- Buenos Aires, Argentina. AFP.
Fieles argentinos rezaron por la salud del papa Francisco en la misa de Miércoles de Ceniza en el barrio de Buenos Aires donde creció Jorge Bergoglio, quien lleva 20 días hospitalizado a causa de una neumonía bilateral. “Estamos rezando para que él pueda terminar su obra y para que siga siendo una voz en el desierto”, dijo Gabriela Lucero, de 66 años, luego de la misa que dio inicio a la Cuaresma en el barrio de Flores, en el oeste de la capital argentina.
Tras la liturgia, los fieles rezaron frente a retratos del papa distribuidos a lo largo de la Basílica de San José de Flores, un templo icónico en la historia del pontífice. En la misa “se habló del amor que debemos tener hacia los que llegan a nuestro país”, señaló Lucero a la AFP. “En este tiempo donde las voces que se escuchan son rechazar al inmigrante, el papa nos está llamando a dar amor a todos ellos”, agregó.
El estado de salud del papa Francisco, de 88 años, se mantiene estable, pero su pronóstico sigue siendo “reservado” tras dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda el lunes. El papa Francisco tiene un lazo especial con la Basílica de Flores porque, según él lo ha relatado, allí sintió por primera vez, a los 17 años, el llamado a dedicar su vida a la religión.
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“Yo lo conocí como arzobispo de Buenos Aires”, relató María, de 63 años. “Él era muy jovencito y acá tuvo una gran conversión. Es más, este es el confesionario que hay veces está iluminado en honor al papa, donde él se confesaba y donde él encontró su vocación”, dijo, señalando la estructura a 20 metros de la entrada de la iglesia.
Allí, en efecto, el joven Bergoglio experimentó su proclamada revelación. Lo recuerda una placa: “En este confesionario, el 21 de septiembre de 1953, Jorge Mario Bergoglio siguió el llamado de Dios para ser sacerdote”, dice. La basílica atesora también una escultura de San José dormido enviada por el papa en 2023, cuando cumplió 10 años de pontificado, como muestra de su lazo con esa iglesia.
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Bahía Blanca: desesperada búsqueda de dos niñas desaparecidas
- Bahía Blanca, Argentina. AFP.
El balance por las inundaciones en la ciudad portuaria argentina de Bahía Blanca subió ayer sábado a 13 muertos, cientos de personas aún evacuadas y al menos dos niñas desaparecidas. El diluvio del viernes dejó “destruida” la ciudad costera ubicada 600 km al sur de Buenos Aires, dijo la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, con salas de hospitales bajo el agua, una ruta que colapsó, barrios enteros aislados y hogares aún sin electricidad.
Delfina y Pilar Hecker, dos hermanas de 1 y 5 años, son intensamente buscadas desde el viernes tras ser arrastradas por la corriente durante el fuerte temporal. “A mi hermano y a mi cuñada ya los ubicamos, faltan mis sobrinas. Si alguien sabe si fueron llevadas a un centro de evacuados u hospital, necesitamos que se comuniquen”, escribió Fernando Hecker, tío de las víctimas, en su cuenta de Facebook.
Las niñas viajaban con sus padres rumbo a otra localidad para resguardarse de la tormenta, momento en que su auto quedó atrapado en el agua. Entonces, el conductor de una camioneta, identificado como Rubén Zalazar, intentó auxiliarlos, pero cuando la familia hacía el trasbordo de un vehículo a otro, una correntada más fuerte se los llevó a todos. Ayer sábado, una avioneta había localizado la combi en la que viajaba la familia.
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Bullrich y el ministro de Defensa, Luis Petri, fueron expulsados de un barrio afectado por un grupo de residentes que reclamaban por la demora de su presencia: “Anoche tenían que estar acá”, se escucha en un video compartido el sábado en redes sociales. Algunos de los vecinos intentaron llevar a rastras a Bullrich hacia una zona con agua estancada al grito de “mojate vos”, y tuvo que ser rescatada por personal de la policía y de la prefectura.
El último balance más reciente de las autoridades es de 13 muertos, de los cuales 11 ya fueron identificados y la alcaldía no descartó que haya más víctimas fatales en esta ciudad de 350.000 habitantes. Las autoridades buscan a dos niñas que “se las habría llevado el agua”, dijo Bullrich en diálogo con la emisora local Radio Mitre. La prensa argentina señaló que son hermanas y tienen 1 y 4 años de edad.
La cantidad de evacuados descendió de un máximo de 1.321 a unos 850 el sábado por la tarde, según un registro abierto dispuesto por la alcaldía. La tormenta dejó sin electricidad a gran parte de la ciudad, que alberga uno de los principales puertos de Argentina. Luego la alcaldía suspendió el suministro eléctrico por seguridad debido a la gran cantidad de agua en las calles.
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En el transcurso del sábado, la empresa de energía eléctrica de la ciudad informó que 120.000 usuarios permanecen afectados en su suministro. El temporal, que comenzó en la madrugada del viernes y duró hasta pasado el mediodía, descargó más de 400 milímetros de lluvia en ocho horas, que es “lo que llueve en todo el año en Bahía Blanca, prácticamente. (...) Esto es algo inédito”, sostuvo el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso.
El gobierno autorizó una ayuda para reparar daños de 10.000 millones de pesos (unos 9,2 millones de dólares). Para Andrea Dufourg, técnica en gestión ambiental, “esto es un claro ejemplo del cambio climático” que “se destaca por eventos meteorológicos que son extremos en los cuales pasan situaciones como lluvias intensas y demás, en este caso manifestadas también por una inundación que no solía suceder en algunos territorios”.
“Lamentablemente esto va a seguir pasando (…) no nos queda otra opción que preparar las ciudades, educar a los ciudadanos, establecer sistemas de alertas tempranas eficaces y actuar en consecuencia”, señaló a la AFP Dufourg, quien también es directora de políticas ambientales de la ciudad de Ituzaingó, en la periferia de Buenos Aires.
“No quedó nada”
“A nosotros nos tocó un metro y medio de agua. Lamentablemente no quedó nada”, dijo desde su consultorio afectado por las inundaciones el médico Eduardo Seminara, al canal local C5N. En la transmisión televisiva se puede observar que el interior de la habitación está plagado de manchas de barro y que aún queda agua por sacar. “Está todo arruinado”, dijo Seminara señalando a una pila de sillas, almohadones y libros mojados y rotos, acumulados sobre la vereda.
“De todas maneras no me quejo, no perdimos ninguna vida humana, nuestra familia está bien”, esboza con optimismo en medio de la catástrofe. Imágenes de televisión y otras divulgadas por vecinos a través de las redes sociales muestran a enfermeras y personal médico con bebés en brazos durante la evacuación del hospital José Penna. Más tarde fueron asistidos por el Ejército.
Un tramo de la ruta 3, una de las principales vías de comunicación de Bahía Blanca con el exterior, colapsó, según las autoridades. Este sábado, medios locales reportaron saqueos durante la noche y mostraron imágenes de comercios destrozados. También cayeron fuertes lluvias el viernes por la tarde y noche en la ciudad costera de Mar del Plata, a unos 400 km de Bahía Blanca.
Bahía Blanca tiene un triste historial de catástrofes climáticas, la última en diciembre de 2023 cuando un temporal de vientos provocó 13 muertes, derrumbó casas y dañó infraestructura. Las lluvias se movieron hacia el norte y el servicio meteorológico nacional emitió alerta naranja para el noroeste de Argentina. En particular, en la provincia de Tucumán (norte) se registraron fuertes lluvias que provocaron inundaciones.
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El papa Francisco agradeció a los médicos tras alentadora mejoría en su salud
- Ciudad del Vaticano, Santa Sede. AFP.
El papa Francisco, hospitalizado desde hace 24 días, dio este domingo las gracias a los doctores que lo tratan, después que el último parte médico informara que el jesuita argentino de 88 años respondía bien al tratamiento contra una neumonía bilateral. Su agradecimiento lo incluyó en su mensaje dominical del Ángelus que por cuarta semana consecutiva difundió el Vaticano por escrito, en lugar de su tradicional lectura por el papa desde la ventana del Palacio Apostólico en la plaza vaticana de San Pedro.
“Hermanos y hermanas, en mi prolongada hospitalización, también yo experimento el esmero en el servicio y la ternura en el cuidado, especialmente por parte de los médicos y de los operadores sanitarios, a quienes doy las gracias de corazón”, escribe. El líder espiritual de 1.400 católicos en el mundo fue ingresado el 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis, que derivó en una neumonía bilateral. Sin embargo, sufrió varias recaídas.
El último parte médico, difundido el sábado por la noche por la Santa Sede, informaba que Francisco mostraba una “buena respuesta” al tratamiento, con una “gradual y leve mejoría”. Tras pasar una “noche tranquila”, “ha continuado esta mañana con las terapias, entre ellas la respiratoria y la motora”, indicó la oficina de prensa del Vaticano.
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Francisco también recibió al secretario de Estado, el cardenal italiano Pietro Parolin, y al arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, números 2 y 3 de la Santa Sede, respectivamente. Los médicos se dieron algunos días todavía para confirmar los progresos, por lo que su pronóstico sigue siendo “reservado”, aunque la última crisis respiratoria fue el pasado lunes.
Desde entonces, una mascarilla de oxígeno le ayuda a respirar durante la noche, que cambia durante el día por cánulas nasales de alto flujo, un soporte más ligero. Los doctores no se han pronunciado sobre cuánto durará el ingreso ni tampoco sobre el tiempo que podría tomar la convalecencia de Jorge Bergoglio, en pleno “Año Santo” con miles de peregrinos en Roma.
Este domingo, no pudo presidir la multitudinaria misa con motivo del Jubileo del Mundo del Voluntariado, a la que asistieron miles de peregrinos con sus trajes de servicio de colores vivos. “La esperanza de que el papa se recupere está siempre presente en nosotros”, dijo a la AFP Matteo Peafrini, voluntario de Protección Civil de la región de Lombardía, en el norte de Italia.
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“Gesto de cercanía”
Con la esperanza quizás de verlo, Giuseppe Antonio Perazzo, de 74 años, acudió por segundo domingo consecutivo al hospital Gemelli a la hora del Ángelus, vestido elegantemente con traje y corbata oscuras, y camisa blanca. En sus manos, porta un cartel que dice: “Grande Jorge Mario sigue así con los médicos y enfermeras. Siempre y en todas partes papa Francisco”, y que orienta hacia la ventana de su apartamento en la décima planta de la clínica.
Unos 30 miembros de la congregación Ragazzi dell’Immacolata de Roma rezan un rosario, mientras que un numeroso grupo de jóvenes de clubes católicos cercanos a Milán, en el norte de Italia, se instalan por el suelo para rezar el Ángelus.
“Teníamos que estar en San Pedro”, pero los jóvenes “tenían muchas ganas de verlo”, indicó el sacerdote Marco Ferrari, de 32 años. “Dijimos no nos oirá, no lo veremos, pero fue un gesto de cercanía”, agregó.
A diferencia de su hospitalización en 2021 por una cirugía de colon, cuando sí salió al balcón del hospital, esta vez no se asomó.
Esta hospitalización, la cuarta y más larga desde 2021, genera preocupación por los problemas previos que debilitaron su salud en los últimos años: operaciones en el colon y el abdomen, y dificultades para caminar.
Y plantea además la cuestión de su capacidad para desempeñar sus funciones, máxime cuando el derecho canónico no prevé ninguna disposición en caso de un problema grave que pueda afectar a su lucidez.
El primer papa latinoamericano, que rechazó en los últimos tiempos renunciar como hiciera su predecesor Benedicto XVI, tampoco ha aparecido en público y se han publicado imágenes suyas.
Más allá de sus escritos y las informaciones oficiales, el único mensaje directo suyo fue un audio difundido el jueves en español en el que, con voz cansada y respiración entrecortada, agradece las oraciones por su salud.
Durante el mensaje del Ángelus, les dio de nuevo las gracias, pidió por la paz en “la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, el Líbano, Myanmar, Sudán y en la República Democrática del Congo”, y expresó su preocupación por la “violencia” en Siria.
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El papa Francisco muestra “buena respuesta a la terapia”
El papa Francisco, hospitalizado desde el 14 de febrero por problemas respiratorios, muestra “una buena respuesta a la terapia”, indicó ayer sábado el Vaticano en el último parte médico sobre la salud del jesuita argentino de 88 años.
“El estado clínico del Santo Padre en los últimos días se ha mantenido estable y, en consecuencia, atestigua una buena respuesta a la terapia”, subraya la Santa Sede, que habla de una “gradual y leve mejoría”.
El líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo fue ingresado hace 23 días en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis, que derivó en una neumonía bilateral. Desde entonces, su estado de salud ha sufrido altibajos.
La última recaída tuvo lugar el lunes, cuando sufrió “dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda”, pero, desde entonces, no se ha informado de nuevas crisis. Los médicos se muestran, sin embargo, cautos.
Esta hospitalización, la cuarta y más larga desde 2021, genera preocupación por los problemas previos que debilitaron su salud en los últimos años: operaciones en el colon y el abdomen, y dificultades para caminar.
La situación plantea además la cuestión de su capacidad para desempeñar sus funciones, máxime cuando el derecho canónico no prevé ninguna disposición en caso de un problema grave que pueda afectar a su lucidez.
Durante el día, el primer papa latinoamericano, que siguió sin fiebre, recibió la Eucaristía, rezó en la capilla de su apartamento privado en la décima planta del hospital, descansó y trabajó, precisó la Santa Sede.
Los médicos aún no se pronunciaron sobre cuánto durará el ingreso ni tampoco sobre el tiempo que podría tomar la convalecencia de Jorge Bergoglio, que en los últimos tiempos ha descartado renunciar como hiciera Benedicto XVI en 2013.
La estatua de Juan Pablo II, que preside la entrada de la clínica Gemelli, se ha convertido en el improvisado altar, donde depositar velas, rosarios, dibujos y flores. “Los peregrinos rezan por el papa”, dice uno de los carteles pegados en su base.
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Francisco, la Iglesia y la aldea global, con “pronóstico reservado”
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: AFP/Gentileza
Las fakenews agregan incertidumbre en estos tiempos en los que los incansables algoritmos replican una y otra vez esas falsedades reiteradamente desmentidas.
“Agradezco de todo corazón las oraciones que hacen por mi salud desde la plaza, los acompaño desde acá. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Gracias”, dijo con su voz debilitada pero clara el papa Francisco (88) unos pocos minutos antes de las 9 PM de Roma.
Se dirigió a quienes se aprestaban para rezar por su salud el santo rosario, en la plaza de San Pedro. Emocionante. Se escucharon vítores y hasta algunos llantos. La esperanza colectiva se dispara. Comprensible. Es noche de jueves. Desde hacía tres semanas no se sabía de él más que lo que dicen los partes médicos.
La evolución de la salud del pontífice –líder de la Iglesia católica universal y jefe del Estado Vaticano– es uno de los más relevantes temas informativos, políticos y sociales.
Medios tradicionales –así llamados– y las más diversas plataformas que sirven de soporte para las redes sociales publican una y otra vez con cada amanecer en Roma y hasta que el sol se pone en la Eterna los partes médicos que dan cuenta de la evolución de la “neumonía bilateral” que padece y hasta las 8 de la mañana de Roma, el jueves último, “evoluciona de modo normal”; transcurrió “una noche serena” y, al parecer, “no volvió a tener crisis respiratorias”.
Sin embargo, “su pronóstico sigue reservado”. Por ello, la médica Annalisa Bilotta, del Hospital Internacional Salvator Mundi, el papa “no está fuera de peligro”. Pese a ello escucharlo es casi balsámico.
COMUNICACIÓN RETICULAR
No obstante, después de la sorpresa y, ante lo inesperado, no hay certezas. Y, tal vez por ello, es que este tema es tendencia o –como se lo categoriza por estos tiempos de comunicaciones reticulares– es trending topic, aunque muchos y muchas lo incomprendan porque se trata del líder de una monarquía teocrática que ejerce su poder sobre un territorio de apenas 44 hectáreas que, según lo reporta Population Today el jueves pasado, tiene una población estable de 500 personas, de las cuales 237 son hombres y 263 son mujeres. En lo que corre de este año, en el Vaticano fallecieron dos mujeres.
La salud de Francisco preocupa. “Los papas siempre son noticia”, recuerdo que sostenía un viejo periodista, cuyo nombre reservaré, algunas décadas atrás. “Y, sobre todo, cuando sus fallecimientos no son claros”, agregaba aquel editor sabio y con frecuencia emisor de palabras crueles en muy alta voz.
Con un par de tragos y después de asegurar que tenía “tres obispos muy amigos”, recordaba que “el papa Juan XII, que reinó en la Tierra entre el 955 y el 964, fue asesinado a martillazos por el marido de una de sus amantes que lo ultimó después que los sorprendió justo…”.
Con el tiempo supe que aquella historia que personalmente descreía era totalmente cierta y, debo reconocerlo, aquel viejo y gruñón editor la contaba como nunca nadie antes, ni después, que yo recuerde.
En la muy protegida biblioteca de una abadía –que tampoco habré de mencionar con precisión, aunque sí diré que se encuentra en un barrio muy elegante de Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción– verifiqué que aquel papa –Otaviano de Túsculo, su nombre– nació en el Estado Pontificio de Roma en el 937.
Hijo por fuera del matrimonio de Alberigo II de Spoleto y nieto de Marozia, amante de Sergio III, también papa, era popularmente conocido como el Fornicario. Fue el papa 130 de la Iglesia católica y también el más joven de la historia. Tenía apenas 18 años cuando se sentó en el trono petrino.
Tiempos tremendos aquellos a los que el cardenal Caesar Baronius –cardenal de los Santos Nereo y Aquileo (1538-1607)– en el siglo XVI comenzó a llamar como “gobierno de las cortesanas” (del griego Πορνοκρατία – Pornokratía).
CAMBIOS
Desde entonces transcurrieron 1061 años. Los cambios en el mundo han sido muchos. No todos para bien, seguramente. Pero infinidad de ellos indudablemente sí. Pero la atención sobre los papas, las intrigas vaticanas, los contenidos que presuntamente se atesoran en los archivos secretos del Vaticano que, de divulgarse, harían trepidar a más de algún poderoso o poderosa del hoy o del ayer, mantienen singular atractivo.
Saber y asegurar que se sabe de presuntas conspiraciones o historias poco santas son clásicos para la literatura, para el cine, para la tele y, más recientemente, para el streaming. Filmes como “Monseñor” (1982), “La mujer papa” (2009), “Ángeles y demonios” (2009), “El rito” (2011), “El cardenal” (1963), “Los dos papas” (2019) siempre son atractivos. Algunos, inolvidables.
Lo conspiranoide suele pagar bien si las historias –verdaderas o no– están bien contadas. Muerte, sexo, violencia, corrupción son ingredientes seguros a la hora de producir contenidos audiovisuales. Y las enfermedades de los papas, también.
De la muerte de Pío XI, que falleció el 10 de febrero de 1939, oficialmente por un “ataque al corazón”, aún circula la versión de que fue envenenado. La misma sombra de dudas cubre la muerte repentina de Juan Pablo el 29 de setiembre de 1978 después 34 días de reinado.
Todos los poderes albergan misterios. No solo en el Vaticano. La muerte accidental de Diana Spencer –Diana de Gales, Lady Di, la Princesa del Pueblo– en París el 31 de agosto de 1997, en un trágico accidente automovilístico, sigue dando que hablar. De ella, de quien fuera su esposo, el rey Carlos III, de sus hijos Guillermo y Harry… y hasta de su suegra, la reina Isabel II. ¿Será inevitable?
COMPLEJIDAD
El uso de la palabra suele ser algo complejo. Siempre. Incluso cuando se quiere decir aquello que se supone como una simple expresión. Veamos qué intento decir cuando digo lo que digo o, más precisamente, lo que dije. ¿Querer saber es querer informarse? No siempre.
La Real Academia Española (RAE) dice que “saber” es “tener noticia o conocimiento de algo” o “tener información sobre alguien o algo”. Acerca de “informar(se)”, destaca que “con el sentido de ‘hacer saber algo a alguien’, puede construirse de dos modos” y pasa a explicar. “a) Informar [a alguien] de algo. (En cuyo caso) La información se expresa mediante un complemento con de o sobre”; y “b) Informar [algo] a alguien. (Que es cuando) La información se expresa mediante un complemento directo y va, por tanto, sin preposición”. Para que se comprenda acabadamente. Informo de tal cosa; o, le informó a… de…
En ese contexto claro –aunque no siempre taxativo ni definitivo– porque, como también lo señala la RAE, es necesario tener presente “el sentido” que quien informa pretende producir y/o el objetivo que quiere alcanzar con esa operación comunicacional se puede dilucidar una de las enormes dificultades que entraña y exige, desde una perspectiva ética y profesional, el oficio de periodista.
¡Y a esto se debe agregar –como problema, sin dudas– que no siempre quien quiere informarse para contar a quienes procuran saber se encuentra con quien esté dispuesto a responder (informar) públicamente sobre aquello que millones quieren “saber” que, como se dijo más arriba, es “tener noticia o conocimiento de algo” o “tener información sobre alguien o algo”!
¿Juegos de poder… y de palabras? Definitivamente, sí. Entre quien quiere informarse para informar y quien debe informar (responder) para que otros y otras se informen. Complejo, por cierto. Juegos de intereses, juegos de rol. Y mucho más desde la extendida práctica de la comunicación reticular canalizada tanto a través de nuestros ordenadores y tabletas como desde nuestros teléfonos inteligentes.
Desconocemos cuáles son las exigencias que se autoimponen quienes –gratuitamente o no– se manifiestan a través de esos soportes. X, Telegram, TikTok, WhatsApp, Signal, Messenger, Facebook –por mencionar solo algunas plataformas entre las más populares– no son en sí mismas buenas ni malas, pero sí son tan dinámicas, inquietantes y sorprendentes como la humanidad misma que, objetivamente, tampoco es buena ni mala.
ERA DE LA MOFA
Nada nuevo. Cuando los teléfonos fijos cambiaron muchas de las prácticas sociales eran comunes las llamadas falsas, anónimas y hasta aquellas que algunos realizaban para burlarse de quienes con inocencia respondían a muy estudiadas bromas de mal gusto que además muchos grababan para que miles las escucharan se burlaran y rieran.
Con las cámaras ocultas largos años se hizo lo mismo. ¿La era de la mofa? “¡La realidad es compleja!”, sostiene Yuval Noah Harari en “Nexus”, su obra más reciente, en la que también señala que “en su uso cotidiano, la información se asocia con símbolos de creación humana como la palabra hablada o escrita”.
Entonces… ¿qué es la realidad? ¿De qué se trata? Vuelvo a Harari: “La información es un intento de representar la realidad y cuando ese intento tiene éxito lo denominamos verdad”. ¿Es tan así?
“La mayoría de la información en la sociedad humana, y sin duda en otros sistemas biológicos y físicos, no representa nada”, responde. ¡Y mucho menos cuando el debate es sobre la verdad, para definirla! En la construcción de la verdad necesariamente intervienen la información y la cultura.
DEMANDA SOCIAL
Y, aún en ese contexto, es razonable asumir la información como carencia y necesidad. La ciudadanía –que carece total o parcialmente de conocimiento– necesita de la información para satisfacer y superar aquello que no conoce. Esa es la demanda social. Toda sociedad demanda información y verdad. Desde ese lugar, entonces, Yuval Noah sostiene y advierte que “la verdad no es una representación unívoca de la realidad”.
El viejo padre Jorge está enfermo. El que fuera cardenal Bergoglio, primado de la Argentina y desde el 13 de marzo de 2013 es Francisco, el papa, se debilita. Ese hombre de fe, de creencias sólidas, que pareciera disfrutar de su tránsito por el poder que ejerce y quiere hacer saber que lo hace, está enfermo.
Aquel porteño que nació en el barrio de Flores Sur un 17 de diciembre de 1936 y desde hace una docena de años vive en el Vaticano y, además, es el obispo de Roma, está grave. Pero, aun así, pareciera que no declinará de ninguna de sus responsabilidades. Y así lo hace saber a través del sistema de comunicación vaticano extendido en el mundo.
“+++Ultimas noticias de @Pontifex_es: El papa ha pasado una noche tranquila y aún está descansando @HolySeePress jueves 6-3″, reporta desde Roma la colega periodista Elisabetta Piqué a través de su cuenta en la red X, @bettapique.
En Buenos Aires los relojes marcan 5 AM. A la misma hora el Vaticano oficialmente comunica que “el pontífice sigue descansando tras una noche tranquila”. Un poco más tarde agrega que “tras despertarse, continuó con sus terapias, incluida la fisioterapia motora activa”.
Agrega que “su estado de ánimo seguía siendo bueno”; que “ha retomado algunas actividades laborales”; “ha pasado el día en un sillón”; “participó en el rito de bendición de las Santas Cenizas que le impuso el celebrante y luego recibió la Eucaristía”; que “después se dedicó a algunas actividades de trabajo”; que “por la mañana, llamó al P. Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia de Gaza”; y, finalmente, reporta que en “la tarde, alternó descanso y trabajo”.
BULOS
Pero no toda es información oficial la que circula desde que el pontífice enfermó y fue internado. “Con profundo dolor, anunciamos el fallecimiento de nuestro amado Santo Padre, Jorge Mario Bergoglio. El papa Francisco ha entrado en el descanso eterno hoy a las 19:39 en el Hospital Universitario Agostino Gemelli de Roma”, dijo un mensaje en la red TikTok el 25 de febrero.
Las redacciones de los medios tradicionales se paralizaron en procura de establecer la veracidad de ese breve texto. “El papa Francisco no ha fallecido el 25 de febrero de 2025 a los 88 años. El pontífice continúa ingresado en el Hospital Universitario Gemelli de Roma”, reporta el 26 de febrero a las 16:00 VerificaRTVE (Radio Televisión de España).
Agrega que “el portal informativo Vatican News no ha emitido el anuncio de la muerte del pontífice” y precisa que el fallecimiento que no fue se lo “atribuye la publicación de TikTok (y) se trata de una imagen manipulada para que parezca una publicación real”.
Episodios como este se repiten casi sin interrupción. Bulos, fakenews, putas mentiras. Llámalas como más te dé en gana. Lo de siempre, siempre. Y un poco más de incertidumbre en estos tiempos en los que los incansables algoritmos replican una y otra vez esas falsedades reiteradamente desmentidas. Complejidades del ecosistema digital.
En “La salud de los papas”, un libro magnífico del colega periodista Nelson Castro que publicó Sudamericana en 2021, cuenta que el 9 de julio de 1903 –cuando León XIII estaba enfermo de gravedad– el diario L’Osservatore Romano, que informaba cotidianamente sobre el estado de salud del pontífice, consideró necesario asegurar que lo hacía sin tener “otra intención ni otro interés que el de enterar al lector, capaz de formarse una idea exacta y adecuada, día a día, incluso varias veces al día” de cuál era la situación.
Y en ese contexto hizo foco sobre los difusores de mentiras con claridad. “Dejemos a otros (medios) algunos lujos particulares, en gran parte fantásticos, que a menudo traicionan el propósito de explorar la curiosidad del público” y aseguró “lamentar mucho que otros cediendo a los estímulos de un interés que no sea moral, que sea marcadamente material, se dejen llevar por comentarios, conjeturas y pronósticos, incluso inconvenientes o al menos inútiles e inoportunos”.
VERDAD INCOMPLETA
Seis días antes, al papa León XIII “se le diagnosticó una pleuritis aguda”. Cuenta Castro que 48 horas después “Su Santidad recibió la visita del cardenal de Estado, Mariano Rampolla del Tindaro, quien sostenía que se debía dar a conocer un parte médico (y se acordó hacerlo) con la condición de excluir cualquier referencia a diagnósticos que hicieran mención a las palabras ‘pulmonía’ o ‘neumonía’”.
Contar una verdad incompleta. El también jefe de Estado Vaticano –el primero que falleció en el siglo pasado– dejó esta vida a las 15:59 del 20 de julio de 1903 cuando tenía 93 años. El reporte oficial consigna que “murió ‘plácidamente’ (y) según esos documentos, el Sumo Pontífice no perdió la conciencia ni por un segundo hasta que su corazón dejó de latir”.
Castro, también médico –que tengo la convicción de que escribió ese libro por pedido o, al menos, sugerencia de Francisco– consiga en el texto que “desde hace varios siglos, el Vaticano se empeña en hacernos creer que los papas conservan la lucidez hasta el último aliento y que mueren, en la gloria divina, de un modo casi envidiable, dulce y apasionante”.
En la página 257 reseña: “Marzo de 2013. La Iglesia católica vivía días de agitación. (…) La renuncia del papa Benedicto XVI la había puesto en un trance desconocido en la modernidad”.
¿Cuál es el contexto en la Iglesia católica y la aldea global amenazada de guerra, una docena de años después, cuando el viejo padre Jorge –el Jesuita, como lo llaman los apreciados colegas periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, en el libro de coescribieron en 2010– a los 88 enferma con “pronóstico reservado”?
Allí está una de las claves de los días que inevitablemente corren más allá de la “neumonía bilateral” que padece Francisco.