San Pablo, Brasil. AFP.

Calles y andenes de algunos barrios de San Pablo sorprendieron este lunes por su silencio. Pero el metro, atestado, parecía no dar cuenta de que la capital económica de América Latina inició oficialmente dos semanas de restricciones severas contra la pandemia, con toque de queda nocturno. Por las vías de la metrópoli, acostumbradas a un tráfico caótico, apenas se escuchaban algunos repartidores y unos pocos carros. La orden de refugio empezó a regir a las 20:00 locales (23:00 GMT) y terminará a las 5:00 (8:00 GMT), hasta el 30 de marzo.

La orden que confina a los residentes en sus casas se inscribe dentro de la “Fase de emergencia”, la más estricta, decretada el jueves por el gobernador Joao Doria para enfrentar el que definió como “el momento más crítico” de la pandemia de coronavirus, que ya deja casi 280.000 muertos en el gigante latinoamericano, una cifra solo superada por Estados Unidos.

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COMO SIEMPRE

El recogimiento pareció cumplirse con obediencia, pero las aglomeraciones en el transporte público mancharon la jornada. “Creo que todo sigue igual, el metro estaba como siempre”, dijo a AFP Elisa, de 33 años, quien salió temprano hacia la empresa de diseño en Pinheiros, en el oeste de la ciudad, donde trabaja como aseadora. La gobernación ordenó que personas como ella, que no cumplen labores esenciales, se queden en casa para evitar contagios en momentos en que los hospitales se acercan al colapso: en el estado más rico de Brasil, donde viven 46,2 millones de habitantes, el 89% de las camas UCI está ocupado.

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