“Perros y gatos aterroriza­dos hacinados en jaulas oxi­dadas. Murciélagos y escor­piones puestos a la venta como medicina tradicional. Conejos y patos sacrificados y desollados uno al lado del otro en un suelo de piedra cubierto de sangre, suciedad y restos de animales”, esas fueron las escenas profunda­mente preocupantes que un corresponsal del Daily Mail presenció en China, según el medio digital Infobae.

Agrega que el periodista George Knowles asegura que observó con sus propios ojos cómo miles de clientes acudían en masa a un amplio mercado cubierto en Guilin, al suroeste de China. Un lugar muy similar al de Wuhan, donde hace tres meses sur­gió por primera vez el nuevo coronavirus.

En contraste, el correspon­sal de AFP, Héctor Retamal, informó que “en la ciudad china de Wuhan, el mercado donde surgió la pandemia que ha puesto al mundo de rodi­llas dormita apaciblemente tras una valla azul y blanca protectora. Pero aunque el relato oficial trata de distraer la atención sobre el origen del COVID-19, hay muchos indicios de que el Mercado de Mariscos de Huanan no está exento de culpa: las barreras policiales, las vallas rojas que impiden acercarse o el personal cubierto con tra­jes protectores de los pies a la cabeza”, afirma.

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