¿Por quién votará en noviembre? Los institutos de encuestas intentan detectar a los votantes que elegirán al republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos para evitar subestimarlos como hicieron en 2020 y cuatro años antes. La victoria del republicano frente a la demócrata Hillary Clinton en 2016 sorprendió al país, pero fueron sobre todo las últimas elecciones, que ganó Joe Biden, las que obligaron a los encuestadores a hacer revaluar sus métodos.
Según un informe de la Asociación Estadounidense para la Investigación de la Opinión Pública (AAPOR), se han producido errores de “magnitud inusual”, los peores en veinte o incluso cuarenta años. ¿Por qué hasta la víspera electoral las encuestas sobreestimaron el voto a Biden?
Don Levy, director del instituto de investigación de la universidad de Siena, que publica junto con el New York Times unas proyecciones muy seguidas, no cree que los partidarios del magnate republicano sean demasiado “tímidos” para expresar su preferencia. Pero son “más reacios a participar en una encuesta”, e incluso hostiles.
“Donald Trump ha pedido a sus partidarios que no respondan a las encuestas y, francamente, nunca habíamos tenido que lidiar con eso”, coincide Celinda Lake, cuya influyente empresa de sondeos trabaja para el Partido Demócrata. “En 2020 constatamos que los encuestados eran más reservados a la hora de revelar su intención de voto”, explica también a AFP Doug Schwartz, que dirige otro conocido instituto de la Universidad Quinnipiac. Pero “nuestros esfuerzos han contribuido a reducir el rechazo”, asegura sin entrar en detalles.
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Más difícil y caro
Todo el mundo está de acuerdo en que llegar a los votantes en la era de los teléfonos móviles con filtro de llamadas es cada vez más difícil y costoso. Para corregir la infrarrepresentación de votantes del candidato republicano, Don Levy plantea la pregunta sobre intención de voto “de entrada”. Aunque los partidarios del magnate de 77 años, una vez declarada su preferencia, cuelgan sin contestar a las otras preguntas, al menos consigue esta respuesta, explica a la AFP.
Además, apuesta por las entrevistas telefónicas, basadas en las listas electorales, y se asegura de que los potenciales simpatizantes de Trump (por ejemplo, los votantes blancos sin título universitario que viven en zonas rurales) estén sobrerrepresentados. Celinda Lake, por su parte, utiliza técnicas de modelización estadística, pero se niega a limitarse a las entrevistas telefónicas.
Por teléfono te encuentras con gente mayor que “trabaja en un horario regular”, y no tanto con jóvenes o personas con empleos precarios, señala. Ella aboga por un enfoque “mixto”. “Usamos internet, mandamos mensajes de texto, llamamos a móviles y a fijos”, prosigue. Sus encuestadores intentan contactar con la misma persona “varias veces”. Además “somos cada vez más cuidadosos con la forma en la que empezamos nuestros cuestionarios”, declaró Celinda Lake a la AFP, para no parecer “demasiado parciales” o “demasiado progresistas”.
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“Estados bisagra”
“Por ejemplo preguntamos a la gente qué le pareció el partido de fútbol americano del día anterior, u otra pregunta que les haga pensar ‘este es como yo’”. Las empresas de sondeos también se esmeran con los “estados bisagra”, que pueden inclinarse hacia uno u otro partido en función de los candidatos y otros factores.
En Estados Unidos los ciudadanos no eligen directamente al presidente, sino que designan a grandes electores de cada estado, que serán quienes voten por uno u otro candidato. Para ganar Joe Biden y Donald Trump no necesitan obtener la mayoría de los votos en todo el país, pero sí en una serie de estados indecisos, aunque sea por un margen muy estrecho.
En 2024 comentaristas e investigadores han identificado seis o incluso siete, entre ellos Arizona, Georgia, Nevada o Pensilvania. Paradójicamente, Don Levy (Siena) teme que el deseo de los institutos de sondeos de explorar estos estados, e incluso algunos distritos específicos, sea perjudicial. “Algunas personas (que viven en estados indecisos) podrían sentirse ‘demasiado sondeadas’. Y esto también podría influir” en la fiabilidad de las encuestas, advierte.
Fuente: AFP.