El expresidente y candidato republicano a la Casa Blanca Donald Trump anunció este viernes que Robert F. Kennedy Jr, vástago del clan político más famoso de Estados Unidos y activista antivacunas, desempeñará un “papel importante” en su gobierno si gana las elecciones de 2024.
En declaraciones a periodistas en el exterior de un restaurante halal en Dearborn, Míchigan, Trump estimó que Kennedy “va a desempeñar un papel importante en el cuidado de la salud”.
“Él sabe más sobre eso que nadie”, añadió.
Kennedy tiene “algunas opiniones con las que casualmente estoy muy de acuerdo y lo he estado durante mucho tiempo”, sostuvo el magnate, quien evitó preguntas sobre si aprueba su retórica sobre las vacunas.
Kennedy, un exdemócrata, se postuló como independiente a principios de la campaña pero tiró la toalla en agosto para apoyar al millonario republicano de 78 años.
Se rumorea que es un candidato para un puesto en el gabinete, posiblemente como secretario de Salud y Servicios Humanos.
Durante un mitin en el Madison Square Garden de Nueva York la semana pasada, Trump insinuó que permitiría a Kennedy “descontrolarse con la salud”.
Y el jueves por la noche sugirió a la multitud de Nevada que este mandato se extenderá a la “salud de las mujeres”, enfureciendo aún más a los demócratas ya indignados por las revocaciones de derechos al aborto lideradas por los republicanos en más de 20 estados.
Las nominaciones del gabinete requieren la confirmación del Senado por una mayoría simple de 51 votos. El vicepresidente puede romper un empate si es necesario.
Desde mediados de la década de 2000, Kennedy ha ascendido hasta convertirse en una figura destacada en el movimiento global antivacunas.
Dijo, por ejemplo, que las vacunas contra el covid-19 son las “más mortales jamás creadas” y sugirió que el virus fue “dirigido étnicamente” para perjudicar a las personas negras y blancas y salvar a los “judíos askenazis y a los chinos”.
Leé también: Rescatan a dos niñas y detienen al padre por supuesto proxenetismo
Antaño este Kennedy fue un abogado ambiental muy respetado y considerado para el cargo de administrador de la Agencia de Protección Ambiental del expresidente demócrata Barack Obama.
Fuente: AFP
Dejanos tu comentario
EE. UU. llega a su gran día electoral sin un vencedor claro en el horizonte
Los ciudadanos estadounidenses están llamados mañana martes a las urnas para determinar el futuro político del país durante los próximos cuatro años. La vicepresidenta Kamala Harris aspira a prolongar el gobierno demócrata ante un Donald Trump que busca hacer historia volviendo a la Casa Blanca cuatro años después, en un contexto en el que las encuestas evitan dar por sentada la victoria de alguna de las dos candidaturas.
Aunque el proceso como tal lleva semanas en marcha habida cuenta de que los ciudadanos ya han podido votar por correo e incluso de manera presencial, mañana será el gran día. Cuando cierren los colegios electorales -la mayoría lo harán entre la 1:00 y las 6:00 de la España peninsular-, comenzará un goteo de proyecciones y resultados a partir del cual conocer al futuro inquilino de la Casa Blanca.
Técnicamente, los ciudadanos no eligen de manera directa al presidente, sino a los integrantes del Colegio Electoral, en virtud de un particular sistema que establece que la candidatura vencedora en cada estado se lleva todos los representantes en juego en dicho territorio; a excepción de Maine y Nebraska, donde el reparto es proporcional.
Lea más: Felaban en Paraguay: “brinda una plataforma estratégica para atraer inversiones”
No existe un gran organismo federal en el que seguir la noche electoral, por lo que el goteo de proyecciones de los grandes medios irá tiñendo el mapa de azul o rojo en función de cada estado. La media general de encuestas da una clara ventaja a Harris en voto popular, pero la exsecretaria de Estado Hillary Clinton experimentó hace ocho años que no basta con obtener más sufragios que su rival sino imponerse en zonas claves, los conocidos como ‘swing states’.
Estos territorios no votan claramente demócrata o republicano y oscilan en función de cada cita. La media nacional de encuestas de RealClearPolitics apunta que en los estados en disputa, Trump mantiene su ventaja en Arizona, Nevada, Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia, mientras que Harris parte por delante en Wisconsin y Michigan.
El contador de cada candidato irá subiendo a lo largo de la noche y una vez que uno de ellos alcance los 270 electores, más de la mitad de los integrantes del Colegio Electoral, se le proclamará ‘de facto’ vencedor. La tradición marca entonces una sucesión de discursos de victoria y derrota, si bien Trump hace cuatro años se negó a reconocer públicamente el triunfo del actual presidente, Joe Biden.
La Casa Blanca no es lo único que está en juego, ya que la Cámara de Representantes, controlada actualmente por los republicanos, se renovará totalmente, y en el Senado, con dominio demócrata, se ponen en juego una tercera parte de los escaños. Controlar el Legislativo o al menos una de las dos cámaras es imprescindible para que un presidente pueda tener margen de maniobra política, tanto simbólica como práctica.
Una campaña convulsa
Estados Unidos llega al 5 de noviembre tras una de las campañas electorales más convulsas de la historia reciente. En un inicio, el ‘ticket’ demócrata debían compartirlo Biden y Harris, pero el mal desempeño del presidente en su debate televisado contra Trump -27 de junio- y una sucesión de errores reavivaron el debate sobre su avanzada edad y le forzaron a hacerse a un lado. Su figura parecía ya amortizada.
La ‘número dos’ tomó las riendas con el aval del presidente y sin primarias de por medio, una excepción que el Partido Demócrata intentó solventar con una conferencia nacional destinada a impulsar a Harris y a su nuevo compañero, Tim Walz, gobernador de Minesota.
La mera celebración de la convención permitió a la vicepresidenta, que aspira a ser la primera mujer en la Casa Blanca, dispararse en las encuestas, pero el desgaste de cuatro años en la Administración y la falta de ideas claras o cambios de opinión sobre ciertos temas ha lastrado su popularidad. Su esperanza pasa por atraer a los indecisos que no quieren otros cuatro años de Trump.
En el bando contrario al de Harris está Trump, que se presentó de nuevo a las primarias de los republicanos dispuesto a arrasar y sin un mínimo contrapeso dentro de su partido. Si hace ocho años los moderados intentaron pararle los pies en un primer momento, en 2024 ya todos parecían resignados a asumir lo que a todas luces parecía inevitable.
De hecho, a Trump no parece haberle pasado factura ni el asalto al Capitolio de enero de 2021, protagonizado por cientos de sus seguidores, ni los múltiples frentes judiciales que tiene abiertos. En mayo, se convirtió en el primer presidente condenado en Estados Unidos, por falsificar registros para comprar el silencio de una exactriz porno, Stormy Daniels, poco antes de los comicios de 2016.
Aspira a emular a Grover Cleveland, el único presidente en tener dos mandatos no consecutivos, y lo hace sin variar un ápice su estrategia populista, que le ha llevado a colar en un debate un bulo sobre inmigrantes que comen mascotas o a incorporar como vicepresidenciable al senador J.D. Vance, salpicado también por varias polémicas.
Trump ha sobrevivido en campaña a un intento de asesinato del que salió herido: el 14 de julio, un individuo disparó en pleno mitin en Pensilvania antes de caer abatido por las fuerzas de seguridad. El candidato resultó herido en una oreja, mientras que un hombre que asistía al acto falleció, lo que desencadenó una ola de solidaridad y condena unánime en plena ola de polarización política.
A mediados de setiembre, el magnate volvió a ser víctima de otro intento de ataque en su propio club de golf en Florida, si bien la persona detenida no llegó a efectuar disparo alguno.
Cuatro años
Pase lo que pase este martes, no habrá un recambio inmediato en el Despacho Oval. El sistema político de Estados Unidos viene marcado por una mezcla de leyes y tradiciones que arranca con la celebración de las elecciones el primer martes después del primer lunes de noviembre y concluye el 20 de enero del año siguiente ante la entrada principal del Capitolio con la investidura formal del próximo presidente o presidenta.
Quien pronuncie el discurso triunfante tendrá que lidiar con una economía aparentemente en auge, pero que sigue preocupando a los ciudadanos -un 81 % reconoce que es un aspecto que tendrá en cuenta al depositar su voto, según Pew Research Center-. También la inmigración se ha colado entre las preocupaciones generales, con un Trump hablando abiertamente de “invasión”.
Podés leer: Bolivia: Evo Morales acusa al Gobierno de desestimar su propuesta de diálogo
En materia social, Harris ha hecho especial hincapié en que con Trump en la Casa Blanca derechos de las mujeres como el del aborto estarán en peligro, advirtiendo de una tendencia de retroceso que ya comenzó con un dictamen del Tribunal Supremo en junio de 2022. Tener las riendas del país puede ser además clave para modificar el actual dominio conservador en el Alto Tribunal, ya que el futuro presidente tendrá previsiblemente margen para nombrar a algún magistrado.
Trump también ha hecho gala en campaña de ser un presidente garante de la paz y ha llegado a decir que, si él hubiese seguido cuatro años más en el cargo, Vladimir Putin no se habría atrevido a invadir Ucrania o no existiría la actual escalada de violencia en Oriente Próximo. En lo que sí coinciden ambos aspirantes es en dejar claro que Israel es el principal aliado en esta región, pese a las críticas deslizadas por la Administración Biden al primer ministro Benjamin Netanyahu.
En Europa, tanto en la órbita de la UE como de la OTAN se observa con atención la cita a la expectativa de lo que pueda ocurrir. Harris simboliza para la gran mayoría de los gobiernos la continuidad de las políticas de Biden, mientras que Trump ya demostró que está dispuesto a añadir más presión política, económica o en materia de Defensa sobre sus teóricos aliados europeos.
Fuente: Europa Press
Dejanos tu comentario
“Hugo Fleitas se arriesga a ir preso”, dice Jaeggli acusándolo de la crisis financiera del PLRA
El exsenador Alfredo Jaeggli acusa a Hugo Fleitas de ser el artífice del descalabro financiero del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). El dirigente político solicita que el también exgobernador de Cordillera renuncie a la presidencia de la nucleación opositora con la finalidad de instalar un directorio transitorio para zanjar la crisis interna.
“La consultoría nunca se terminó. Hugo Fleitas se arriesga a ir preso, no son claras las cuentas. Si empezamos a ser malos ahí habrá una cacería de brujas. Efraín Alegre puso la contabilidad del partido en la categoría A, esto quiere decir que estaba todo saldado las deudas, caso contrario el Banco Continental no hubiese realizado préstamos (en los pasados comicios generales) a un partido que está en Informconf”, sostuvo.
El también exsenador considera urgente que tanto Fleitas como la vicepresidenta primera del Partido Liberal, Alba Talavera renuncien a sus cargos para que la conducción política de la nucleación sea tomada por un directorio hasta el 2026.
“Se debe producir la renuncia de ambos, luego el directorio que elija a un presidente, al vicepresidente primero y al vicepresidente segundo (directorio transitorio). Posteriormente hay que traer a todos de vuelta, abrir el partido a los jóvenes, perdonarnos. Yo creo que el Partido Liberal tiene que hacer una catarsis”, dijo en una entrevista con BM online.
De esta manera Jaeggli sostiene que la propuesta de desdoblar las elecciones internas del PLRA de los comicios municipales del 2026, realizada por los movimientos disidentes, encabezados por el Nuevo Liberalismo, no prosperará y terminará estancándose en la Corte Suprema de Justicia.
La disidencia propone que las votaciones internas del PLRA sean realizadas el 17 de agosto del 2025. “Yo no estoy a favor de las elecciones anticipadas, no podemos acortar ningún mandato. El desdoblamiento que aprobaron por convención es inconstitucional. Nosotros tenemos que respetar la institucionalidad, no podemos hacer barbaridades”, sentenció Jaeggli.
Te puede interesar: Jaime Bestard es designado como presidente del TSJE
Dejanos tu comentario
Harris y Trump van con todo tras el voto indeciso
Kamala Harris y Donald Trump cruzaron acusaciones ayer en estados muy disputados en busca del voto de los indecisos para las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos.
La vicepresidenta demócrata y su rival, el expresidente republicano, siguen en empate técnico en las encuestas cuando 73 millones de personas ya han votado por anticipado.
Ambos se centran en los estados clave, donde los candidatos suelen ganar por la mínima, a diferencia de los otros que son tradicionalmente republicanos o demócratas.
En Atlanta, la capital del estado de Georgia, la exsenadora, que aspira a convertirse en la primera presidenta del país, atacó a su rival. Lo acusó de considerar “un enemigo” a todo aquel que discrepe con él, de haber “nombrado a dedo a tres miembros de la Corte Suprema” durante su mandato (2017-2021) con la intención de que dinamitaran el derecho federal al aborto y de querer bajar los impuestos “a los millonarios y las grandes corporaciones”.
En un mitin en la localidad de Scranton, en Pensilvania, un estado clave en estos comicios, el presidente Joe Biden insistió en este punto. En Carolina del Norte, Trump volvió a cargar contra su rival.
“Habla de unidad, y luego me llama Hitler”, se quejó de Harris. En realidad la vicepresidenta le ha llamado “fascista”, pero no Hitler.
Sí dio crédito hace días a unas declaraciones realizadas por el exjefe de gabinete en la Casa Blanca, John Kelly, según el cual Trump le dijo que Adolf Hitler “también hizo algunas cosas buenas”. El magnate quiere recuperar las llaves de la Casa Blanca. Si lo logra, se convertiría en el primer presidente con una condena penal y cuatro inculpaciones a sus espaldas.
Ante una muchedumbre de seguidores incondicionales, Trump consideró que los malos datos del empleo revelados el viernes son un regalo que puede influir en la votación.
En la recta final aumenta el miedo a un posible estallido de violencia si Trump pierde y se niega a reconocer su derrota, como hizo en 2020.
Dejanos tu comentario
Donald Trump contra el Deep State y la izquierda woke
Este martes se celebran las elecciones en los Estados Unidos y marcará un punto de inflexión en la política interna de ese país y el mundo. El pueblo norteamericano tiene dos candidatos muy diferentes: Donald Trump, del partido Republicano, y la candidata del partido Demócrata, Kamala Harris.
También habrá elecciones al Senado y a la Cámara de Representantes (para nosotros Diputados) que se realizan cada dos años revitalizando la democracia para evitar la concentración del poder.
¿Pudo los EE. UU. contener esa concentración del poder que tanto aborrecían sus padres fundadores? Fuera de los poderes tradicionales, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, surgieron otros. Mientras tanto, la poderosa economía norteamericana que hasta sesenta años atrás era del 40 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial, hoy es del 25 por ciento.
Los tiempos cambian. Convertido en un faro de libertad con su Declaración de Independencia en 1776 y su Constitución de 1787, EE. UU. fue asediado por ideas equivocadas. En el presente tiene predicamento la ideología woke izquierdista aliada con el globalismo, siendo las universidades norteamericanas su centro de difusión.
La ideología woke cuyo origen está en el marxismo lenilista fomenta la corrección política para contar con un discurso hegemónico. Sus adeptos dicen que Homero, Aristóteles, Shakespeare, Cervantes y otros son una imposición. Por ello insisten en imponer la cultura de la cancelación y la ideología de género para asestar el golpe de muerte hacia sus más acérrimos adversarios: la filosofía de la libertad y la tradición judeo-cristiana.
Kamala Harris es la representante del wokismo, la izquierda autoritaria y globalista. Al woke globalista le encanta un gobierno distante del pueblo para reemplazarlo por un nuevo orden mundial mediante la tecnocracia de las nuevas élites.
Los woke globalistas vienen por todo. Manipulan el lenguaje a través de la posverdad socialista. Resulta urgente, por tanto, plantear una resistencia siendo la única manera de lograrlo a través de la consagración de la vida, la libertad y la propiedad donde Dios es su roca firme.
Donald Trump es parte de esa resistencia. Reconoce este problema de fondo del cual también forma parte el Deep State (el Estado profundo) que considera su enemigo. El Deep State está conformado por el poderoso complejo militar industrial norteamericano, las agencias de inteligencia y el Pentágono que desean el triunfo de Kamala Harris porque les asegura la “guerra perpetua”, cuestión que también está en juego en esta elección.
Estamos ante una encrucijada para la sobrevivencia de la civilización occidental. Y el campo de enfrentamiento es la elección de este martes 5 de noviembre. Trump representa lo más cercano de la tradición conservadora de respeto a la vida, la libertad, la propiedad, en la fe puesta en Dios y en el valor de la familia.
(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”, “Cartas sobre el liberalismo”, “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes”, y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la república”.