Militares mexicanos avanzan este jueves en la construcción de nueve albergues en puntos fronterizos para recibir a nacionales deportados desde Estados Unidos, a raíz de la ofensiva del presidente Donald Trump contra la migración ilegal.

Miembros de la Marina levantan uno de estos refugios en un extenso campo deportivo de la ciudad de Matamoros (estado de Tamaulipas, noreste), observó una corresponsal de la AFP. Incluye carpas verde oliva para el personal militar, que se encargará de la seguridad del complejo, y una estructura metálica que albergará las tiendas de campaña de los deportados.

A medida que se erigen las carpas, el lugar adquiere la apariencia de un campo de refugiados. Otros tres albergues están siendo habilitados en distintos puntos de la frontera -de 3.100 km- para recibir a deportados extranjeros, según había anticipado la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum.

El gobierno mexicano aún no ha precisado la capacidad total esperada de los albergues, dotados además con cocinas y baños y donde se ofrecerá desde comida y servicios de salud, hasta asesoría para la “reintegración”.

“Los centros de atención van bien (...), hay dos que terminan hoy en la noche ya de instalarse y los otros el fin de semana ya estarán completamente listos”, dijo este jueves la mandataria, refiriéndose a los refugios para mexicanos. Se estima que el de Matamoros -uno de los tres que se construye en Tamaulipas- tendrá una capacidad para acoger entre 2.500 y 3.000 personas, de acuerdo con autoridades municipales.

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“Se espera estar recibiendo de 200 a 250 personas diarias”, prevé el alcalde de Matamoros, Alberto Granados. Su colega de Reynosa (Tamaulipas), Carlos Peña, advierte sin embargo que una deportación masiva podría rebasar las capacidades.

“Ningún municipio está preparado” para ello. “No hay suficiente espacio y la situación se podría volver crítica”, indicó Peña esta semana, por lo que instó a que los extranjeros sean enviados directamente desde Estados Unidos a sus países.

Hasta ahora no hay informes de deportados por las redadas que anunció Trump, aunque a Matamoros y a sectores fronterizos siguen llegando personas expulsadas que fueron detenidas antes de la posesión del magnate republicano el pasado lunes. Matamoros, de unos 542.000 habitantes, se ubica sobre la ribera del río Bravo, a través del cual cruzan habitualmente migrantes indocumentados hacia Texas, Estados Unidos.

Según la anterior administración de Joe Biden y Sheinbaum, esos cruces se habían reducido gracias a la aplicación móvil CBP One, mediante la cual los migrantes programaban citas para pedir asilo. No obstante, al asumir el cargo Trump desmanteló ese programa y anunció la deportación de millones de migrantes, a quienes acusa de “criminales” y de invadir su país, y el despliegue de 1.500 militares adicionales en la frontera.

Los otros ocho albergues para mexicanos se construyen en los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León, como parte del programa “México te abraza” anunciado por Sheinbaum ante las amenazas de Trump.

El plan prevé una aplicación móvil para que los migrantes mexicanos puedan contactar a los consulados de su país en Estados Unidos en caso de redadas, así como ayudas económicas si son expulsados. Se estima que unos seis millones de mexicanos viven indocumentados en Estados Unidos.

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