- Por Ricardo Rivas, corresponsal en Argentina, Twitter: @RtrivasRivas
El presidente Alberto Fernández, con su máxima atención sobre la pandemia del Covid-19, que atenaza al mundo que aún carece de tratamiento y de vacuna para abordar la crisis en forma efectiva, con la economía global, regional y local crujiente; con indicadores de desocupación, pobreza, indigencia creciente, PBI en reducción y al borde del tercer default de la deuda pública en lo que corre del siglo, decidió apartarse de las negociaciones de acuerdos comerciales del Mercosur.
El portavoz de la decisión fue el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme, a través de una videoconferencia frente a sus homólogos de Paraguay, Brasil y Uruguay. “No queremos ser un obstáculo”, informó. “Ustedes tienen la intención de avanzar en un ritmo que (nosotros) no podemos”, por lo tanto, “avancen” que “después veremos si nos sumamos”. ¿Por qué? “La situación de incertidumbre internacional”, en que “tenemos que reordenar nuestra macroeconomía” para después de la crisis sanitaria.
Indica que “sería aventurado y casi temerario que pensemos en negociaciones de libre comercio, cuando no sabemos cómo se comportará nuestra economía y el mundo en general después de la pandemia”. La decisión unilateral argentina afecta a los otros tres socios regionales por cuanto desactiva fácticamente la tramitación de acuerdos de libre comercio con países como Corea del Sur (51,64 millones de habitantes), Canadá (37,59 millones), Singapur (5,639 millones), Israel (8,884 millones), Líbano (6,849 millones) y la India (1.353 millones), que no podrán concretarse sin el acuerdo unánime de todos, como lo dispone el estatuto del Mercosur.
En esos mercados donde ofrecer productos mercosureños habitan hasta el 2018 poco más de 1.463 millones de personas, eventuales demandantes de todo tipo de mercaderías. Potencialmente, los aproximadamente 264,395 millones de habitantes del Mercosur, con los PIB reducidos que necesitan reactivarse, con bajos niveles de empleo, con indicadores de pobreza e indigencia crecientes, con fuertes demandas educativas, entre otras carencias, se verán afectados por la decisión argentina. Los especialistas locales son críticos. El ex embajador argentino en Brasil, España y ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Juan Pablo Lohlé, quiere “saber los fundamentos y quiénes participaron de esta decisión de contenido político, económico y jurídico”.
También, demanda conocer “si participó el Parlamento y si hubo conversaciones previas con los presidentes de los Estados partes”. Sostuvo además que “presentar una decisión de esta magnitud en los términos como se conoce y se hizo público es irresponsable”, porque aparece como “una actitud imprevista”. Recordó que “el Mercosur es una creación y construcción común de los ciudadanos mercosureños”, por lo que “es necesario construir redes para definir estrategias y actuar en conjunto para mantener la unidad y pertenencia al bloque regional”. Aunque con matices, coincidió el ex vicecanciller Andrés Cisneros –corredactor del Tratado de Asunción para el Mercosur, de 1991–, quien considera que lo sucedido “es muy grave”, porque “desde una perspectiva ideológica de los que ostentan y ejercen el gobierno se desprecian los intereses nacionales del conjunto”.