El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lanzó el martes un “SOS mundial” en una cumbre de islas del Pacífico, donde presentó un informe que revela un acelerado aumento en el nivel marino en esta región.
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“Estoy en Tonga para emitir un SOS mundial -Salven Nuestros Mares- sobre la rápida crecida en los niveles del mar. Una catástrofe de escala mundial está poniendo en peligro este paraíso del Pacífico”, declaró.
Las islas del Pacífico, con escasa población y pocas industrias pesadas, generan menos de 0,02% de las emisiones mundiales anuales de CO2.
Sin embargo, este conjunto de islas volcánicas y atolones coralinos está cada vez más amenazado por el aumento en el nivel de los océanos.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha monitoreado los mareógrafos instalados en las playas del Pacífico desde la década de 1990.
El informe divulgado por ese organismo de monitoreo climático revela que los mares han subido unos 15 centímetros los últimos 30 años en algunas partes del Pacífico. El promedio mundial fue de 9,4 centímetros, según el informe.
“Es cada vez más evidente que nos estamos quedando sin tiempo para revertir la marea”, advirtió la argentina Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
La subida en algunos sitios, como Kiribati y las Islas Cook, fue similar o un poco inferior al promedio mundial.
Pero en otros, como las capitales de Samoa y Fiyi, la subida fue casi el triple del promedio.
Tuvalu, un Estado insular de baja altitud, podría desaparecer en los próximos 30 años incluso en un escenario moderado de calentamiento global, según los científicos.
“Es un desastre atrás de otro, y estamos perdiendo la capacidad de reconstruir, de soportar otro ciclón u otra inundación”, declaró a AFP Maina Talia, ministro del Clima de Tuvalu.
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“No debemos cerrar los ojos al cambio climático y el aumento del mar”, insistió Talia.
Fuente: AFP
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Invierno paraguayo: la esencia de una estación que este año se hizo sentir
El cambio climático es una realidad cuyos efectos sentimos día a día con las alteraciones del clima: frío intenso, olas de calor, tormentas, inundaciones, sequías y sus respectivos efectos.
- Por Carolina Vanni
- carolina.vanni@nacionmedia.com
- Fotos: Archivo
“¡Por fin hace frío! A mi edad prefiero este clima. Me abrigo y estoy bien. Cuando hace calor no sabemos ni qué ponernos, salimos afuera y el sol quema”, dice Mercedes Lagraña, de 71 años, quien creció con las estaciones del año bien definidas. Ella es hipertensa y dice que en invierno está mejor, pero los médicos advierten sobre el aumento de las probabilidades de infarto en personas hipertensas en los días fríos.
En julio el invierno se hizo sentir en Paraguay con una semana de temperaturas muy bajas. En Pilar el termómetro marcó 0,2 °C, en San Juan Bautista, Caazapá y Paraguarí se registraron temperaturas de 1 °C, por citar algunos. El mes de agosto también registró varios días fríos.
Mercedes está en su casa tomando mate con su hija Melissa (41) y reflexiona: “El invierno de ahora ya no es tan frío”. Mientras, su hija le recuerda que mucha gente no tiene cobijo y que, quizás, es mejor que no baje tanto la temperatura: “Para ellos no debe ser agradable el frío”, le dice.
Para los días con temperaturas menores a 10 °C, la Secretaría de Emergencia Nacional tiene habilitados albergues para las personas en situación de calle. El frío golpea por igual y no todos tienen las mismas condiciones de abrigo, de transporte y de vida, por lo que muchas familias con recursos limitados deben soportar las bajas temperaturas en precarias condiciones.
INVIERNOS CÁLIDOS
El cambio climático es una realidad cuyos efectos sentimos día a día con las alteraciones del clima: frío intenso, olas de calor, tormentas, inundaciones, sequías y sus respectivos efectos. Paraguay emite 62 millones de toneladas de carbono, según el último inventario de 2019, lo que representa el 0,09 % a nivel global.
“Las alteraciones se manifiestan en eventos extremos, el frío extremo y el calor extremo. No podemos mirar solo Paraguay, hay que ver qué ocurre en el resto del mundo”, comenta el director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay, Óscar Rodas. Él atribuye a La Niña este invierno seco y frío, además de lamentar la falta de sistemas que puedan prevenir sobre el comportamiento del clima a largo plazo.
Paraguay sufre los efectos de la crisis del clima al ser un país en desarrollo, lo que hace que el día a día de la gente sea más penoso, afectando la calidad de vida y poniendo en peligro la producción primaria, lo que incide en la economía y en la seguridad alimentaria de la población.
Mercedes recuerda que en su juventud las primeras heladas venían a finales de mayo. Y su memoria es buena, pues el “Estudio del clima en Paraguay”, una investigación científica de Benjamín Grassi, resalta que en los últimos 30 años aumentó 1,5 °C la temperatura media en el país.
Por la inestabilidad climática, los inviernos se volvieron cálidos y aunque este año se registraron varios días fríos no fue por mucho tiempo. Esta es la característica del invierno paraguayo en los últimos 10 a 15 años: amaneceres y noches frescas, pero días agradables, señaló Eduardo Mingo, titular de la Dirección de Meteorología e Hidrología. En los años 2021 y 2020 se han tenido valores bastante bajos, pero “el invierno de este año mostró un frío persistente”, lo que resulta más llamativo, sostiene Mingo. Mercedes recuerda que aproximadamente hasta 1990 los desfiles estudiantiles con carrozas y flores que se realizan en setiembre por la llegada de la primavera tenían lugar todavía con temperaturas muy bajas. Dice que los meses de julio y agosto eran muy fríos y ella caminaba 5 km para ir a la escuela. “Llegaba con los pies congelados. Si había helada, iba más despacio, parecía que no podía moverme”, rememora.
ALTERACIÓN CLIMÁTICA
Mingo explica que la percepción de “normalidad” cambió, pero que no se debe confundir “lo normal con lo típico” al indicar que “lo normal es el frío en esta época del año”. “Este año se registraron algunas temperaturas extremas, al igual que en 2021 y 2022, incluso récord para un día, pero pronto volvió el calor”, asevera.
El clima ha cambiado tanto que “la alteración de las corrientes de viento de alto nivel en la atmósfera hace que el frío polar no se manifieste en los polos, sino en otras zonas del planeta”, como ocurrió recientemente en Argentina, donde hizo más frío que en la Antártica, explica Rodas.
Aunque las bajas temperaturas en Paraguay no sean “paralizantes” como en otros puntos del planeta, cuando se presentan tienen su impacto porque la gente ya no está acostumbrada. Este año se dieron varias jornadas frías, sumadas al cielo nublado y la lluvia, que resultaron en días intensos para mucha gente.
La gente consumió más calorías e hizo menos ejercicio al aire libre, acudió menos a los eventos sociales, aumentaron las enfermedades respiratorias agudas, afectando especialmente en los extremos de la vida: niños menores de 2 años y mayores de 60 años edad, además de las personas alérgicas.
La Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud informó que el virus sincitial respiratorio es el más común, seguido de los casos de influenza AH3N2. Pero no son los únicos virus que circulan, también están el SARS-CoV2, influenza, metapneumovirus y otros.
QUÉ HACER
La Convención Marco de Cambio Climático de 1992, de la que Paraguay es parte, anima a los Estados a reducir las huellas de carbono, a cooperar en investigaciones y tecnología para proteger los sumideros de gases de efecto invernadero.
La Ley N° 5875 “De cambio climático” establece un marco general normativo para planificar y responder, de manera urgente, adecuada, coordinada y sostenida, a los impactos del cambio climático. Mientras se fomentan comunidades más resilientes, la meta global de Paraguay es 20 % de reducciones con base en el comportamiento de las emisiones proyectadas al 2030.
“Pretender que una actividad no genere emisiones es imposible. El punto es cómo vamos a desarrollar esas actividades con la menor cantidad de emisiones y cómo podemos compensar: reforestación, mejores sistemas de reutilización de ciertos productos, etc.”, explica Ethel Estigarribia, directora de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
Una iniciativa bajo el “paraguas de cambio climático” es la provisión de agua a las comunidades del Chaco, donde el Mades, junto con el PNUD, están proveyendo de tanques de 5.000 litros a las familias indígenas de Alto Paraguay y Boquerón.
La titulación de los espacios de áreas silvestres y protegidas también forma parte de la política aplicada para atender la problemática. “Con la titulación de esos espacios les damos soberanía y protección jurídica”, asegura Ethel Estigarribia.
ACCIONES QUE SUMAN
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar los efectos del calentamiento global está en manos de las autoridades, a quienes debemos exigir el cumplimiento de los acuerdos y metas, cada uno puede aportar su grano de arena desenchufando los electrodomésticos en desuso, evitar la quema de basura, usando racionalmente el agua, evitando tirar basura en los raudales, reciclando y reutilizando materiales, entre otras acciones.
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“La Niña” anuncia un verano caliente
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
Tamara Esquivel, estudiante de enfermería, se queja porque la temperatura bajó y ella debe madrugar para ir a la facultad. Si no sube en el bus a las 5:40 no podrá llegar al centro de Asunción para entrar a las 8:00 en la clase.
La joven de 20 años vive en la ciudad de Julián Augusto Saldívar, a unos 23 kilómetros de la capital, y si bien la distancia no es demasiada, el mal servicio del transporte público y las pésimas condiciones de la ruta Departamental 27 hacen que el trayecto se vuelva largo y tedioso.
Estando en la parada de su barrio comienza a lloviznar y sopla un viento frío que la obliga a acomodar su bufanda y luego meter las manos en los bolsillos. En su barrio ninguna esquina tiene refugio para quienes esperan el bus, por lo que, debe soportar la condición climática hasta que se suba en el bus.
Esta realidad es la de miles de personas que a diario deben transportarse en colectivo desde las afueras de Asunción hasta el centro. Si bien el verano dejó de ser agradable debido a las elevadas temperaturas, “resulta más llevadero”, dice Tamara a LN.
Veranos infernales
Los veranos están cada vez más calientes y los inviernos se van volviendo cálidos. En los últimos años, Paraguay sufrió una alteración en su clima, efecto del calentamiento global que se da a consecuencia del aumento de los gases de efecto invernadero.
Un trabajo realizado por el profesor Benjamín Grassi, denominado Estudio del Clima en Paraguay, indica que el año 2019 fue el más caliente en nuestro país con una temperatura de 1,5 °C por encima del promedio del período 1961-1990.
“El cambio climático es una realidad innegable que nos está afectando. Pero no es solo un problema ambiental, es también un problema social, económico y de seguridad”, nos dice Ethel Estigarribia, directora de Cambio Climático del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
En consecuencia del aumento de la temperatura promedio en el país, las olas de calor aumentaron en un 72% más con relación a la era preindustrial y los veranos son tres veces más calientes, según el mismo estudio. Sin dudas, Paraguay es vulnerable al cambio climático, por su ubicación, su clima, la falta de infraestructura para el desarrollo, lo que incide en la calidad de vida de la gente.
Este año el país sufrió los embates del calentamiento con temperaturas nunca antes registradas. La sensación térmica llegó, inclusive, a los 50 °C, el 15 de marzo pasado en que la gente debió soportar una siesta infernal. ¿Es proporcional la vulnerabilidad con relación a la responsabilidad en la problemática? No. Paraguay aporta solo el 0,09% de la emisión de gases, pero sufre las consecuencias a causa de la pobreza y desigualdad.
Aumento de la temperatura global
El director de la Oficina Regional para las Américas de la Organización Meteorológica Mundial, Julián Báez, explica que, si acá hace mucho frío ahora, en el norte el verano es mucho más extremo, sin embargo, al hacer un promedio del año, el termómetro cada vez sube más, asegura a LN.
Según la Organización de las Naciones Unidas, la temperatura media de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX. Pero el dato alarmante lo dio en febrero de este año el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la UE, al asegurar que, en el período comprendido entre febrero de 2023 y enero de 2024, la temperatura aumentó 1,52 °C.
“Hay una clara evidencia científica de que en los últimos años hemos tenido un aumento sostenido en la temperatura media del planeta”, sostiene a LN Julián Báez. Esta variación se ve reflejada en las distintas regiones con la ampliación de los eventos climáticos, explica.
Para este año nuevamente está pronosticado el fenómeno climático La Niña. Eso significa que el verano será mucho más cálido, afectando no solo a la agricultura, sino además a la navegabilidad de los ríos, que ya actualmente está bastante resentida por la alarmante bajante, producto de la falta de lluvias y dragado. En Paraguay, más del 90% de la producción primaria se mueve por la hidrovía.
“Si llueve menos el principal sector que se ve afectado es el de la agricultura y la ganadería. Y el otro sector es el fluvial, y dependiendo de la intensidad, si sigue el déficit de lluvia, también puede afectar a la producción de energía. No siempre se dimensiona el impacto, pero mirando todos los aspectos, resultan desoladores”, asegura Báez.
Acciones
En el 2014 se presentó el Plan Nacional de Cambio Climático, que, en su fase I tiene por objetivo trabajar las estrategias de mitigación, orientados por un planeamiento a largo plazo y a crear comunidades resilientes al cambio climático. La mitigación, en términos de cambio climático, es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Según explica Ethel Estigarribia, Paraguay necesita de 16.200 millones de dólares para poder implementar las medidas de mitigación y 6.530 millones de dólares para poder implementar medidas de adaptación.
Sostiene que elaborar los planes para reducir la huella de carbono es todo un desafío, porque no es solo decir cuáles son las metas, sino que debe tener un sistema de monitoreo. “Hay que tener indicadores y se tiene que poder medir. Y la única herramienta es la ciencia, se tiene que contabilizar todas las acciones que tenemos. Lo que necesitamos es financiamiento”, asegura.
Entre los proyectos que trabaja el Mades con otras instituciones está la reducción de las emisiones en la agricultura y la ganadería, así como también la movilidad, donde no solo se busca la incorporación de buses eléctricos y mejorar el sistema de transporte público para usar menos vehículos particulares.
“Estamos trabajando para ver si hay modelos sostenibles para la agricultura y la ganadería. Este año vamos a tener el inventario de los cinco sectores que más generan las emisiones”, dice al indicar que “el inventario” es el espejo del desarrollo económico, donde se va a reflejar las actividades que generan mayores emisiones.
Una de las actividades que más genera emisiones en nuestro país es el cambio del uso del suelo, que lleva a la deforestación para ampliar los horizontes de la ganadería y la agricultura, también generadores de emisiones. El Instituto Forestal Nacional (Infona) cuenta con un Sistema de Alertas Tempranas de Deforestación, buscando abordar de manera efectiva la deforestación ilegal, considerando que gran parte de la deforestación en el país es legal.
¿Qué hago como ciudadana?
Aunque la mayor emisión de gases de efecto invernadero se genera en las actividades económicas de gran escala, la ciudadanía puede ayudar a mitigar con pequeñas acciones: mantener las veredas en buen estado para caminar y no usar su automóvil, así como usar transporte público antes que el particular.
Otra acción ciudadana que puede ayudar es comprar preferentemente productos locales y comer más frutas y verduras. No arrojar basura en las calles, que luego terminan en los cauces hídricos.
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Paraguay en llamas: ¿estamos en la era del piroceno o fuego incontrolable?
Lourdes Pintos
lourdes.pintos@nacionmedia.com
En el 2020, Paraguay vivió uno de los peores siniestros de los últimos tiempos. Aquellos lugares donde no son frecuentes los incendios forestales, empezaron a arder. El sol se tiñó de naranja vibrante, el calor se volvió más intenso, superando los 40 °C.
El humo se mezcló con la polvareda causada por un fuerte viento que empeoraba el panorama. En pocos minutos, el cielo se cubrió de gris, oscureciendo repentinamente aquella tarde del 1 de octubre.
En ese momento Paraguay empezaba a afrontar su segunda pandemia; la del Covid-19, causado por el SARS coV 2 y la de los incendios forestales, causados por el hombre. Aunque ese 1 de octubre no se nos olvida, ya veníamos sufriendo situaciones similares pero en menor cantidad. Las cifras de incendios fueron aumentando y seguirán empeorando de seguir por la misma senda.
¿Era del piroceno?
Aunque el fuego esté consumiendo miles de hectáreas de bosques, es fundamental en nuestras vidas. Los homínidos lo domesticaron y lo hicieron parte de su día a día; en contrapartida, es un elemento que está causando daños incalculables.
Lo que hace un millón de años fue domesticado hoy está fuera de control, consumiendo todo lo que está a su paso, a esto se lo conoce como la era del piroceno o del fuego incontrolable y está netamente relacionada al cambio climático.
En Paraguay, desde el 2019 venimos experimentando incendios forestales incontrolables o que crean sus propias condiciones en su entorno e impiden que las técnicas de combate directo los detengan.
Hemos observado por primera vez las denominadas Torres de Calor, donde la magnitud de los incendios fue tan elevada que la columna de humo y calor llegaba hasta las capas más altas de aire, creando situaciones de alto peligro y afectando a infraestructuras y ambientes naturales.
Los incendios se volvieron transfronterizos, desplazándose entre las fronteras de Brasil y Bolivia. Esto hizo que los efectos se sintieran a miles de km de la zona de origen, afectando la calidad del aire de Paraguay, fenómeno que se incrementa año tras año. Es una realidad palpable y comprobable, explica Óscar Rodas, director de Cambio Climático y Políticas de WWF, a La Nación.
Incendios y crisis climática
Según la Convención Marco de Cambio Climático de 1992, se puede interpretar como cambio climático a la variación del clima causada directa o indirectamente por el hombre y altera la composición de la atmósfera mundial, sumada a la variabilidad natural del clima observada por periodos de tiempo comparables.
Documentos oficiales revelan una elevada vulnerabilidad al cambio climático que se fue agravando, ya que no se cuenta con litoral marítimo. El estudio científico “Estado del Clima en Paraguay”, sostiene que el 2019 fue el más caliente en la historia nacional, con +1,5 y +1,7 °C con respecto a la temperatura media de 1961-1990 y de la era preindustrial.
La Agencia del Aire y del Espacio de los Estados Unidos (Nasa) confirmó que el 2023 fue el más caliente registrado desde que se cuentan con mediciones sistemáticas globales, desde hace 200 años, menciona Rodas.
La preocupación crece porque las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron debido a las actividades del ser humano, por lo que también aumenta el efecto invernadero natural ocasionando un calentamiento adicional de la superficie y la atmósfera de la tierra, que puede afectar adversamente a los ecosistemas naturales y al hombre.
¿Por qué los incendios forestales tienen incidencia en el cambio climático? Al producirse la quema de bosques y otros ambientes naturales se emiten grandes cantidades de gases de efecto invernadero, esto contribuye con el cambio climático. Desde el 2019, en Paraguay ocurren incendios forestales de grandes proporciones que duran incluso meses.
Tanto el cambio climático como los incendios forestales se refuerzan entre sí, lo que se conoce como ciclo de realimentación y según un estudio de la organización Global Forest Watch, esto se da en cuatro pasos:
El aumento de la temperatura global, que crea condiciones más secas en los bosques; la ocurrencia de grandes áreas quemadas, que aumenta la vegetación seca y muerta; el tercer paso es que las emisiones de incendios forestales aumentan a medida que afectan áreas de mayor superficie y el último es que el aumento de las emisiones acelera el calentamiento que conlleva al aumento de las temperaturas globales, relata Rolón.
Causas
La Ing. Ftal. Cristina Goralewski, titular del Instituto Forestal Nacional (Infona), explica que, en Paraguay, la mayoría de los incendios son provocados por actividades humanas de forma involuntaria o intencional y se debe a malas prácticas en el manejo del fuego y la falta de concienciación.
Entre las malas prácticas se incluye la quema no controlada de residuos agrícolas y forestales, quema de basura, negligencia en la gestión de fuegos, fogatas y colillas de cigarrillo.
Estas, combinadas con factores climáticos como altas temperaturas y baja humedad, aumenta la vulnerabilidad de los bosques y pastizales a la ignición y crea condiciones propicias para la propagación del fuego. Según las estadísticas, durante el 2023 hubo más de 11.000 fuegos activos y agosto se convirtió en un mes récord de detección de fuegos sobre tierras forestales.
En el 2019 se registraron 7.950 fuegos activos, siendo agosto el mes con mayor cuantificación, con 1.421 registros. En el 2020 se registraron 10.620 fuegos activos, fue septiembre el de mayor cuantificación con 1.421 registros.
En el 2021, 7.427 fuegos activos; siendo agosto el de mayor cuantificación con 1.082 registros y en el 2022 se registraron 6.390 fuegos activos, fue enero el de mayor cuantificación, con 931 registros.
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Importancia de la prevención
Los árboles son fundamentales para la vida, la sanidad del aire que respiramos y la circulación del agua, ya que esa circulación la hace a través de los árboles y se mantiene en un bosque frondoso, cerca de la superficie de la tierra, explicó Juan Báez, Ing. agroecólogo, coordinador de la Pastoral Indígena de la Diócesis de Cnel. Oviedo. Destacó así la importancia de prevenir los incendios forestales.
Los árboles actúan como una bomba que aspira el agua de las napas freáticas del suelo a través de la raíz y hace circular dentro del tejido de las plantas hasta llegar a las hojas, donde se produce la evapotranspiración. Los árboles fijan el dióxido de carbono y exhalan oxígeno puro, es decir, cuando el ambiente está contaminado de dióxido de carbono es tóxico.
“Cuando se deforesta no ocurre la fotosíntesis, la fijación de dióxido de carbono ni la producción de oxígeno puro. Necesitamos al menos un árbol por cada tres habitantes porque ese árbol produce oxígeno puro. Cuanto más desaparecen los árboles, el aire que respiramos es más contaminado y aumentan las enfermedades”, dijo.
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Invierno paraguayo: la esencia de una estación que este año se hace sentir
Por Carolina Vanni
carolina.vanni@nacionmedia.com
“¡Por fin hace frío! A mi edad prefiero este clima. Me abrigo y estoy bien. Cuando hace calor no sabemos ni qué ponernos, salimos afuera y el sol quema”, dice Mercedes Lagraña, de 71 años, quien creció con las estaciones del año bien definidas. Ella es hipertensa y dice que en invierno está mejor, pero los médicos advierten sobre el aumento de las probabilidades de infarto en personas hipertensas en los días fríos.
En julio el invierno se hizo sentir en Paraguay con una semana de temperaturas muy bajas. En Pilar el termómetro marcó 0,2 °C, en San Juan Bautista, Caazapá y Paraguarí se registraron 1 °C, por citar algunos. El mes de agosto también registró varios días fríos.
Mercedes está en su casa tomando mate con su hija Melissa (41) y reflexiona: “El invierno de ahora ya no es tan frío”, mientras su hija le recuerda que mucha gente no tiene cobijo y que, quizás, es mejor que no baje tanto la temperatura: “Para ellos no debe ser agradable el frío”, le dice.
Para los días con temperaturas menores a 10 °C, la Secretaría de Emergencia Nacional tiene habilitados albergues para las personas en situación de calle. Pero sabemos que el frío golpea por igual y no todos tienen las mismas condiciones de abrigo, de transporte y de vida, por lo que, muchas familias con recursos limitados deben soportar las bajas temperaturas en precarias condiciones.
Inviernos cálidos
El cambio climático es una realidad cuyos efectos sentimos día a día con las alteraciones del clima: frío intenso, olas de calor, tormentas, inundaciones, sequías y sus respectivos efectos. Paraguay emite 62 millones de toneladas de carbono, según el último inventario de 2019, lo que representa el 0,09 % a nivel global.
“Las alteraciones se manifiestan en eventos extremos, el frío extremo y el calor extremo. No podemos mirar solo Paraguay, hay que ver qué ocurre en el resto del mundo”, comenta a LN el director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay, Óscar Rodas. Él atribuye a La Niña este invierno seco y frío, además de lamentar la falta de sistemas que puedan prevenir sobre el comportamiento del clima a largo plazo.
Paraguay sufre los efectos de la crisis del clima al ser un país en vías de desarrollo, lo que hace que el día a día de la gente sea más penoso, afectando la calidad de vida y poniendo en peligro la producción primaria, lo que incide en la economía y en la seguridad alimentaria.
Mercedes recuerda que en su juventud las primeras heladas venían a finales de mayo. Y su memoria es buena, pues el Estudio del Clima en Paraguay, una investigación científica de Benjamín Grassi, resalta que en los últimos 30 años aumentó 1.5 °C la temperatura media en el país.
Por la inestabilidad climática, los inviernos se volvieron cálidos y aunque este año se registraron varios días fríos, no fue por mucho tiempo. Esta es la característica del invierno paraguayo en los últimos 10 a 15 años: amaneceres y noches frescas, pero días agradables, según dijo a La Nación, Eduardo Mingo, titular de la Dirección de Meteorología e Hidrología.
Mercedes recuerda que hasta 1990 más o menos, los desfiles estudiantiles con carrozas y flores, en setiembre, por la llegada de la primavera, se hacían todavía con temperaturas muy bajas. Dice que los meses de julio y agosto fueron muy fríos y ella caminaba 5 km para ir a la escuela. “Llegaba con los pies congelados. Si había helada, iba más despacio, parecía que no podía moverme”, rememora.
Alteración climática
Eduardo Mingo explica que la percepción de “normalidad” cambió, pero que no se debe confundir “lo normal con lo típico”, al indicar que “lo normal es el frío en esta época del año”. “Este año se registraron algunas temperaturas extremas, al igual que en el 2021 y 2022, incluso récord para un día, pero pronto volvió el calor”, asegura.
El clima ha cambiado tanto que “la alteración de las corrientes de viento de alto nivel en la atmósfera hace que el frío polar no se manifieste en los polos, sino en otras zonas del planeta”, como ocurrió recientemente que, en Argentina, donde hizo más frío que en la Antártica, explica Óscar Rodas.
Aunque las bajas temperaturas en Paraguay no sean “paralizantes” como en otros puntos del planeta, cuando se presentan tiene su impacto porque la gente ya no está acostumbrada. Este año se dieron varias jornadas frías, sumadas al cielo nublado y la lluvia, que resultaron en días intensos para mucha gente.
La gente consumió más calorías e hizo menos ejercicio al aire libre, acudió menos a los eventos sociales, aumentaron las enfermedades respiratorias agudas, afectando especialmente en los extremos de la vida: niños menores de 2 años y mayores de 60 años edad, además de las personas alérgicas.
La Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud informó que el virus sincitial respiratorio, es el más común, seguido de los casos de influenza AH3N2. Pero no son los únicos virus que circulan, también están el SARS-CoV2, influenza, metapneumovirus y otros.
¿Qué se hace?
La Convención Marco de Cambio Climático de 1992, de la que Paraguay es parte, anima a los Estados a reducir las huellas de carbono, a cooperar en investigaciones y tecnología para proteger los sumideros de gases de efecto invernadero.
La Ley N° 5875 de Cambio Climático establece un marco general normativo para planificar y responder, de manera urgente, adecuada, coordinada y sostenida, a los impactos del cambio climático. Mientras se fomentan comunidades más resilientes, la meta global de Paraguay es 20% de reducciones con base en el comportamiento de las emisiones proyectadas al 2030.
“Pretender que una actividad no genere emisiones, es imposible. El punto es cómo vamos a desarrollar esas actividades con la menor cantidad de emisiones y cómo podemos compensar: reforestación, mejores sistemas de reutilización de ciertos productos, etc.”, explica Ethel Estigarribia, directora de Cambio Climático del Mades.
Una iniciativa bajo el “paraguas de cambio climático” es la provisión de agua a las comunidades del Chaco, donde el Mades, junto con el PNUD, está proveyendo de tanques de 5 mil litros a las familias indígenas de Alto Paraguay y Boquerón.
La titulación de los espacios de áreas silvestres y protegidas también forma parte de la política aplicada para atender la problemática, entre otras acciones. “Con la titulación de esos espacios les damos soberanía y protección jurídica”, asegura Ethel Estigarribia.
Acciones que suman
Aunque la mayor responsabilidad para mitigar los efectos del calentamiento global está en manos de las autoridades, a quienes debemos exigir el cumplimiento de los acuerdos y metas, cada uno puede aportar su grano de arena, desenchufando los electrodomésticos en desuso, evitando la quema de basura, usando racionalmente del agua, evitando tirar basura en los raudales, reciclando y reutilizando materiales, entre otras acciones.