umbral (de 100), y en más de 50 la incidencia es superior a 200”, afirmó el portavoz de la canciller, Steffen Seibert.