Un avión con 62 personas a bordo se estrelló el viernes en el sureste de Brasil, sin dejar supervivientes. ¿Qué se sabe hasta ahora de la peor tragedia aérea en suelo brasileño en 17 años? Especialistas apuntaron a la hipótesis de que una formación de hielo en las alas pudiera haber afectado la sustentación del avión y contribuido al accidente.
El director de operaciones de Voepass, Marcel Moura, admitió que este modelo de ATR vuela “en una franja donde tiene una mayor sensibilidad al hielo”, pero que las condiciones meteorológicas del viernes preveían la presencia de ese elemento “dentro de las características aceptables”. Según la Agencia Nacional de Aviación Civil, la tripulación y la aeronave, que volaba desde 2010, cumplían con todas las normas y certificados vigentes.
Moura dijo que la noche anterior al accidente el avión había pasado por un “mantenimiento de rutina” y no presentaba “ningún tipo de problema técnico”. Voepass, fundada en 1995 bajo el nombre Passaredo, es la cuarta aerolínea de Brasil, tiene actualmente una flota de 15 aviones, y opera solo dentro del país.
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El avión y su ruta
El vuelo 2283, operado por la aerolínea brasileña Voepass, partió de Cascavel, en el estado de Paraná (sur), con destino al aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo. Su duración habitual para esa ruta es de alrededor de dos horas. Desapareció de los radares una hora y 26 minutos después del despegue, a las 11:56 locales (14:56 GMT).
El avión se precipitó sobre una zona residencial de la localidad de Vinhedo, unos 80 km al noroeste de la ciudad de San Pablo, a las 13:25 locales. Impactó sobre el jardín de una casa en el Residencial Recanto Florido, un condominio enclavado en un entorno arbolado.
El avión era un bimotor del constructor francoitaliano ATR, modelo 72-500, con dos hélices, 27 metros de largo y capacidad para 68 pasajeros. Fue fabricado en Francia. Según ATR, en vuelo de crucero alcanza una velocidad máxima de 510 km/h.
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¿Cómo ocurrió la caída?
Imágenes impactantes grabadas con celular por los vecinos del lugar muestran el avión desplomándose en caída libre en pocos segundos. Según sus relatos, lograron registrar el momento del desplome porque unos segundos antes escucharon un fuerte ruido en el ambiente. La aeronave, que impactó “de barriga” en el suelo, quedó con la cabina de pasajeros “aplastada”, según los bomberos. Los ocupantes murieron entre el amasijo de hierros y un incendio posterior carbonizó los cuerpos.
De acuerdo con el sitio de seguimiento de vuelos Flight Radar 24, el avión voló durante casi una hora a 17.000 pies (5.180 metros) hasta que a las 13:21 locales (16:21 GMT) empezó a perder altitud y en apenas un minuto cayó bruscamente hasta los 4.100 pies (1.250 metros).
La aeronave perdió contacto con los controladores a las 13H22 locales y la tripulación en ningún momento “declaró una emergencia ni estar bajo condiciones meteorológicas adversas”, según la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa) está analizando las cajas negras que contienen grabaciones de la cabina y datos del vuelo.
Esas “importantes informaciones nos podrán contar lo que ocurrió en este trágico evento”, dijo el brigadier Marcelo Moreno, jefe del Cenipa. El organismo tiene previsto divulgar un primer informe sobre el accidente en un plazo de 30 días. Por ahora, asegura no privilegiar ninguna hipótesis.
Identificación de ocupantes
Voepass divulgó una lista con los nombres de los 62 ocupantes -58 pasajeros y 4 tripulantes- que fallecieron en el accidente. El piloto Danilo Santos Romano tenía 35 años y más de 5.200 horas de vuelo, según la aerolínea, que lo contrató en noviembre de 2022 como copiloto y lo promovió a comandante en julio del año pasado.
Según la empresa, todos los ocupantes tenían documentación brasileña, pero también había una mujer con doble nacionalidad portuguesa y tres venezolanos entre los pasajeros. Peritos forenses del Instituto Médico Legal de San Pablo se guían también por la ubicación de los pasajeros en las filas de asientos para intentar identificarlos.
Pero debido al mal estado de los cuerpos, deben recurrir a muestras de ADN de familiares, piezas dentales y huellas dactilares. Muchos familiares de las víctimas viajaron desde Paraná, de donde era la mayoría de los pasajeros, a San Pablo, para colaborar con este proceso.
Fuente: AFP.