El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer lunes por la noche el indulto para unos 1.500 participantes en el asalto de partidarios suyos al Capitolio el 6 de enero de 2021. Poco antes, el nuevo presidente estadounidense había anunciado que ejercería su poder para poder emitir perdones el primer día de su mandato, una de sus promesas de campaña.
“Es por el 6 de enero, para los rehenes, alrededor de 1.500 personas que serán completamente indultadas”, dijo al firmar el decreto en el Despacho Oval, añadiendo que incluía conmutaciones de penas. Trump ha restado regularmente importancia a la gravedad del asalto del Capitolio, una jornada que ha calificado como un “día de amor” y de “efusión de afecto” hacia él.
Cientos de partidarios del republicano, empujados por sus infundadas acusaciones de fraude electoral, asaltaron el Capitolio, santuario de la democracia estadounidense, en un intento de impedir la certificación de la victoria de su oponente Joe Biden.
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Indultos preventivos de Biden
Horas antes de ceder el poder a Donald Trump, Joe Biden blindó ayer lunes a un grupo de congresistas, funcionarios y familiares ante una posible revancha personal de su sucesor al conceder indultos preventivos para protegerlos de “procedimientos judiciales injustificados y políticamente motivados”.
Poco después de juramentarse como el 47º presidente de Estados Unidos, Trump criticó los indultos porque a su juicio beneficiaron a “personas que eran muy, muy culpables de delitos muy graves”. Se refería sobre todo a miembros de la comisión de investigación parlamentaria que denunciaron su presunto papel en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
En la lista de indultados también están el exjefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, el antiguo arquitecto de la estrategia de lucha contra el covid-19, Anthony Fauci; y la exparlamentaria republicana Liz Cheney. Además, fueron incluidos policías que testificaron ante el comité investigador de los incidentes en el Capitolio.
“Creo en el estado de derecho y soy optimista en cuanto a que la fuerza de nuestras instituciones jurídicas acabará prevaleciendo sobre la política. Pero estas son circunstancias excepcionales, y no puedo en conciencia no hacer nada”, afirmó Biden, de 82 años, en un comunicado para justificar la iniciativa.
“Las investigaciones infundadas y políticamente motivadas causan estragos en la vida, la seguridad y la solvencia económica de las personas investigadas y sus familias. Incluso cuando las personas no han hecho nada malo -y de hecho han hecho lo correcto- y serán finalmente exoneradas, el mero hecho de ser investigadas o procesadas puede dañar irreparablemente su reputación y sus finanzas”, añadió.
“De forma alarmante, los funcionarios públicos han sido objeto de continuas amenazas e intimidaciones por desempeñar fielmente sus funciones” escribió el demócrata, quien pasó el testigo a Trump a mediodía (17:00 GMT). “Algunos han sido incluso amenazados con procesos judiciales”, precisó.
En septiembre, Trump, que ha elegido a Kash Patel, muy cercano a él y conocido conspiracionista, para dirigir la policía federal (FBI), había prometido que tras su victoria “estas personas que hicieron trampas serán perseguidas con todo el peso de la ley, incluidas largas penas de cárcel”.
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“Ningún delito”
El general Milley, que fue jefe del Estado Mayor del Ejército durante el primer mandato de Trump, advirtió durante la campaña que el multimillonario republicano es un “fascista hasta la médula” y la “persona más peligrosa para este país”. El propio Trump había sugerido que el oficial era culpable de “traición” y que en otros tiempos habría sido ejecutado.
“Mi familia y yo estamos profundamente agradecidos al presidente por su decisión”, dijo este lunes el general Milley en un comunicado. Tras 43 años en el ejército, dijo que no quiere pasar el resto de su vida “defendiéndose de quienes podrían buscar venganza injustamente” o infligiendo esa angustia a sus seres queridos.
En cuanto al doctor Fauci, cuya franqueza durante la pandemia de coronavirus le enfrentó a menudo con Donald Trump durante su primer mandato, se ha convertido desde entonces en una de las figuras más desprestigiadas para un sector de la derecha y los movimientos conspiracionistas que piden su imputación.
En una entrevista el lunes, el médico de 84 años agradeció al presidente Biden pero aseguró que no había “cometido ningún delito” que pudiera justificar “una investigación o un proceso penal” en su contra.
Liz Cheney, por su parte, se ha convertido en la voz del movimiento anti-Trump dentro del campo republicano. Esta excongresista, que perdió su escaño en 2022 frente a un trumpista, hizo campaña junto a la candidata demócrata Kamala Harris.
Indulto a familiares
En sus minutos finales en el cargo, Biden también concedió indultos preventivos a cinco familiares cercanos. “Mi familia ha sido objeto de incesantes ataques y amenazas, motivados únicamente por el deseo de hacerme daño (...). Lamentablemente, no tengo motivos para creer que estos ataques cesarán”, dijo Biden en un comunicado en el que anunció indultos para sus hermanos James Biden, Valerie Biden y sus respectivas parejas, y para su hermano Francis Biden.
En diciembre, Biden fue criticado por conceder un amplio indulto a su hijo Hunter, condenado en dos procesos distintos por posesión ilegal de un arma de fuego y fraude fiscal. Las anunciadas este lunes fueron las últimas medidas de clemencia de la presidencia saliente. Biden anunció el viernes que había conmutado la cifra récord de casi 2.500 condenas por delitos de drogas no violentos. En diciembre ya había concedido 39 indultos y 1.500 conmutaciones, y conmutado las penas de 37 de las 40 personas condenadas a muerte por los tribunales federales.
Fuente: AFP.