Las personas no solo mueren ahora en los hospitales y centros de emergencia de Nueva York, sino que también se quedan y fallecen en su hogar y “el disparador es la COVID-19”, reconoció el alcalde Bill Di Blasio, luego de interiorizarse acerca de las últimas estadísticas que le proveyeran desde el Departamento de Bomberos de la ciudad. Según los datos, en los primeros cinco días del mes de abril, los voluntarios recogieron cuerpos de 1.125 personas declaradas muertas en sus domicilios, cifra que en el mismo período del año pasado había sido de 131, lo que indica un aumento de casi 9 veces más de lo normal.
“El Departamento de Bomberos informó la cifra que alarmó a las autoridades y que podría graficar el alcance verdadero de la letalidad de la COVID-19”, publicó el medio Infobae. También, aclaró que “en principio, los paramédicos que atienden esas llamadas de urgencia en domicilios no realizan los exámenes para determinar si efectivamente habían contraído la cepa nacida en Wuhan, China, en noviembre pasado.
FOSAS COMUNES
Los cuerpos de las personas fallecidas que nadie reclama habitualmente son sepultados en el campo de alfareros de Hart Island. Pero, con el aumento del número de decesos y a la disminución de espacio en la morgue, las autoridades redujeron el tiempo de custodia de los restos de personas no reclamadas. La oficina forense “almacena” cadáveres solo durante 14 días, antes de ser sepultados en fosas comunes. El trámite habitual de 25 por semana aumentó a 24 por día.