Sudán, donde la hambruna acecha tras casi un año de guerra, sufre “uno de los peores desastres humanitarios que se recuerdan”, advirtió un funcionario de la ONU, que lamentó la “inacción” de la comunidad internacional ante un conflicto que ha provocado 8 millones de desplazados.
“Desde cualquier punto de vista -la magnitud de las necesidades humanitarias, la cantidad de personas desplazadas y amenazadas por el hambre-, Sudán es uno de los peores desastres humanitarios que se recuerdan”, declaró este miércoles Edem Wosornu ante el Consejo de Seguridad en nombre de Martin Griffiths, jefe de la oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA).
“En Sudán se está produciendo una parodia humanitaria, tras un velo de desatención e inacción internacional”, para “desesperación” de la población, dijo.
Los combates, que se libran desde el 15 de abril de 2023 entre el ejército del general Abdel Fattah al Burhane y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR) del general Mohamed Hamdane Daglo, antiguo número dos del gobierno, han dejado miles de muertos y más de ocho millones de desplazados, según la ONU.
A principios de marzo, el Consejo de Seguridad pidió un alto el fuego “inmediato” durante el Ramadán y el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria. Pero “desde entonces, lamento decir que no ha habido grandes avances sobre el terreno”, alertó Wosornu.
Estados Unidos también anunció otros 47 millones de dólares en ayuda humanitaria. Esos fondos se destinarán a vecinos de Sudán, como Chad y Sudán del Sur, para permitirles acoger a los refugiados sudaneses, declaró la diplomática estadounidense Julieta Valls Noyes durante una reunión con el primer ministro chadiano.
Casi 18 millones de sudaneses se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria (fase 3 y superior en la escala de clasificación de inseguridad alimentaria de la CIF, que tiene 5 fases), una cifra récord para un periodo de cosecha. Son 10 millones más que en la misma época del año pasado. Más de 730.000 niños sufren desnutrición aguda.
La semana pasada, Griffiths advirtió en una nota enviada al Consejo de Seguridad que 5 millones de sudaneses “podrían caer en una inseguridad alimentaria catastrófica en algunas partes del país en los próximos meses”.
“Si queremos evitar que Sudán se convierta en la peor crisis alimentaria del mundo, los esfuerzos coordinados (...) son urgentes y esenciales”, insistió el miércoles Carl Skau, director adjunto del Programa Mundial de Alimentos, subrayando el “alto riesgo” de que los sudaneses caigan en la fase 5 de la CIP (hambruna) a partir de mayo con el inicio de la temporada de escasez.
La desnutrición “ya le está costando la vida a los niños”, afirmó Wosornu.
“Nuestros socios humanitarios estiman que en las próximas semanas o meses, unos 222.000 niños podrían morir de desnutrición”, insistió, refiriéndose también al riesgo de que menores debilitados mueran de enfermedades evitables, en un momento en que más del 70% de los centros sanitarios ya no funcionan.