Idlib, Siria. AFP.
Una relativa calma reinaba el viernes en la provincia de Idlib, escenario en el noroeste de Siria de una encarnizada batalla, sin aviones surcando su espacio por primera vez desde hace meses tras la entrada en vigor de un alto el fuego turco-ruso.
La tregua entró en vigor a medianoche (22H00 GMT) y parecía ser respetada el viernes, tras intermitentes enfrentamientos en la noche, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y corresponsales de la AFP en el lugar.
Los intermitentes tiroteos que se oyeron en las primeras horas del viernes dejaron seis soldados sirios muertos y al menos nueve yihadistas del Partido Islámico del Turkestán (TIP), cuyos miembros pertenecen a la minoría musulmana uigur de China, según el OSDH.
El presidente sirio, Bashar al Asad, expresó su “satisfacción” por la tregua pactada por Turquía y Rusia, durante una conversación telefónica con el mandatario ruso, Vladimir Putin.
EEUU BLOQUEA DECLARACIÓN
Por su parte, Estados Unidos se opuso a la adopción de una declaración de apoyo al alto el fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Es prematuro”, estimó el gobierno de Donald Trump ante la demanda diplomática rusa.
Para el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, este acuerdo es una “buena noticia”. “Al menos es una muestra de buena voluntad, veamos ahora cómo funciona”, dijo el viernes en una reunión de cancilleres europeos en Zagreb.
Este alto el fuego debería poner fin a semanas de intensos combates –con más de 500 civiles muertos y un millón de desplazados– en torno a Idlib, último bastión rebelde y yihadista en el noroeste de Siria, donde Turquía interviene contra las fuerzas del gobierno de Asad, que cuenta con el apoyo de Rusia.
Como telón de fondo, emerge además otra crisis migratoria en Europa tras la decisión de Turquía, que acoge a casi cuatro millones de refugiados y migrantes.