Bruselas, Bélgica. AFP
Criticado por agricultores y ecologistas, el amplio acuerdo comercial al que llegaron el viernes la Unión Europea (UE) y el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) tendrá que ser aprobado por los Estados miembros, una tarea que se anuncia delicada.
Victoria diplomática: La Comisión Europea, encargada de negociar en nombre de los Estados, calificó de victoria “histórica” el acuerdo anunciado en la tarde del viernes después de 20 años de ásperos debates. “Es un gesto político muy fuerte” en favor del “multilateralismo frente a la actitud de Estados Unidos”, secundó Olivier Dabène, presidente del OPALC, el Observatorio Político de América Latina y el Caribe del Instituto de Ciencias Políticas (Sciences Po) de París.
Si los Estados miembros lo validan, este extenso acuerdo se sumará a los que firmó recientemente la UE con Canadá y Japón, considerados una respuesta al presidente estadounidense Donald Trump, cuya política proteccionista está desestabilizando el comercio mundial.
Agricultores indignados: El texto acordado todavía no se ha hecho público, pero los detalles difundidos, especialmente en lo que refiere a las cuotas agrícolas ofrecidas a los países sudamericanos, desataron la cólera de los agricultores en casi toda Europa.
El acuerdo es “totalmente desequilibrado” para el principal sindicato alemán, “un engaño” para su homólogo francés y “vergonzoso” según los agricultores irlandeses.
El COPA-COGECA, el principal sindicato agrícola de la UE, criticó lo que considera “una política comercial de doble rasero”. La organización considera que el acuerdo agrandará “la brecha entre las normas exigidas a los agricultores europeos” y “lo que se tolera de los productores del Mercosur” que exportarán a la UE.