El presidente argentino, Javier Milei, dijo ayer sábado durante su discurso en la apertura anual del Congreso que la “motosierra” con la que alude a su plan de desguace estatal “es un símbolo de un cambio de época” y pidió apoyo al Congreso para un nuevo acuerdo con el FMI.
“La motosierra hoy es un símbolo de un cambio de época, el inicio de una nueva era dorada para la humanidad, pero esta vez, en vez de ir a contramano del mundo, Argentina está a la vanguardia del mundo”, aseguró.
Consideró que “los ojos del mundo hoy se posan en Argentina” y que “en algunos casos incluso toman nota” de lo hecho por su gestión “para aplicarlo en sus propios países, como está haciendo Elon Musk al frente de la cartera de desregulación de Estados Unidos”.
Milei anunció que Argentina está cerca de llegar a un nuevo acuerdo que incluiría un desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) que permitiría “eliminar este año” los controles cambiarios. El pago de la deuda, aclaró, surgirá “de un mayor ajuste fiscal vía reducción del gasto público”.
“En los próximos días pediré al Congreso que apoye al Gobierno en este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, dijo el mandatario argentino, aunque advirtió que no le sorprendería que los legisladores no lo acompañen.
En un discurso cargado de datos económicos y dardos a la oposición de cara a los comicios de medio mandato en octubre, dijo además que “la motosierra no es solo un programa de gobierno, es una política de Estado que seguirá durante años y no parará hasta que no encuentre el final del Estado en el largo plazo”.
Durante la primera mitad de su discurso de 45 minutos, Milei repasó su primer año de gestión y calificó a su programa económico como “el más exitoso” hasta la fecha: “Hemos reducido la inflación a una velocidad sin precedentes”, dijo. Celebró el despido de 40.000 empleados públicos, la eliminación del Instituto de Cine, el Ministerio de la Mujer, el Instituto contra la Discriminación y de la agencia de noticias estatal Télam, a los que calificó como “cajas de militancia”.
Dijo además que suprimió la obra pública porque era “uno de los curros (estafas) de la política” e invitó a “erradicar la mentira de que la obra pública genera trabajo”, al asegurar que en realidad “genera impuestos”. También prometió impulsar una modificación del sistema laboral y una “reforma impositiva estructural”, así como una “profunda reforma migratoria”.
El anuncio referido a la reforma laboral se da el mismo día en el que el sindicato de trabajadores estatales denunció una nueva ola de casi 3.000 despidos en el sector público y tras la pérdida de 200.000 puestos de trabajo en 2024.
“Criptogate”
El discurso se vio interrumpido en varias ocasiones por aplausos, en un contexto que por momentos se asemejó al de un acto partidario, ante la ausencia de la mayoría de los legisladores.
En su intervención, Milei se refirió indirectamente a los señalamientos por su participación en una supuesta estafa con una criptomoneda: “El Banco Central les robó a los argentinos 110.000 millones de dólares. Vengan ahora a hablar de estafa piramidal”, dijo, antes de afirmar que el Tesoro utilizará el eventual desembolso del FMI “para pagar su deuda con el Banco Central”.
El denominado “criptogate” que sacude el universo político argentino comenzó el 14 de febrero, cuando el presidente promovió, según él “de buena fe”, una criptomoneda que en dos horas colapsó con pérdidas multimillonarias, en un caso que es investigado por la justicia argentina y la estadounidense.
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Esta semana, en medio del “criptoescándalo”, Milei nombró a dos jueces de la Corte Suprema por decreto, medida repudiada por casi toda la oposición. El viernes apuntó sus cañones contra el gobernador opositor de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, al que le sugirió renunciar por hechos de inseguridad en su distrito. En este sentido, Milei reiteró este sábado su propuesta de bajar la edad de imputabilidad y aumentar las penas.
Para la consultora política Shila Vilker, la estrategia del gobierno en los próximos meses será “endurecer su discurso, adoptar un tono aún más agresivo, como mecanismo de defensa ante un programa basado únicamente en la estabilidad económica, algo que, según muchos economistas, más tarde o más temprano sufrirá un golpe por la necesidad de devaluar”.
“La gran pregunta es si las reservas y los créditos que llegarán del exterior lograrán mantener el precio del dólar y de esa forma controlar la macroeconomía. Si lo logra, el éxito en las elecciones legislativas de este año estará garantizado”, dijo Vilker a la AFP, refiriéndose a los comicios de octubre.
Fuente: AFP