• Fuente: AFP/Alina Dieste

La crisis que atraviesa la principal empresa de inversión ganadera en Uruguay, con pérdidas millonarias tras la reciente quiebra de otros dos fideicomisos, sacude al sector en este país de matriz productiva agropecuaria, e inquieta al nuevo gobierno que asumirá el 1 de marzo.

Tres fondos que ofrecían inversiones en ganado a cambio de una renta fija de 7 % o más según el plazo y monto colocado, colapsaron en los últimos meses, provocando decenas de denuncias penales de los afectados, estimados en unas 7.000 personas.

“Hay uruguayos que trabajaron, pudieron ahorrar e invirtieron sus ahorros. Han sido damnificados, y muchos perdieron mucho. La justicia se encargará de evaluar las responsabilidades. Pero tenemos que impedir que vuelva a pasar”, escribió en la red social X el presidente electo, Yamandú Orsi.

La vicepresidenta electa, Carolina Cosse, coincidió con el designado ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, en que el Banco Central del Uruguay (BCU) estuvo “omiso” en los controles. Sin embargo, el BCU dijo que supervisar este tipo de inversiones no está dentro de sus cometidos.

Para el presidente de la Bolsa de Valores de Montevideo, Ángel Urraburu, la situación es “asimilable a la crisis bancaria de 2002″. “Esperemos que de aquí en adelante para todos los emprendimientos que tengan oferta pública en forma masiva haya una intervención del Banco Central”, declaró.

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Conexión Ganadera, fundada en 1999 y con unos 4.200 inversores, fue el último de los fideicomisos en caer. La semana pasada reconoció ante un centenar de clientes un déficit de USD 250 millones. Esta empresa ofrecía distintos productos, desde una renta fija de 7 % en seis meses por una colocación mínima de 15.000 dólares, hasta 9 % a 11 % en 24 meses por al menos USD 50.000.

“Está con un pasivo de USD 400 millones en cuanto a inversiones y dinero de inversionistas, y un activo que ronda los USD 150 millones, tanto en cabezas de ganado como en créditos a cobrar”, dijo Sebastián Dotta, abogado de algunos inversionistas.

Dos empresas con modelos similares ya quebraron: a fines de noviembre entró en concurso de acreedores República Ganadera, con unos 1.500 inversores, y semanas antes, la Justicia decretó el concurso del Grupo Larrarte, con cerca de un millar de clientes y cuyos dueños son investigados por estafa.

Según Dotta, las empresas alegan que la corrida que se generó por la pérdida de confianza en el sector se sumó a otras dificultades, como la sequía de 2023 y las variaciones de precios y costos. Analistas subrayaron que un negocio de renta variable como el ganadero, que muchas veces no llega al 3 % anual, difícilmente puede ofrecer el 7 % o más.

El sector ganadero, incluyendo carne, subproductos y lácteos, representó cerca del 10 % del PIB de Uruguay en 2023, según el último informe sobre el rubro publicado por la agencia Uruguay XXI.

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