El creador de ChatGPT, OpenAI, lanzó este jueves o1, una nueva línea de modelos de inteligencia artificial (IA) generativa capaz de razonar y de responder a preguntas particularmente complejas, por ejemplo de matemáticas.
A diferencia de sus predecesores, estos nuevos modelos han sido concebidos para refinar sus procesos de pensamiento, probar diferentes métodos y reconocer errores antes de proporcionar una respuesta final.
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El director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, elogió los modelos como “un nuevo paradigma: una IA que puede realizar razonamientos complejos de propósito general”.
Sin embargo, advirtió que la tecnología “todavía tiene fallas, es limitada y parece más impresionante la primera vez que se la usa que después de pasar más tiempo con ella”.
OpenAI, respaldado por Microsoft, dijo que en los ensayos, los modelos se desempeñaron de manera comparable a los estudiantes de doctorado en tareas difíciles de física, química y biología.
También destacaron en matemáticas y codificación, logrando una tasa de éxito de 83% en un examen de calificación para la Olimpiada Internacional de Matemáticas, en comparación con el 13% de GPT-4o, su modelo de uso general más avanzado.
En un concurso de matemáticas para estudiantes de secundaria estadounidenses, o1 quedó “entre los 500 mejores”, añadió.
“Al igual que un ser humano que puede pensar mucho tiempo antes de responder una pregunta difícil, o1 utiliza una cadena de pensamiento (...) Aprende a reconocer y corregir sus errores. Aprende a descomponer las etapas más delicadas en otras más simples. Aprende a probar un enfoque diferente cuando el actual no funciona”, explicó OpenAI.
La compañía dijo que las capacidades de razonamiento mejoradas podrían usarse para que los investigadores de atención médica anoten datos de secuenciación celular, que los físicos puedan generar fórmulas complejas y los desarrolladores de computadoras sean capaces de construir y ejecutar diseños de varios pasos.
Indicó igualmente que los nuevos modelos son capaces de resistir mejor que los anteriores los intentos de eludir los mecanismos de seguridad.
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OpenAI destacó que sus medidas de seguridad reforzadas incluían acuerdos recientes con los Institutos de Seguridad de IA de Estados Unidos y Reino Unido, a los que se les concedió acceso temprano a los modelos para su evaluación.
Fuente: AFP
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Las amenazas de la nueva tecnología ya están entre nosotros
- Por Ricardo Rivas, periodista. X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Robots humanoides e IA son, claramente, un desarrollo tecnológico para seguir bien de cerca. No debiéramos mirar hacia otro lado.
Cuando agosto pasado estaba próximo a finalizar, el doctor Luo Xun dijo al colega periodista Nicolás Mancini, del diario Clarín de Buenos Aires, que en la actualidad los robots tienen “mayor interacción natural con los humanos”.
Luo, profesor de ciencias de la computación en Connected Universal Experience Labs y miembro de la Junta Directiva de la Federación de Computadoras de China, como cientos de expertos que participaron de la Conferencia Mundial de Robótica 2024 en Beijing, sostiene que “los robots ya no se limitan al ámbito de los laboratorios de alta tecnología y están pasando gradualmente de los entornos experimentales a los entornos industriales y, luego, a los hogares”. En la capital china, el Centro de Innovación de Robots Humanoides de Zhejiang presentó su nuevo robot humanoide, NAVIAI, que, entre otras acciones, prepara té, juega al ajedrez y pronuncia discursos. Otro desarrollo robótico, Astribot S1, escribe con buena caligrafía, cocina, dobla prendas para vestir. Wanda, también humanoide, es apta para el servicio doméstico. Tesla Optimus, que también debutó públicamente en esta ocasión en Beijing, camina con bastante agilidad, tiene en sus dedos funciones táctiles y de percepción.
“¡Todo un hombrecito!”, podría haber dicho alguien en el barrio al verlo pasar unos pocos años atrás. Tesla anuncia que en 2025 tendrá mil trabajadores humanoides en su fábrica. “El señor Liu Cong, vicepresidente de iFlytek, en la misma línea de pensamiento, espera que los robots humanoides ingresen gradualmente a varias industrias en los próximos 3 a 5 años y, en los venideros 5 a 10 años, a los hogares”, dice www.dandaig.con.ar, publicación especializada en China que recomiendo.
El mismo medio da cuenta de que “los robots de GalaxyBot ya han entrado en algunas de las principales empresas automovilísticas (globales) para llevar a cabo tareas y se espera que aparezcan en las tiendas farmacéuticas y minoristas alrededor de octubre (próximo), creando un grupo de farmacias y tiendas sin personal”. ¡Ufff! Me sorprende el anuncio, aunque no tanto. Algunas de esas tecnologías robóticas en Mar del Plata –unos 1.400 kilómetros al sur de mi querida Asunción– desde varios meses ya se aplican en el sector farmacéutico. Apabullante. ¡Hasta perros robots fueron vistos en Beijing! Se aprestan para estar en todos lados y en multiplicidad de funciones. Tanto para la paz como para la guerra. Semanas atrás, dimos cuenta de la producción de “robots asesinos” en algunas empresas pequeñas y medianas instaladas en los suburbios de Kiev en Ucrania.
INTERROGANTE
¿Qué pasará con los humanoides en el ecosistema laboral? Interrogante de larga data. Pienso en Metrópolis, aquella película muda alemana que en 1927 –97 años atrás– dirigió Fritz Lang inspirándose en una novela escrita por Thea Gabriele von Harbou. Me espanta. Pero pareciera que la humanidad tiende a repetirse. Es muy probable que 529 años atrás el “caballero autómata” haya sido el resultado que alguien quiso obtener por alguna razón desconocida y que, para alcanzar ese objetivo, haya recurrido a quien es considerado como uno de los más brillantes inventores del Renacimiento.
Leonardo di ser Piero da Vinci (1452-1519) sin dudas lo era. Fue anatomista, escritor, urbanista, filósofo, músico, astrónomo, arquitecto, poeta, paleontólogo, botánico, ingeniero, escultor, pintor e inventor. Nació en Florencia. De allí que por su brillante fama se lo menciona como el “polímata florentino”. En aquella bella ciudad, adolescente aún, uno de sus vecinos, Andrea de Verrocchio, lo introdujo en la pintura. Desde entonces su espacio de trabajo fue el mundo de entonces. Venecia, Roma, Bolonia, Milán. Justamente en esa ciudad fue contratado por el duque Ludovico Sforza.
En Amboise, Francia, donde finalmente falleció, sus estudios y creaciones fueron al servicio del rey Francisco I, también conocido por las fiestas que Leonardo organizaba para él y sus invitados y, a la vez, el “rey guerrero por los sucesivos conflictos que batalló contra Italia y España, entre otras potencias. Da Vinci fue un emprendedor que hizo de todo. Recordar sus obras puede llevar horas y siempre habrá de faltar la mención de alguna. “La Gioconda”, “La última cena”, “La adoración de los magos”, el “Retrato de Isabel de Este”, la “Cabeza de muchacha”.
Jugaba en toda la cancha. Por fuera del arte plástico, sus creaciones e invenciones sorprenden. El helicóptero, el automóvil, el submarino, el carro de combate. ¿Por qué no suponer que Francisco I le encomendara secretamente que creara novedosas armas para la guerra? Todo puede ser. “Il cavaliere dell’automa” (El caballero autómata)”, otra de sus creaciones, la presentó durante una fiesta que ofreció la familia de Ludovico Sforza quien, para divertir a sus invitados, pidió lo que hoy conocemos como un robot. Diligente Leonardo, creó un “caballero” humanoide que montó sobre una armadura que movía brazos y piernas y, además, emitía algunos ruidos. Todo para divertir. Supongo. No obstante, desde entonces no faltan quienes también señalan a Da Vinci como el padre de la robótica.
EL PRIMER ROBOT
Cuando en 1939, en Nueva York, se inauguró la Feria Mundial, la empresa Westinghouse Electric Corporation presentó a Elektro, definido como “el primer robot humanoide del mundo”. Con aproximadamente 2 metros de altura y unos 120 kilos de peso, fue diseñado y alistado para realizar 26 movimientos distintos.
Incluso, en un fonógrafo sus fabricantes grabaron poco más de 750 palabras para que pudiera simular una conversación. Caminaba, fumaba cigarrillos, inflaba globos, movía la cabeza y los brazos. Su mascota, Sparko –un perro robot– también realizaba algunos movimientos y respondía a ciertas órdenes. Fue un éxito notable. Hasta cuando finalizaban los años 60.
Una fantasía superior se ubicó entonces por encima en el interés de la opinión pública. Neil Armstrong, el 20 de julio de 1969, fue el primero de los hombres que pisó la Luna. Hacia allí –hacia la conquista del espacio exterior– se dirigió la mirada de una buena parte de la sociedad mundial. Ocho años antes –Unimate, un robot industrial– fue instalado en la línea de montaje de General Motors. Algunos trabajadores comenzaron a verlo como posible amenaza y a reflexionar sobre la robótica como un desarrollo tecnológico que pudiera ir en contra del trabajo humano.
En agosto de 2024, ya en este siglo, el doctor Luo, en Beijing, considera que, por la presencia disruptiva de los humanoides en el mundo laboral, “nuevos tipos de trabajo surgirán con el aumento del número y la coexistencia más amplia de robots de servicio” con la humanidad.
Sin embargo, piensa que “es difícil predecir qué tipo de empleos nuevos” se crearán, pero está convencido de que “no es motivo de preocupación”, aunque sí admite –como interrogante– que no sabe “si será justa la distribución de los nuevos empleos para todos los grupos de personas (...) por varias razones” que expone. “La inteligencia artificial que tenemos ahora está construida en gran medida sobre el aprendizaje profundo y los grandes modelos. Lo que significa que (en su razonamiento) (la IA) sigue siendo una caja negra y faltan explicaciones (porque) si las cosas van mal en el razonamiento de los robots es difícil encontrar formas para mitigarlas”. Es palabra y pensamiento del reconocido experto doctor Luo. Agrega en tono de reflexión que “estamos en una época en la que los humanos están profundamente divididos en su comprensión de los valores comunes (por lo que) en la situación de los robots, tal división solo será (para) peor”.
MIEDO ANTE LO DESCONOCIDO
Miedos y desconfianzas ante lo desconocido que se parece al humano. El experto japonés en robótica Masahiro Mori da cuenta de que aquella ambigüedad es la que confunde e inquieta al cerebro humano frente a algo tan parecido ante él, pero que sin embargo desconoce en el momento del encuentro con esos humanoides. Mori, en 1970, a esa sensación la llamó “bukimi no tani genshō”. En inglés, “uncanny valley”. En español, “valle inquietante”. Para que quede claro, miedo ante eso desconocido y antropomórfico.
Vuelvo a Luo. “La sociedad necesitará un profundo cambio de mentalidad para aceptar y abrazar el uso a gran escala de robots de servicio (que) tardará un tiempo, pero (cree que) finalmente sucederá”. Una vez más retornan a mí las imágenes de Metrópolis, ficción que transcurre en una megalópolis en 2026 en la que las y los trabajadores, convivientes con robots humanoides con prácticas humanas, viven en un gueto subterráneo y allí deben habitar –sin poder salir– por decisión de la élite dominante.
La rebelión en procura de la libertad no se demora. La pareja protagonista –Gustav Frölich como Freder y Brigitte Helm como María– alentados por un robot inician la epopeya contra quienes habitan en la superficie. Inteligencia artificial (IA) y robótica humanoide recorren senderos muy cercanos. Algunos afirman que una no es sin la otra. Al parecer, contrarían a las paralelas porque no esperan el infinito para cortarse. No, para nada. “Una mirada más atenta a la historia nos revelará que, en realidad, los humanos tienen buenas razones para temer a esas tecnologías nuevas y potentes. Aunque al final sus aspectos positivos superen a los negativos, llegar a ese final feliz suele implicar muchas pruebas y tribulaciones. Las nuevas tecnologías suelen conducir a desastres históricos no porque sean intrínsecamente malas, sino porque a los seres humanos les lleva un tiempo aprender a usarlas con sensatez”, sostiene Yuval Noah Harari en “Nexus”, su más reciente obra, que publica Random House.
No son escasos aquellos que fustigan y contradicen esa mirada crítica. Sin embargo, ese parecer en algún sentido se alinea con las reflexiones de veintiocho países que reunidos en los primeros días de noviembre de 2023 en Bletchley, UK, en un documento relevante destacaron que “existe la posibilidad de que se produzcan daños graves, incluso catastróficos, ya sean deliberados o involuntarios, derivados de las capacidades más relevantes de estos modelos de IA”.
ENORMES OPORTUNIDADES
Fuerte advertencia, por cierto. La Declaración de Bletchley –tal el nombre del documento emitido– pese a ello puntualiza que “la IA presenta enormes oportunidades globales (porque) tiene el potencial de transformar y mejorar el bienestar humano, la paz y la prosperidad”. Aunque puntualiza que “por el bien de todas las personas, la IA debe diseñarse, desarrollarse, implementarse y utilizarse de manera segura, centrada en el ser humano, confiable y responsable”.
Esto con el objeto de “promover el crecimiento económico inclusivo, el desarrollo sostenible y la innovación, proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales y fomentar la confianza pública en los sistemas de IA”, porque esos sistemas ya se aplican en “muchos ámbitos de la vida diaria, incluidos la vivienda, el empleo, el transporte, la educación, la salud, la accesibilidad y la justicia, es probable que su uso aumente”.
Por ello, es deseable que “se utilicen para bien y para todos, de manera inclusiva en nuestros países y a nivel mundial (para) hacer realidad el disfrute de los derechos humanos y fortalecer los esfuerzos para lograr los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas”. El texto llama la atención sobre los “riesgos importantes” que plantea la IA y, entre ellos, hace foco en “el potencial de riesgos imprevistos derivados de la capacidad de manipular contenido o generar contenido engañoso” que facilita la circulación de información falsa, de bulos, de fakenews o de manipular a la ciudadanía cuando se desarrollan, por ejemplo, procesos electorales. Vale recordar el Brexit.
Hace un llamado de atención en particular a “los actores que desarrollan capacidades de IA de vanguardia, en particular aquellos sistemas de IA que son inusualmente poderosos y potencialmente dañinos”.
RESPONSABILIDAD
A ellos les recuerdan que “tienen una responsabilidad particularmente fuerte (...) para prevenir el uso indebido y problemas de control, y la amplificación de otros riesgos”. Harari, que parece ir parcial o totalmente en el mismo sentido reflexivo de quienes participaron en el cónclave, apela a la memoria y agrega que “en 1940, mientras las democracias liberales se encaminaban al basurero de la historia, era fácil creer que Stalin y Hitler eran un ejemplo de aprovechamiento de la tecnología industrial”.
Ningún robot humanoide se desarrolla sin el componente de la IA. ¿Cuáles serán los algoritmos con los que se habrá de “educar” o “capacitar” a esos sistemas antropomórficos? ¿Qué información contendrán?
“La IA puede (...) incluso inventar nuevas armas de destrucción masiva (...) desde bombas nucleares superpotentes hasta pandemias supermortales” y, a no dudarlo, “es potencialmente mucho más poderosa e ingobernable que las máquinas de vapor, los telégrafos y todas las tecnologías anteriores, porque es la primera tecnología de la historia que puede tomar decisiones y crear nuevas ideas por sí misma”. En términos históricos y comparativos, destaca Harari que “las ametralladoras y las bombas atómicas sustituyeron a los músculos humanos en el acto de matar, pero no pudieron sustituir a los cerebros humanos a la hora de decidir a quién matar”. Robots humanoides e IA, claramente, un desarrollo tecnológico para seguir bien de cerca. No debiéramos mirar hacia otro lado.
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Probadores virtuales revolucionan la moda
Por: Adelaida Alcaraz
La tecnología de Aumenta permite a los clientes elegir prendas a medida de una tienda online o física sin salir de la casa.
Los videojuegos y la personalización de avatares han cambiado la forma en que interactuamos con las marcas y productos, creando una demanda de experiencias inmersivas en otros sectores. La moda, siempre a la vanguardia de la innovación, ha encontrado en la Web AR (Realidad Aumentada basada en la web) una herramienta para transformar la experiencia de compra tradicional.
Aumenta, bajo la dirección de Aldo Orué, está liderando este cambio revolucionario. “La idea de aplicar AR en la moda nace de la necesidad de ofrecer experiencias de compra más personalizadas y atractivas. Queremos acercarnos a la fantasía de los ‘probadores virtuales’ y superar las limitaciones del comercio electrónico”, comentó el empresario a FOCO Business.
Agregó que la combinación de estas necesidades con el avance tecnológico convierte a la AR en una herramienta potente para reinventar la compra de ropa, especialmente para jóvenes y entusiastas de la tecnología.
La tecnología de Aumenta utiliza IA para detectar y seguir el cuerpo del usuario en tiempo real, permitiendo superponer digitalmente prendas sobre su figura. Este proceso comienza con la detección y seguimiento del cuerpo a través de técnicas de machine learning y visión por computadora. Luego, una prenda digital se ajusta al cuerpo del cliente, y el sistema permite cambiar el diseño, color o estilo de la prenda mediante controles interactivos.
La experiencia se completa con una simulación realista de telas, donde las prendas responden al movimiento de la persona, la gravedad y otros factores del entorno virtual. Así se pueden cambiar entre 5 y 10 prendas por escena sin salir de la experiencia AR, creando la ilusión de probarse múltiples conjuntos rápidamente.
Aunque no se seleccionan tallas tradicionales como S, M o L, el sistema adapta automáticamente la prenda virtual para ajustarse al cuerpo del usuario, manteniendo proporciones correctas en torso, brazos y piernas.
La hoja de ruta de Aumenta está trazada. En los planes de Aldo se encuentran hacer que más marcas (tanto de tiendas online como físicas) conozcan esta tecnología, estudiar el comportamiento de los usuarios con este modelo entretenido de probador virtual, medir el alcance, mejorar la precisión y personalización de cada cuerpo, estatura, talla para luego ampliar el catálogo de productos disponibles para probarse. Esto significa, incorporar accesorios (como gafas, cinturones, bolsos) y prendas más complejas como trajes de baño, ropa interior o trajes de alta costura.
La Web AR ofrece un mundo de oportunidades y este es solo el comienzo. Aumenta planea llevar la tecnología a desfiles de moda, permitiendo a los espectadores explorar colecciones desde sus dispositivos móviles. La revolución en la moda ha comenzado, y la Web AR promete hacerla más inmersiva y accesible que nunca.
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La IA como aliada de inclusión financiera
Por: Adelaida Alcaraz
Con la participación de más de 300 personas y unos 60 especialistas de 10 países, el encuentro dejó aprendizajes y reflexiones de valía como que la IA ha permeado en muchos aspectos, además de un futuro prometedor, siempre que se apoye en políticas públicas responsables.
El Hotel Escuela Cerrito, en Benjamín Aceval, se convirtió en el epicentro de la innovación y los negocios, reuniendo a las mentes más brillantes de Paraguay y a 60 expertos de más de 10 países para intercambiar experiencias y hallar soluciones sostenibles a problemas sociales, con el fin de eliminar la pobreza.
Bajo el lema “Empoderando para un futuro sostenible”, la Fundación Paraguaya lleva adelante la sexta edición de Cerrito Forum, del 2 al 6 de setiembre, y en esta ocasión abrió sus puertas a FOCO Business para participar de una de las jornadas y conocer novedades en tecnologías emergentes y sus aplicaciones.
Uno de los temas destacados fue la IA en la estrategia de innovación económica y social. Conversamos con uno de los expertos, Wilson Vamerlati Dutra, gerente de operaciones e innovación de la ONG Banco do Empreendedor, Brasil, quien comentó que la IA presenta oportunidades significativas para economías emergentes como América Latina y, por supuesto, Paraguay.
Durante su presentación, compartió la experiencia del Banco do Empreendedor, que ha utilizado chatbots para atender clientes durante la pandemia. “Este proceso de digitalización ha generado una cantidad significativa de datos, lo que nos ha abierto nuevas oportunidades para desarrollar soluciones innovadoras en IA”, señaló. Además, enfatizó la importancia de proteger la privacidad de los datos y evitar sesgos en los algoritmos para que la IA promueva la justicia social, ayudando a incluir financieramente a comunidades que han sido marginadas.
La IA ha permeado muchos aspectos de la vida, desde las recomendaciones de plataformas como Netflix, las microfinanzas e incluso la agricultura, optimizando la producción y detectando plagas. Esta tecnología también puede transformar otros segmentos, entre ellos la educación y la salud pública, personalizando el aprendizaje y optimizando la atención médica.
“Veo un futuro prometedor para la IA en la región, siempre que se apoye en políticas públicas responsables”, concluyó el experto.
En el ámbito laboral, la IA traerá grandes transformaciones. Se automatizarán tareas repetitivas, permitiendo a los trabajadores enfocarse en actividades que requieran creatividad. Surgirán nuevas oportunidades en campos como el desarrollo de software y la ética en IA, y los trabajadores deberán adaptarse y adquirir nuevas habilidades.
Cerrito Forum cuenta con el apoyo de marcas líderes como Tupí, Banco Continental, Grupo Sarabia, Panorama y Britimp, además de 40 firmas nacionales aliadas a la Red de Empresas del Semáforo y 56 organizaciones internacionales de la Red Global del Poverty.
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Vicepresidente de Microsoft es tajante: “la inteligencia artificial debe aprender a pedir ayuda”
Las herramientas de inteligencia artificial (IA) generativa ahorrarán a las empresas mucho tiempo y dinero, cree Vik Singh, uno de los vicepresidentes de Microsoft, si bien estas incipientes aplicaciones todavía tienen mucho que aprender, como por ejemplo a admitir sus propias deficiencias.
“Lo que realmente falta en estos modelos hoy en día, para ser honesto, es que no levantan la mano y dicen: ‘Oye, no estoy seguro, necesito ayuda’”, explicó el alto ejecutivo en una entrevista con la AFP.
Desde el año pasado, las gigantes tecnológicas Microsoft, Google y sus competidores han desplegado rápidamente aplicaciones de IA generativa como el robot conversacional ChatGPT, de la firma OpenAI, que producen todo tipo de contenido bajo demanda y dan a los usuarios la ilusión de ser omniscientes.
Pero, a pesar de los avances, a veces siguen “alucinando”, es decir, inventando respuestas.
Este es un problema importante que hay resolver, según Singh, responsable en Microsoft de los asistentes de IA denominados Copilot. Y esto debido a que los principales clientes de esa herramienta del gigante informático estadounidense, es decir las empresas, no pueden permitirse el lujo de que se creen historias que no son reales, ni siquiera de vez en cuando.
“Gente muy inteligente está trabajando en este problema (...) para que los modelos identifiquen cuándo no saben y pidan ayuda”, prometió. En su opinión, un modelo más humilde no sería menos útil.
Puso de ejemplo a un asistente de IA especializado en servicio al cliente. “Hablé con una empresa que gastaba 8 dólares por consulta, cada vez que uno de sus representantes respondía”, dijo.
Aunque en la mitad de los casos la máquina tuviera que recurrir a humanos para encontrar la solución, la empresa “aun así lograría enormes ahorros”.
Aplicaciones comerciales
Vik Singh llegó a Microsoft en enero y este verano boreal asumió la dirección de los equipos que desarrollan los asistentes Copilot especializados en ventas, contabilidad y servicios.
Poco conocidas por el público en general, estas aplicaciones comerciales permiten a los grupos tecnológicos justificar sus enormes inversiones en IA generativa, ya que están empezando a generar ingresos.
Según Windows Group, Copilot realiza investigaciones para los vendedores, lo que les deja tiempo para llamar a los clientes. Lumen, una empresa de telecomunicaciones, “ahorra alrededor de 50 millones de dólares al año”, subrayó Singh.
Las empresas emergentes detrás de la revolución de la IA generativa prometen sistemas tan avanzados que ayudarán a “elevar a la humanidad”, en palabras de Sam Altman, el jefe de OpenAI, compañía financiada principalmente por Microsoft.
Pero, por ahora, la nueva tecnología se utiliza esencialmente para aumentar la productividad y, por tanto, la rentabilidad.
Los equipos de Singh están trabajando para integrar Copilot directamente en el software del grupo y hacerlos más autónomos, de modo que los usuarios tengan cada vez menos necesidad de recurrir a ellos directamente.
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“Por ejemplo, usted es un representante de ventas”, sugirió el ejecutivo. Dos semanas después de una conversación con un cliente, el asistente de IA “puede pedirle que haga un seguimiento del contacto o, mejor aún, enviar automáticamente un correo electrónico a su nombre, porque la tarea ha sido aprobada con antelación”.
Fuente: AFP