La economía de Brasil, la mayor de América Latina, creció 0,8 % en el primer trimestre, una cifra ligeramente por encima de las expectativas del mercado tras dos trimestres de estancamiento, gracias en particular a un mayor gasto de los hogares. El Producto Interno Bruto (PIB) brasileño se expandió en tanto 2,5 % respecto del mismo período del año pasado, según los datos publicados el martes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Los datos muestran que la economía volvió a crecer en el primer trimestre del año, tras dos trimestres de resultados cercanos a cero (0,1 en el tercero de 2023 y -0,1 en el cuarto). A nivel sectorial, la expansión estuvo impulsada por la agricultura, que creció 11,3 % sobre el trimestre anterior, y por los servicios, con una expansión de 1,4 %. La industria registró una pequeña variación negativa de 0,1 %, considerado como estabilidad, señaló el IBGE.
Pero el motor fue el crecimiento sostenido del gasto de los hogares debido a la mejora del mercado laboral, a menores tasas de interés y a una moderación de la inflación, además de la continuidad de los programas gubernamentales de ayuda para familias, destacó Rebeca Palis, analista del IBGE. Palis destacó el impulso del “comercio minorista y los servicios personales, ligados al crecimiento del consumo familiar”, entre otros factores. La tasa de desempleo en Brasil alcanzó el 7,5 % en el trimestre móvil de febrero a abril, una disminución de un punto porcentual en comparación con la tasa del 8,5 % en el mismo período de 2023.
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“Repunte temporal”
El PIB del primer trimestre superó ligeramente las expectativas del mercado, que ubicaban la expansión en 0,7 %, según el promedio de más de 70 estimaciones de consultoras e instituciones financieras sondeadas por el diario Valor Económico. Se trata de una buena noticia para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien a menudo sostiene que la economía brasileña experimentará un crecimiento superior al pronosticado por los expertos.
“Una prueba más de que estamos en el camino correcto”, publicó en X el mandatario izquierdista tras la publicación de los resultados. En mayo, el gobierno elevó su proyección de crecimiento en 2024 a 2,5 % desde el 2,2 % que esperaba en marzo, aunque advirtió que sus cálculos no consideraban los efectos de las devastadoras inundaciones en el pujante estado de Rio Grande do Sul, una de las mayores economías del país, que pesa cerca de 6,5 % del PIB brasileño.
El repunte del crecimiento en el primer trimestre es “temporal, desde una racha débil en la segunda mitad del año pasado, y no marca el comienzo de una fuerte recuperación”, matizó William Jackson, economista jefe de Mercados Emergentes de Capital Economics. Sin embargo, agregó, el ritmo de crecimiento y en especial el gasto de los hogares en el arranque de 2023 generará “preocupaciones en el banco central”, que busca combatir la inflación.
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Con el argumento de una moderación “más lenta” de la inflación, el Banco Central recortó su tasa de interés de referencia en 0,25 puntos porcentuales en mayo en lugar de 0,50 como venía haciendo últimamente, para llevarla a 10,50 %. Esta decisión fue mal recibida por Lula, que desde su llegada al poder ha presionado por un recorte rápido de las tasas de interés para impulsar el crecimiento económico.
Las tasas altas encarecen el crédito, y enfrían el consumo y la inversión, moderando así presiones sobre los precios. Brasil cerró 2023 con un crecimiento del PIB de 2,9 %. A comienzos de mayo, la Cepal mejoró su previsión de crecimiento de la economía brasileña para 2024 de 1,6 % que pronosticaba en diciembre, a 2,3 %.
Fuente: AFP.