El papa Francisco llamó el domingo al diálogo en Nicaragua luego de que nuevos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden dejaran al menos seis muertos, en el último episodio violento de las protestas antigubernamentales que en siete semanas dejan más de 100 fallecidos.
La Iglesia ha intentado mediar en la creciente crisis en el país centroamericano, pero canceló las conversaciones de paz con el gobierno del presidente Daniel Ortega la semana pasada, después de que una marcha encabezada por madres de víctimas derivara en al menos 16 muertos, según AFP.
La violencia volvió a estallar el sábado, cuando los manifestantes dispararon morteros caseros para defenderse de la represión policial en la ciudad de Masaya, cerca de la capital, Managua. Los nuevos disturbios dejaron al menos seis fallecidos, incluido un ciudadano estadounidense. “Me uno a mis hermanos obispos de Nicaragua y a sus dolor por las violencias cometidas por grupos armados”, dijo el papa Francisco ayer en el Vaticano. “La Iglesia sigue siendo favorable al diálogo, pero para eso pide el compromiso efectivo de respetar la libertad y, antes que nada, la vida”, agregó.
IGLESIA LOCAL, DISTANCIADA DE ORTEGA
La Iglesia Católica nicaragüense se ha distanciado del gobierno de Ortega desde que comenzó la sangrienta represión de las protestas el 18 de abril. La iglesia en Masaya ha protegido a los partidarios de la oposición de los ataques de la policía antidisturbios y los paramilitares progubernamentales, y las campanas fueron los gritos de advertencia que los residentes usaron para convocar voluntarios para luchar contra las fuerzas de Ortega con morteros caseros, rocas y hondas.
La ciudad parecía una zona de guerra ayer. Los residentes levantaron barricadas para mantener a raya a la policía antidisturbios y protegerse de lo que dicen son francotiradores policiales y paramilitares. Ortega, cuyo tercer mandato consecutivo debe terminar en el 2022, niega que sus fuerzas estén matando a los manifestantes. Su gobierno acusa a “grupos de derecha” de conspirar para “aterrorizar” al país.