El Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia creció un 4 % interanual en el segundo trimestre del año, en un contexto de repunte de la inflación en una economía accionada por los pedidos militares, según datos oficiales divulgados el viernes.
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Ese crecimiento fue inferior al del primer trimestre (+5,4%), pero sigue siendo significativo y permite a Rusia jactarse de haber sorteado las sanciones que le impusieron las potencias occidentales después del inicio de su intervención militar en Ucrania en febrero de 2022.
El sector militar se ha convertido desde entonces en el principal motor de la economía rusa.
El presidente Vladimir Putin indicó que los presupuestos de defensa y seguridad representarán este año un 8,7 % del PIB nacional.
El crecimiento, que se sustenta en el fuerte aumento de los pedidos militares para apoyar la operación en Ucrania y en las abultadas primas abonadas a los soldados y a sus familias, sirve de combustible a una espiral inflacionaria que preocupa a las autoridades.
El aumento de precios interanual alcanzó el 9,3% en julio, su nivel más alto desde febrero de 2023 y muy por encima de la meta oficial del 4%, según la agencia nacional de estadísticas Rosstat.
También pesa en la economía la escasez de mano de obra provocada por el envío al frente de cientos de miles de rusos o la partida al extranjero de numerosos ciudadanos para evitar la movilización militar anunciada en octubre de 2022.
El Banco Central de Rusia elevó en julio de 6,5 % a 7 % su previsión inflacionaria de 2024 y subió de 16 % a 18 % su tasa de referencia para controlar el aumento de precios.
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El FMI prevé un crecimiento del PIB ruso de 3,2 % en 2024.