Nueva York, Estados Unidos. AFP.

Escuelas cerradas, pobreza creciente, matrimonios forza­dos y depresión: después de un año de pandemia, todos los indicadores que miden el desa­rrollo infantil y adolescente han retrocedido, un revés que presagia un estigma duradero para toda una generación, advirtió este jueves Unicef.

“Ha aumentado el número de niños que pasan hambre, que están aislados, maltra­tados, ansiosos, que viven en la pobreza y que se han visto obligados a casarse”, dijo Henrietta Fore, directora eje­cutiva del Fondo de las Nacio­nes Unidas para la Infancia (Unicef), en un comunicado emitido al cumplirse un año de que la Organización Mun­dial de la Salud declarara la pandemia de covid-19.

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EDUCACIÓN

“Su acceso a la educación, la socialización y los servicios esenciales que incluyen salud, nutrición y protección ha dis­minuido. Las señales de que los niños llevarán las cicatrices de la pandemia en los próximos años son inconfundibles”, dijo Fore en la nota. Ante tales efec­tos “devastadores”, la direc­tiva de Unicef instó a poner a los niños “en el centro de los esfuerzos de recuperación”, en particular “dando priori­dad a las escuelas en los planes de reapertura”. Para 168 millo­nes de estudiantes en el mundo, las escuelas han estado cerra­das durante casi un año. Un ter­cio de ellos no tiene acceso a la educación en línea.

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