La Habana, Cuba | AFP

El 17 de diciembre del 2014, Washington y La Habana sorpren­dieron al mundo con un acer­camiento histórico tras medio siglo de confrontación. Cinco años más tarde, el idilio se vuelve una tormenta y resucita el riesgo de una nueva ruptura.

Es como “una pareja que no se entiende, siempre busca un motivo u otro para caer en riñas sin necesidad”, dice Odaydis Marante, de 34 años. Aunque en 1962 esa pelea puso al mundo al borde de una catástrofe nuclear. Odaydis atraviesa el “parque de los suspiros”, cerca de la emba­jada de Estados Unidos en La Habana, en donde los cubanos solían sentarse a aguardar la respuesta a su solicitud de visa. Ahora el lugar está desierto. En el 2017 se suspendieron los servicios consulares.

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La relación cayó a “un punto muy bajo”, admite, en una entrevista con AFP, Carlos Fernández de Cossío, direc­tor del Departamento de Esta­dos Unidos de la cancillería cubana. Y “puede agravarse aún más”, advierte.

Acusa al vecino norteame­ricano, que los mantiene bajo embargo desde 1962, de empeñarse en “romper todos los lazos existentes" y querer "cerrar las embajadas”, rea­biertas en el verano del 2015.

SIN VISOS DE MEJORAS

Para Carrie Filipetti, jefa del Departamento de Estado de Estados Unidos a cargo de Cuba y Venezuela, “es difí­cil imaginar que la relación mejore significativamente, a menos que el gobierno cubano tome medidas concretas y per­mita voces disidentes, res­pete los derechos de su gente y detenga sus actividades mali­ciosas en la región”.

Las sanciones no se han dete­nido: prohibición de viajes de crucero desde Estados Unidos, limitación de las remesas de cubanos del extranjero a sus familiares en Cuba, o multas para los barcos que transpor­tan petróleo venezolano a La Habana. También la activa­ción de leyes que complican las inversiones extranjeras en la isla y multas a entidades financieras que participan en operaciones con Cuba. Parece lejano el tiempo en que Barack Obama y Raúl Castro aparecie­ron juntos, sonriendo, frente a la prensa en La Habana.

ALBA DENUNCIA “POLÍTICA AGRESIVA” DE EEUU

La Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) concluyó su cumbre este sábado en La Habana con un llamado a la unidad de sus miembros, ante la “política agresiva e intervencio­nista” de Estados Unidos. “Los desafíos que enfrentamos reafirman la necesidad de cerrar filas frente a las amenazas, injerencias y agresiones externas”, señala la declaración final de la XVII cumbre de la organización internacional, lanzada por los desaparecidos Fidel Castro y Hugo Chávez hace 15 años.

La cita reunió a los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua) y al mandata­rio cubano Miguel Díaz-Canel, todos ellos enfrentados al gobierno de Donald Trump. Los acompañó en el encuentro el líder del único y gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), Raúl Castro.

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