Washington, Estados Unidos | AFP

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió “deshacer la vergüenza” heredada de su antecesor Donald Trump: la separación de familias migrantes en la frontera con México, la gran mayoría centroamericanas y por la cual cientos de niños siguen apartados de su padres. “La administración anterior literalmente arrancó a los niños de los brazos de sus familias (…) sin ningún plan en absoluto para reunirlos”, dijo al firmar un decreto que crea un grupo de trabajo para ubicar a estos menores. Biden rubricó además órdenes ejecutivas para abordar las causas fundamentales de la migración y la política de asilo, y para agilizar el sistema de inmigración legal.

Las tres iniciativas se suman a otras selladas en su primer día en el cargo, con las que busca revertir el enfoque antiinmigración de la visión de “Estados Unidos primero” de Trump. “No estoy haciendo nueva legislación, estoy eliminando malas políticas”, aseguró el mandatario demócrata.

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LATINO EN EL DHS

Junto a él en la Oficina Oval estaba Alejandro Mayorkas, quien acababa de convertirse en el primer latino e inmigrante en encabezar el Departamento de Seguridad Interior (DHS), encargado de supervisar la política migratoria y fronteriza del país. Mayorkas, nacido en La Habana hace 61 años y llegado de muy pequeño a Estados Unidos junto a sus padres refugiados, fue confirmado el martes por una escasa mayoría de senadores (56-43). Sobre él recaerá la implementación de las directivas de Biden. “Espero con ansias su liderazgo y trabajar con el Congreso en muchos temas, incluido el proyecto de ley de inmigración que, creo, tiene un gran apoyo en ambas cámaras”, dijo Biden. El grupo de trabajo liderado por Mayorkas deberá identificar a padres e hijos separados por la política de “tolerancia cero” de Trump, instaurada entre el 2017 y el 2018.

LEGALIZAR A INDOCUMENTADOS

Al asumir, Biden envió al Congreso un proyecto de ley para legalizar a unos 11 millones de extranjeros indocumentados, más de la mitad mexicanos y centroamericanos. Esta ambiciosa reforma migratoria debe superar sin embargo la reticencia de muchos republicanos. Como muestra de esos recelos, el senador republicano Lindsey Graham lamentó los esfuerzos de Biden para “suprimir parte de los avances” de Trump contra la inmigración ilegal. Según él, sus medidas “son recetas para el desastre y crearán una afluencia a la frontera”. En rueda de prensa, la portavoz de Biden, Jen Psaki, desalentó sin embargo cualquier viaje de migrantes a Estados Unidos. “Necesitamos tiempo para poner en marcha un proceso de inmigración para que las personas puedan ser tratadas con humanidad”, dijo.

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