El relanzamiento de la relación bilateral entre Brasil y Francia se topa con el espinoso asunto del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, que tras 25 años de negociación enfrenta en su recta final un bloqueo francés.
De visita por el gigante sudamericano, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró el miércoles que el acuerdo es “muy malo” para ambas partes y propuso hacer “uno nuevo”, que tome en cuenta “el asunto de la biodiversidad y del clima”.
¿Qué es el tratado UE-Mercosur?
En 1999, el bloque europeo y Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, del lado sudamericano, empezaron a negociar este tratado, que busca eliminar la mayoría de aranceles aduaneros entre dos zonas con más de 700 millones de consumidores.
Si se adoptara, permitiría a las potencias agrícolas sudamericanas exportar a Europa carne, azúcar, arroz, miel, soja... La UE exportaría por su parte autos, maquinaria y productos farmacéuticos, entre otros. Tras un acuerdo político alcanzado en 2019, la oposición de varios de los 27 países de la UE, entre ellos Francia, bloquea su adopción definitiva.
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¿Cómo está el equilibrio de fuerzas?
Alemania, potencia industrial automotora, y España son favorables a la firma del acuerdo, que abriría a las empresas europeas nuevos mercados de unos 270 millones de consumidores. Sin embargo, naciones europeas donde el sector agrícola tiene un peso real o cultural importante, como Francia, Irlanda o Países Bajos, se oponen.
Más allá de su dimensión económica, “este proyecto de acuerdo tomó una dimensión geopolítica mucho más importante” que la que podía tener en 1999, observa Elvire Fabry, investigadora del instituto europeo Jacques Delors. “Brasil se acercó mucho a China, lo que condujo a una mayor alineación política entre ambos países”, hasta la firma de un acuerdo en 2023 para permitir los intercambios comerciales en sus propias divisas, agrega.
Con ese acercamiento Brasil-China de fondo, y una transición climática que hace necesario el suministro en abundancia de determinadas materias primas, la UE tiene incentivos adicionales para estrechar su comercio con Sudamérica, una región rica en litio, cobre, hierro y cobalto. A finales de enero, los cancilleres del Mercosur llamaron desde Asunción a sellar el acuerdo comercial a la mayor “brevedad posible”.
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¿Por qué bloquea Francia?
Los agricultores franceses temen que, en caso de acuerdo, el mercado se vea inundado por carne procedente de potencias agrarias como Brasil y Argentina, sin respetar las normas sanitarias y de producción europeas. “Los ganaderos franceses no serán competitivos respecto a los ganaderos brasileños”, teme el economista Maxime Combes, opuesto a este tratado que, según él amenaza, con sustituir a los primeros por los segundos.
El acuerdo prevé cuotas de exportación de carne bovina a la UE de 99.000 toneladas de equivalente carcasa y la supresión de los aranceles de otras 60.000 toneladas de carne importada desde el Mercosur. Este contingente está no obstante lejos de la producción de carne de vacuno sacrificada en Francia, que en 2022 ascendió a 1,361 millones de toneladas de equivalente carcasa, según datos del Instituto de la Ganadería francés.
Ante las protestas agrícolas que sacudieron Francia y otros países europeos en enero, el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró en las últimas semanas que su país no daría su visto bueno al acuerdo en su forma actual. Francia reclama que el acuerdo alcanzado en 2019 incluya garantías sobre el respeto del Acuerdo de París sobre clima y cláusulas espejo en las normas sanitarias y de producción para evitar una competencia desleal.
¿Las negociaciones pueden fracasar?
El vocero de la Comisión Europea, que negocia en nombre de los 27 países de la UE, indicó el lunes a la AFP que las negociaciones continúan. A juicio de Fabry, el Ejecutivo comunitario busca “una base de negociación que permita ofrecer garantías a Francia”, en un contexto de dudas sobre su modo de adopción.
“Avanzar en este contexto sería catastrófico”, comenta a la AFP una fuente diplomática, en referencia a las protestas agrarias en Europa. El exministro de Comercio brasileño Welber Barral, socio de la compañía BMJ, estima que “hay un problema de proteccionismo agrícola” y que “Francia no ayuda”.
El Mercosur también se hace escuchar. “Los problemas internos de cada país no deberían trasladarse de ninguna manera a los potenciales acuerdos” comerciales internacionales, dijo en febrero desde Roma la canciller argentina Diana Mondino, quien pidió que “no usemos estos tratados como un chivo expiatorio”.
Fuente: AFP.