Al menos 500 personas asistieron el domingo pasado a una misa y procesión en Buenos Aires en honor a la argentina Mama Antula, quien fue santificada este domingo en Roma por el papa Francisco con la presencia de su compatriota el presidente Javier Milei. El servicio inició pasadas las 10:30 locales, duró una hora y media y tuvo como asistentes principalmente personas mayores, que con sus abanicos buscaban paliar el calor que espesaba el aire.
Algunas horas después de que el papa Francisco consagrara a Mama Antula en la Basílica de San Pedro en Roma, uno de los clérigos encargados de llevar adelante la misa en Buenos Aires remarcó en reiteradas oportunidades que el ejemplo de la santa sirve para combatir “al virus más difícil de vencer, el individualismo radical”.
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Roxana Madrid, una empleada administrativa de 50 años, concuerda con esta visión. Para ella, la sociedad se ha vuelto muy individualista, y la canonización de Mama Antula produce el efecto contrario: “Hace que volvamos a mirarnos a nosotros, a ser más generosos, algo que los seres humanos nos estábamos olvidando”.
Madrid vive en Lima, un pueblo a más de 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Se levantó a las cinco de la mañana y viajó más de tres horas en autobús para llegar a la misa con su madre de 80 años. Entre rezos y canciones, destacó la formación de una extensa fila para poder arrodillarse frente a la estatua erigida sobre el sepulcro de la santa, situada en el lado derecho de la basílica. La ceremonia atrajo, incluso, fieles de la provincia originaria de Mama Antula, Santiago del Estero, ubicada más de 1.000 kilómetros al norte de la capital argentina.
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Clemente Di Lullo, historiador y ensayista santiagueño de 74 años, relató con la voz quebrada por la emoción: “Para nosotros es un orgullo inconmensurable, realmente todavía no caemos en la importancia de lo que significa tener una santa nacida en ese suelo salitroso que algunos tildan de tierra infértil”, en relación al territorio de la provincia de Santiago del Estero, uno de los más castigados por la pobreza en Argentina.
Mama Antula fue beatificada por Francisco en 2016 y se convirtió ahora en la primera santa argentina, tras atribuírsele un segundo milagro, la curación inexplicable de un argentino que sufrió un ictus. María Antonia de Paz y Figueroa (1730-1799) fue una laica consagrada que batalló por difundir los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola justo cuando la Compañía de Jesús, de la que procede el papa, había sido expulsada de los dominios de la corona hispánica por el rey Carlos III. Con el tiempo pasó además a ser considerada como una pionera de los derechos humanos en Argentina, por su defensa de los excluidos.
Fuente: AFP.