Julian Assange, fundador de WikiLeaks, fue detenido por la policía británica tras ser despojado del asilo y la nacionalidad por Ecuador, en cuya Embajada llevaba refugiado siete años, y enfrenta una petición de extradición para ser juzgado en EEUU.
Delgado y desalineado, con larga barba blanca y el cabello recogido en una cola, el australiano, de 47 años, fue sacado a rastras de la legación diplomática por seis agentes de paisano que lo introdujeron en un furgón policial.
La policía de Londres “fue invitada a la Embajada por el embajador” ecuatoriano, Jaime Marchán, afirmó Scotland Yard. La plataforma WikiLeaks, famosa desde que en 2010 difundió cientos de miles de documentos secretos del ejército y la diplomacia de EEUU, llevaba días advirtiendo de que su fundador iba a ser expulsado.
Tras su detención, el Departamento de Justicia estadounidense anunció que pidió su extradición para juzgarlo por “conspiración para cometer intrusión informática” por haber ayudado a la ex analista de inteligencia Chelsea Manning a obtener una contraseña con que acceder a miles de documentos de defensa confidenciales, y luego divulgarlos.
Pese a que Assange y sus defensores temen que pueda ser condenado a la pena de muerte en Estados Unidos por traición o divulgación de secretos, Washington aseguró que solo afronta hasta cinco años de cárcel.
Esta noticia llegaba a Londres al mismo tiempo que Assange, vestido con camisa y chaqueta oscura, comparecía ante un tribunal en actitud provocadora.
Hizo un gesto a la prensa con el pulgar hacia arriba y se puso a leer el libro “La historia del Estado de Seguridad Nacional” del estadounidense Gore Vidal, antes del inicio de una audiencia en la cual fue declarado culpable de uno de los cargos: haber violado su libertad condicional británica en 2012.
El australiano rechazó ser entregado a la justicia estadounidense y permanecerá detenido en Londres hasta una vista, prevista el 2 de mayo.