El papa Francisco, quien apareció con una herida en el mentón, elevó el sábado al rango de cardenales a 21 prelados de los cinco continentes, con una importante presencia latinoamericana, reflejo de su interés por las periferias en una Iglesia cada vez más globalizada. Con este “consistorio ordinario”, el décimo desde su elección en 2013, el papa argentino, que cumplirá 88 años en pocos días, sigue consolidando su legado y moldeando a su imagen el colegio de cardenales que llegado el momento deberá designar a su sucesor.
Francisco designó a más del 78 % de los 140 cardenales “electores”, aquellos menores de 80 años, con poder de voto en los cónclaves que requieren una mayoría de dos tercios para elegir un pontífice. La ceremonia del Consistorio comenzó la tarde del sábado en el majestuoso marco de la Basílica de San Pedro en Roma, el mismo día de la reapertura de Notre Dame de París, a la cual el papa decidió no asistir.
Con la voz entrecortada, Jorge Bergoglio apareció con un gran hematoma en el mentón, cubierto por un vendaje. Según fuentes vaticanas, se golpeó al caer de la cama el viernes por la mañana, aunque el Vaticano no emitió un comunicado al respecto. Como es tradición, los nuevos “príncipes de la Iglesia” se arrodillaron uno tras otro ante él para recibir la birreta, un bonete cuadrangular de color púrpura y un anillo. “¡Adelante!”, les dijo el santo padre en señal de aliento.
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Riqueza en la diversidad
Desde su elección, Francisco destaca diócesis remotas en lo que llama las “periferias”, incluso en lugares donde los católicos son minoría, rompiendo con la costumbre de distinguir sistemáticamente a arzobispos de grandes diócesis como Milán o París. Esta nueva promoción sigue la misma línea, con una importante representación de América Latina y Asia, pero solo dos de África (los de Abiyán en Costa de Marfil y de Argel).
Los nuevos cardenales latinoamericanos serán los arzobispos de Lima, Carlos Gustavo Castillo; de Santiago del Estero y primado de la Argentina, Vicente Bokalic; de Guayaquil, Luis Gerardo Cabrera; el arzobispo de Santiago de Chile, Fernando Natalio Chomali, y el de Porto Alegre, en Brasil, Jaime Spengler.
“Tenemos que profundizar esta línea de una Iglesia abierta”, dijo antes de vestirse de púrpura el argentino Bokalic en una entrevista al medio oficial de la Santa Sede, Vatican News. Asia-Pacífico, la región que más ha crecido en la última década, está representada por el belga Dominique Joseph Mathieu, arzobispo de Teherán-Ispahán, por el arzobispo de Tokio y por el obispo de la comunidad ucraniana en Melbourne (Australia).
“Al fijar su mirada en ustedes, que proceden de historias y culturas diferentes y representan la catolicidad de la Iglesia, el Señor los llama a ser testigos de fraternidad, artesanos de comunión y constructores de unidad”, afirmó el papa en su homilía.
El nuevo colegio cardenalicio “presenta una diversidad rica, geográfica y sociológica”, lo que es una señal “positiva”, pero “a condición de que se refuerce la colegialidad”, señaló en una entrevista con AFP monseñor Jean Paul Vesco, de 62 años, arzobispo de Argel y uno de los promovidos.
El papa argentino, quien critica con frecuencia la “mundanidad espiritual” y busca librar a las altas esferas de la Iglesia del culto a las apariencias, también advirtió a los cardenales sobre el peligro de dejarse “deslumbrar por el atractivo del prestigio y la seducción del poder”.
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Promover al clero
La elección de los cardenales incumbe exclusivamente al jefe de la Iglesia católica, quien los selecciona según sus propios criterios y prioridades. Tienen la misión de asistir al papa en el gobierno central de la Iglesia. Algunos residen en Roma y desempeñan funciones en la Curia (el “gobierno” del Vaticano), pero la mayoría ejerce su ministerio en sus diócesis de origen.
La creación de cardenales es seguida de cerca por los especialistas religiosos, que la ven como un indicio sobre la posible línea del futuro líder espiritual de la Iglesia católica y sus cerca de 1.400 millones de fieles. Además, Francisco dejó abierta la posibilidad de renunciar, al igual que su predecesor Benedicto XVI, si su salud en declive lo justificara.
Comprometido con una Iglesia de base y descentralizada, Jorge Bergoglio busca promover al clero de países en desarrollo hacia los rangos más altos de la institución. Sin embargo, la elección de un papa es siempre impredecible, y algunos cardenales nombrados por Francisco no comparten necesariamente sus ideas, e incluso se oponen abiertamente a ellas.
Otros consideran que la gran diversidad de los cardenales, que se conocen poco entre sí y se ven rara vez, podría llevar al próximo cónclave a buscar un compromiso con una figura fuerte y equilibrada que inspire confianza colectiva.
Fuente: AFP.