El Mando Central del Ejército de EE. UU. (CENTCOM) ha confirmado este sábado una serie de ataques aéreos lanzados a primera hora del viernes contra varios campamentos de la organización yihadista Estado Islámico en Siria.
El CENTCOM, que de momento no tiene constancia de víctimas civiles ni ha precisado el lugar exacto de estos ataques, ha asegurado en un comunicado que los bombardeos tienen como objetivo “interrumpir la capacidad de Estado Islámico para planear, organizar y perpetrar ataques contra Estados Unidos, sus aliados y la población civil”.
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Estados Unidos lleva años lanzando ataques en Siria, especialmente en el noroeste del país, específicamente dirigidos contra cabecillas de Estado Islámico y de la organización Guardianes de la Religión, afiliada a Al Qaeda.
Estado Islámico perdió el control de su último bastión en marzo de 2019 con la toma de Baghuz por parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) --encabezadas por la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG)--, si bien ha llevado a cabo decenas de atentados durante los últimos meses, especialmente en el triángulo entre las provincias de Homs, Raqqa y Deir Ezzor.
Fuente: Europa Press
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Bíperes y walkie-talkies prohibidos en todos los vuelos iraníes
Irán prohibió los bíperes y walkie-talkies en todos los vuelos, informó la prensa local el sábado, semanas después de las letales explosiones de estos dispositivos del movimiento islamista Hezbolá en Líbano, atribuidas a un sabotaje de Israel.
“Se ha prohibido la entrada de cualquier dispositivo de comunicación electrónica, excepto teléfonos móviles, en las cabinas de vuelo o en los vuelos de carga”, informó la agencia de noticias ISNA, citando al portavoz de la Organización de Aviación Civil de Irán, Jafar Yazerlo.
La decisión se produjo más de tres semanas después de los ataques contra miembros del grupo Hezbolá, aliado de Irán, en Líbano, en los que explotaron bíperes y walkie-talkies. Al menos 39 personas murieron y cerca de 3.000 resultaron heridas en el ataque, del que Irán y Hezbolá culparon a Israel.
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A principios de este mes, la aerolínea Emirates, con sede en Dubái, prohibió los bíperes y los walkie-talkies a bordo de sus aviones. Las tensiones regionales se han disparado desde el estallido de la guerra de Gaza en octubre del año pasado, implicando a grupos proiraníes de Líbano, Irak, Siria y Yemen.
Varias aerolíneas han suspendido en las últimas semanas sus vuelos a Irán tras el ataque con misiles de Teherán contra Israel el 1 de octubre. Irán disparó unos 200 misiles contra Israel en represalia por la muerte del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, en un ataque israelí en Beirut en septiembre.
Desde entonces, Israel ha prometido tomar represalias, y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo que la respuesta será “mortal, precisa y sorprendente”.
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Fuente: AFP
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Paraguay homenajeó a las víctimas del 7-0
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Israel: rehenes liberados se movilizan por los que siguen cautivos
Pasaron casi 10 meses desde que Aviva Siegel fue liberada de Gaza, pero sus pensamientos permanecen en el territorio palestino, donde su esposo Keith sigue secuestrado por Hamás. Siegel forma parte de los rehenes liberados durante una breve tregua de una semana en la guerra entre Israel y Hamás el pasado noviembre, y que anhelan reunirse con sus seres queridos aún cautivos.
“Sigo en Gaza”, explica Aviva Siegel a AFP, describiendo su estado mental. “Pienso en Keith todo el tiempo. No soporto imaginar que él y los demás están 40 metros bajo tierra, sin aire para respirar y sin comida”. Aviva y Keith fueron secuestrados en el kibutz Kfar Aza, cerca de la frontera con Gaza, durante el ataque sin precedentes de Hamás el 7 de octubre. Fueron dos de las 251 personas secuestradas ese día por los islamistas.
La tregua de una semana en noviembre permitió que los milicianos liberaran a 105 rehenes secuestrados a cambio de 240 palestinos encarcelados en Israel. Siegel fue una de las primeras en contar su historia públicamente tras regresar a Israel. “Muchas veces quise morir”, relata con voz temblorosa. “Cuando salí había perdido 10 kilos. Apenas podía caminar, comer o beber. No quiero imaginar en qué situación está Keith”, señala. De los rehenes secuestrados el 7 de octubre, 97 siguen en Gaza, incluidos 33 que, según el ejército israelí, están muertos.
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“Imperdonable”
Poco después de su liberación, Siegel comenzó a participar en protestas semanales en Tel Aviv para exigir un acuerdo de tregua que permita el retorno de los otros rehenes. Las protestas han ido en aumento para presionar al gobierno y que alcance un acuerdo. El hecho de que el ejército israelí recuperara los cuerpos de seis rehenes en un túnel en Gaza a fines de agosto puso en evidencia la necesidad urgente de avanzar, afirma Siegel.
“Keith sigue ahí. Tenemos que sacarlos. Es algo cruel, insoportable e imperdonable”, insiste. Al igual que Siegel, Raz Ben Ami fue liberada durante la tregua de noviembre y está a la espera de la liberación de su esposo, Ohad Ben Ami, de 55 años.
También sale a las calles para exigir avances hacia un acuerdo, vistiendo una camiseta con la imagen de su esposo. “Estoy harta de que mi gobierno no haga lo suficiente para traer de vuelta a los rehenes. Harta de esta pesadilla que me lleva de regreso a Gaza todos los días”, recalca. “Harta de enterrar rehenes, que vuelven en ataúdes”, clama.
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“Todavía es 7 de octubre”
Otra participante habitual en las protestas en Tel Aviv es Bat Sheva Yahalomi, que lleva una camiseta con una imagen de su esposo Ohad Yahalomi, capturado el 7 de octubre en el kibutz Nir Oz junto con su hijo Eitan, de 12 años. Bat Sheva no puede dejar de pensar en la última vez que se vieron, antes de que unos hombres armados la llevaran junto con los niños lejos de Ohad, quien quedó herido en el suelo mientras intentaba proteger a su familia.
“Lo último que vio fue nuestro secuestro y probablemente no sabe qué nos pasó”, explica. Ella y sus dos hijas lograron escapar al caer de la moto de su captor. Eitan fue liberado durante la tregua de noviembre, tras pasar 52 días en Gaza. Pero para Bat Sheva, que tiene la doble ciudadanía franco-israelí, el cautiverio de Ohad significa que “todavía es 7 de octubre”.
“Me rompe el corazón pensar que (los rehenes) puedan perder la esperanza de ser rescatados”, insiste desde su nuevo hogar en un kibutz en el centro de Israel. En su refrigerador, junto a fotos de días más felices, cuelga una imagen de su esposo junto a la frase “Tráiganlos a casa”. Cuando sus hijos le preguntan dónde está su padre, Bat Sheva les cuenta “la verdad” pero se esfuerza por mantener sus ánimos en alto. “Prefiero pensar que está vivo”, resume.
Fuente: AFP.
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Entre la lluvia de misiles iraníes y el aullido de coyotes
Por Juan Carlos Dos Santos G.
Enviado especial de Nación Media a Israel.
Tras una semana mas que movida, casi sin dormir y con la adrenalina aún elevada, retorno a casa en paz y feliz, con la sensación que genera el deber cumplido pero con las ganas de poder seguir en un lugar que, desde hace un año, es el punto focal de una confrontación que no se queda entre esas fronteras.
El título propuesto para este artículo no es una simple frase llamativa tendiente a atraer lectores, son realidades, dos de ellas, entre un sin fin de hechos que me tocó vivir, nos tocó vivir mejor dicho, a un grupo de periodistas iberoamericanos, los últimos días de setiembre y los primeros de octubre en Israel.
Quizás cinco días fue el tiempo justo para esta cobertura increíble, donde pudimos ver de cerca los horrores del radicalismo islámico, un cáncer que se propaga a velocidad asombrosa, al encontrar en las redes sociales y en los jóvenes occidentales, el combustible perfecto para su avance.
Fuimos seleccionados e invitados por Fuente Latina, una agencia de noticias especializada en temas del Medio Oriente para el mundo de habla hispana. Durante esos días nos ayudaron a comprender en el propio terreno, los sucesos del pasado 7 de octubre.
Si ya el programa de por si era increíblemente atractivo, la coyuntura geopolítica y militar nos hizo saber que llegamos a la región en el momento exacto para ser parte de un hecho histórico aunque no haya sido la primera vez.
NO FUIMOS TESTIGOS, FUIMOS PARTE
Decir que fuimos testigos sería minimizar lo que vivimos porque en realidad fuimos parte del mismo. Pero así como llegamos en la semana clave, también quiso el destino que no llegáramos a otro evento y sin exagerar, eso quizás nos salvó la vida.
En el tercer día de nuestro recorrido, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) nos da la primera alerta de que no estamos en el lugar solo para hacer conocer al mundo los horrores y las atrocidades cometidas por el grupo terrorista Hamás el 7 de octubre de 2023. No, hay algo más que eso, que de por si no era poco.
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Israel decide incursionar en territorio libanés, para iniciar una cacería en su propio terreno, al grupo terrorista que desde el 8 de octubre, no ha dejado de lanzar cohetes hacia poblaciones civiles del norte del pais un solo día. La permisividad y la sospechosa pasividad de los organismos internacionales, llevó al gobierno de Israel a declarar persona no grata al mismísimo secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
RUMBO A HAIFA
Buscando estar lo más cerca permitido a la operación militar, partimos para la ciudad de Haifa, un importante puerto israelí a orillas del Mediterráneo, a 50 km de la frontera con el Líbano y cuya visita estaba prevista igualmente, pero para conversar con algunas personas afectadas por Hezbollah y que se vieron forzados a abandonar sus casas.
Ahora ya es sabido lo que ocurrió. Mientras estábamos en Haifa, la coordinadora de la organización recibe un mensaje confirmado que EE. UU. había comunicado al gobierno de Israel, la inminencia de un brutal ataque por parte de Irán hacia todo el territorio hebreo.
Responsable por nuestra seguridad y ni que decir por nuestras vidas, ella apresuró el final del recorrido en Haifa y de manera casi intempestiva, subimos al minibus que se había convertido en nuestro refugio por esos días y como “alma que vio al diablo”, el conductor comienza a tejer zig zag en la ruta que nos retornaría a Tel Aviv.
“AL SUELO Y A PROTEGER LA CABEZA”
El hecho de recibir instrucciones de como actuar en caso de producirse un ataque y nos sorprenda en la ruta y lo que es peor, lejos de un refugio anti bombas, obligatorio en Israel desde1991 en la Guerra del Golfo, ya nos ponía en claro la inminencia de una situación desconocida y límite para nosotros.
La preocupación eleva la tensión dentro del bus, condimentado con conversaciones en hebreo y en voz baja pero con tono de real preocupación entre la coordinadora, el conductor y el camarógrafo de la organización.
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Para colmo de males, se suma un factor que complica más las cosas. El tráfico para ingresar al centro de Tel Aviv está sobrepasado y nuestro movimiento se vuelve lento. Comienzo a mirar posibles lugares a donde correr en caso que suene la alarma de ataque aéreo.
En este punto hago una pausa para agradecer los consejos del querido Sergio Gryn, quien en octubre de 2023, cuando fui también a la cobertura del 7-O, se ocupó de explicarme como ponerme a salvo si se produjera un ataque aéreo y yo me encuentre en la calle o en la playa.
SE VIENEN LOS PEORES MOMENTOS
El retraso por el tráfico congestionado en una de las entradas a Tel Aviv, hizo de actor principal pero pasó desapercibido incluso hasta unas horas después para todos nosotros. No solo no podíamos adivinar, sino que jamás imaginaríamos lo que estábamos por vivir.
Teníamos que llegar a un edificio residencial conocido como Ruth Daniel, lugar escogido para degustar un asado con un grupo de militares.
A pocos metros de la entrada del edificio hasta donde nos dirigíamos, tres terroristas palestinos, luego se supo provenían de la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, o Judea & Samaria, mataron con disparos de fusiles M-16, en el lugar, a dos personas más antes de ser neutralizados por los soldados y policías que se encontraban en los alrededores.
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Un tercer terrorista logró escapar herido y armado con cuchillo, atacó a varias personas mientras se confirmaba un tercer deceso de las víctimas de disparos.
De haber llegado 10 minutos antes al mismo lugar al que llegamos, bien podríamos haber podido ser víctimas de estos desequilibrados.
El pesado tráfico ayudó que eso no suceda. El destino y/o una fuerza superior, nos ayudó a no ser parte más que como testigos al llevarnos a ese lugar minutos después del ataque terrorista que finalmente dejó 7 muertos y una decena de heridos.
SIRENAS, BÚNKER Y 181 MISILES
No habrían transcurrido ni 10 minutos de nuestra llegada cuando se disponían a presentar al grupo que sería nuestro anfitrión en la terraza, cuando de manera simultánea, quizás con imperceptibles fracciones de segundo de diferencia, suena la alarma de ataque aéreo, tanto en la ciudad como en las aplicaciones y el militar que estaba al frente de la parrilla nos pide, en una reacción inmediata dirigirnos a los refugios.
Cada piso del edificio con una habitación de seguridad y comenzamos a bajar por las escaleras para buscar una donde refugiarnos. Traicionado por la adrenalina que generó ese momento, comienzo a filmar lo que sucede. Descendimos un piso, descendimos dos y allí nos pidieron que ingresáramos al cuarto de seguridad, y nos metimos todos.
“PÓNGANSE CÓMODOS, POR FAVOR”
En el lugar estaban como cinco jovencitos, cuatro chicas y un chico, vestidos con el uniforme militar, un adulto quien podría ser el padre de una de las chicas uniformadas y nosotros.
Fue todo tan vertiginoso que nos arrinconamos por las paredes como moscas, hasta que una de las chicas dice en inglés, “¡no se queden ahí parados, siéntense y pónganse cómodos!”.
Noto que una de ellas mirá su teléfono y como la alarma no paraba de sonar, lo que indicaba que estábamos ante un ataque muy intenso y continuado, ellas se juntan, se abrazan y comienzan a rezar el “Shema Israel”, la plegaria más sagrada del judaísmo.
Estuvimos casi 40 minutos dentro de ese cuarto de seguridad ante la más absoluta incertidumbre de lo que podría suceder ni cuanto tiempo estaríamos allí. El año pasado ya había vivido durante casi todos los días que estuve en el país, el “rito” de correr al búnker del hotel apenas escuchaba la alarma pero en casi todos los casos, esta cesaba ante que pudiera llegar pero ahora no fue así, y empeoró la situación, el hecho que comenzábamos a escuchar las explosiones, ya sea por resultado de las intercepción de los sistemas de defensa de Israel o bien por el impacto de los misiles balísticos iraníes en los alrededores.
FIN DE LA ESPERA
Tras cuarenta minutos de tensión y espera, uno de los militares israelíes de origen argentino, entra al cuarto de seguridad y avisa que ya podemos dejar el lugar.
Lo que sigue es natural, cada uno contando al otro lo que todos vivimos en esos minutos. Tras brindar una y otra vez, no recuerdo bien si era por haber salido ileso de algo muy grande o si fue simplemente por haber vivido esa experiencia. Creo que mucho de los dos.
A salir del lugar comenzamos a dimensionar, no solo el ataque del que fuimos parte sino lo cerca que estuvimos del ataque terrorista que, para ese momento, ya había dejado 6 fallecidos sin contar a los propios atacantes. Luego nos enteramos que las soldados se habían puesto a rezar tras ser informadas que un terrorista había escapado herido y atacó con arma blanca a otras personas en Yafo, la zona árabe de la ciudad de Tel Aviv.
Eso también demuestra que, aunque mucho más intenso que otras ocasiones, el ataque iraní no era la principal preocupación de ellas, sino el acto terrorista, impredecible y mucho más letal.
En el tiempo en que estuvimos dentro del búnker del tercer piso del edificio Ruth Daniel, todos priorizamos obviamente informar a nuestras familias de nuestra situación, convencidos que era un momento en que todos los ojos, bocas y oídos del mundo se posaron sobre Israel.
AÑO NUEVO DECORADO CON AULLIDOS
Detallar lo vivido en solo cinco días, podría requerir de varias páginas por lo que para dar sentido al titulo, debo explicar que nuestra presencia no coincidió con los días previos al aniversario de una masacre, ni con el ataque más grande que haya recibido Israel de manera directa por otro país, sino que también estuvimos para Rosh Hashaná, el año nuevo judío y para celebrarlo, la noche antes de nuestra salida, nos invitaron a participar de la tradicional cena en un moshav, algo similar a un kibutz pero más pequeño y privado. Nos recibió una familia que nos hizo sentir igual a las tradicionales celebraciones familiares de año nuevo en nuestros países.
LOS COYOTES SE SUMAN A LA CELEBRACIÓN
Era una zona rural, bastante oscura, era el campo, aunque estaba a pocos kilómetros del aeropuerto Ben Gurión y mientras el abuelo de la familia iba realizando y explicando cada paso del rito, no muy lejos un coyote comenzó a aullar largamente y no tardaron otros en imitarlo, hasta que, al igual que nuestro país, escuchamos en algunas partes del campo el cantar de las ranas que se va extendiendo, el aullido de los coyotes hizo lo mismo, hasta formar un concierto de decenas de ellos aullando de manera sincronizada pero no simultánea. No recuerdo bien quien fue, pero alguien dijo: “No se preocupen, esos no son lobos ni coyotes, solo son terroristas de Hezbollah que ya no pueden usar bipers”.
LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO SE AMPLIA
Quizás el instinto de estos animales nos advertía que ya era hora de partir. La tormenta que se ya estábamos viviendo en ese momento, iba a empeorar y el “dulce año” que los judíos y sus amigos se desean por el ciclo que comienza, iba a demorar un poco.
La operación en el Líbano estaba incipiente en ese entonces, hoy ya casi es una guerra total entre la Fuerza de Defensa de Israel y el grupo terrorista pro iraní Hezbollah y lo peor, parece que podría extenderse a otras regiones como Siria, Irak y Yemen. Es innegable que una guerra produce dolor, muerte y destrucción pero también es innegable que Israel lucha por los valores de la civilización y no solo la Occidental porque el terrorismo no respeta fronteras ni razas. Y vaya que lo hemos comprobado.