El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confía en un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para tener más libertad de acción en las guerras que lleva adelante en Oriente Medio.
La presidencia de Trump fue provechosa para Netanyahu. Durante su mandato (2017-2021) Estados Unidos trasladó su embajada a Jerusalén y reconoció la soberanía de Israel en los ocupados Altos del Golán.
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Además Trump contribuyó a la normalización de las relaciones entre Israel y tres países árabes, retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, enemigo de Israel al que volvió a imponer duras sanciones económicas.
Esto lleva a los analistas a pensar que Netanyahu espera una victoria electoral de Trump que, sin embargo, ha lanzado mensajes algo ambiguos sobre Israel a lo largo de su campaña.
Así, por un lado ha animado a Israel a bombardear las instalaciones nucleares de Irán pero, al mismo tiempo, ha dicho que “el ataque del 7 de octubre nunca hubiera ocurrido si él hubiera sido presidente” y que presionará a Israel para terminar las guerras en curso.
Vital, una victoria de Trump
Pero como aislacionista poco interesado en política exterior, Trump podría dar a Netanyahu más libertad para operar en los conflictos abiertos en Gaza y Líbano.
“Uno de los hitos de Netanyahu son las elecciones de Estados Unidos. Reza por una victoria de Trump porque piensa que le dará mucha libertad de movimiento y le permitirá hacer lo que aspira”, afirma a la AFP Gidon Rahat, profesor de ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Aviv Bushinky, comentarista político y ex jefe de gabinete de Netanyahu, coincide con él: “Su experiencia con los republicanos es muy buena (...), no como con los demócratas que son más duros con él”.
El actual presidente Joe Biden ha mantenido una fría relación con Netanyahu a pesar de insistir en su “férreo apoyo” a Israel.
A diferencia de Trump, el mandatario demócrata ha presionado a Netanyahu para que no ataquen las instalaciones nucleares o de producción de petróleo de Irán.
El ataque israelí del sábado contra la República Islámica, anticipado desde que Teherán lanzó casi 200 proyectiles contra el Estado hebreo a principios de mes, se centró finalmente en instalaciones de fabricación y disparo de misiles.
Pero Trump y Netanyahu también mantienen una cercana relación personal. Esta misma semana el expresidente estadounidense se vanagloriaba de llamar frecuentemente al dirigente israelí. “Tenemos una muy buena relación”, dijo el candidato republicano en un mitin en Georgia. “Vamos a trabajar con ellos muy estrechamente”.
Para Bushinsky, estas eventuales ventajas pesan sobre cualquier preocupación. “Creo que Netanyahu está dispuesto a asumir el riesgo de la impredecibilidad de Trump”, afirma.
Encuesta israelí favorece a Trump
La popularidad de Trump no se limita a Netanyahu, sino que se expande en gran parte de la opinión pública de Israel. Una encuesta realizada en septiembre por Mitvim, el Instituto Israelí de Política Exterior Regional, mostró que un 68 % de los interrogados creían que Trump iba a defender mejor los intereses de Israel.
Solo un 14 % eligieron a la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris a pesar de que declara repetidamente su apoyo a Israel y su derecho a defenderse.
“En Israel, más que en cualquier otra democracia liberal fuera de Estados Unidos, Trump es más popular que Harris”, sostiene Nadav Tamir, exdiplomático israelí en Estados Unidos y miembro de la junta directiva de Mitvim.
Pero una nueva administración de Trump puede deparar sorpresas, advierte este analista.
El expresidente se ha rodeado de republicanos “que son aislacionistas y no quieren que Estados Unidos sea el líder del mundo libre o alianzas internacionales”.
Entre los palestinos no hay mucho entusiasmo por ninguno de los candidatos, dice Khalil Shikaki, un politólogo palestino.
“Los palestinos desconfían de ambos candidatos y ven pocas diferencias entre ellos”, señala.
Fuente: AFP