El ultraliberal Javier Milei asumirá el 10 de diciembre la presidencia de una Argentina en crisis económica y expectante por saber el alcance de las políticas que pondrá en marcha tras una campaña con promesas altisonantes, pero condicionado por las alianzas que necesita para gobernar. Analistas políticos consultados por la AFP estimaron que, pese a que moderó algunas propuestas, el grueso de su agenda sigue intacto.

“Los líderes políticos cambian de ideología por conveniencia, intereses o circunstancias, pero no modifican su personalidad”, evaluó el politólogo Rosendo Fraga, al señalar que Milei “ha mostrado cierta moderación y pragmatismo”, una evidencia de “realismo frente a los desafíos de gobierno”.

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Inflación, ajuste y “estanflación”

Milei prometió en campaña “destruir la inflación” que supera el 140 % anual, de las más altas del mundo. Sin embargo, ya electo aclaró que ese objetivo no se logrará con mucha rapidez. “Bajar la inflación va a llevar entre 18 y 24 meses”, estimó. Y advirtió que mientras tanto “va a haber estanflación”, un término que define a una economía sin crecimiento y con inflación.

En la primera fase de la campaña acudía a los actos políticos con una motosierra en mano, símbolo del alcance de los recortes que planea para el gasto público y que estimó en 15 puntos del PIB.

Ahora, piensa conseguir ese ahorro en buena parte regularizando la deuda que el Banco Central tomó con bancos privados a través de “una solución de mercado, sin vulnerar derechos”. También anunció una reforma del Estado, eliminación de subsidios y la paralización de la obra pública. “No hay plata”, justificó.

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Dolarización y Banco Central

Sergio Morresi, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de San Pablo, apuntó que, en economía, el presidente electo “parece seguir un sendero más largo, pero con los mismos objetivos, en parte porque no tiene la capacidad política de actuar de otra forma”.

La dolarización de la economía fue su propuesta más radical, pero tras ser electo aclaró que no la promoverá de inmediato. “La idea es que la podamos aplicar en un año. Va a ser mucho más fácil cuando empiece a verse la mejora de los números fiscales”, declaró en alusión al rojo en las finanzas públicas.

Su otro caballito de batalla, la rebaja de la presión impositiva, también tendrá que esperar. “No será ahora. Necesitamos la reforma del Estado y a partir de ahí elaborar el ajuste y bajar los impuestos”, dijo Milei. Y pese a que ratificó su idea de eliminar el Banco Central, al que responsabiliza de una emisión monetaria descontrolada, recientemente señaló: “Nunca dijimos que iba a ser instantáneo”.

Alianzas políticas

Milei ganó simpatías con un agresivo discurso en contra de la “casta política chorra (ladrona)”. Pero esas palabras ya no se oyen. Su triunfo lo llevó a una alianza con el expresidente derechista Mauricio Macri (2015-2019). Su futuro ministro de Economía, Luis Caputo, es un ex del gabinete de Macri, al igual que Patricia Bullrich, designada ministra de Seguridad, su exrival en la primera vuelta electoral y aliada clave para la victoria en el balotaje.

“Macri no define cosas, pero es alguien a quien escucho con mucha atención. Estamos de acuerdo en 80 % o 90 % de las cosas, en otras no y las hablamos”, refirió Milei. En plenas negociaciones en torno a los cargos del futuro gobierno, aún no hay certezas sobre los apoyos en el Parlamento.

“Que iba a necesitar alianzas por falta de caudal legislativo y ausencia de cuadros técnicos y políticos es algo que parece aceptar incluso su electorado”, señaló Morresi, quien ve su acercamiento a Macri como señal “de habilidad política más que de transformación de agenda”. Muchas de sus propuestas, como las privatizaciones, requieren de la aprobación legislativa. Su partido, La Libertad Avanza, cuenta con 38 de los 257 diputados y 7 de los 72 senadores.

Táctica y diplomacia

En campaña, Milei calificó como “corrupto” y “comunista” al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Pero su designada canciller, Diana Mondino, viajó luego a Brasil a entregarle una carta personal del presidente electo invitándolo a su investidura el 10 de diciembre.

Un giro similar ocurrió con el papa Francisco, al que había llamado “imbécil”, “nefasto” y “representante del maligno en la Tierra”. Ya como presidente electo, ambos dialogaron telefónicamente y Milei lo invitó a visitar Argentina.

“Separa de modo táctico la diplomacia en general de la presidencial: establece contactos con aquellos que considera líderes inadecuados sin perder su alineamiento con los que son sus aliados reales y naturales”, como los exmandatarios Donald Trump y Jair Bolsonaro, resumió Morresi. Milei asumirá por un período de cuatro años en reemplazo del peronista Alberto Fernández.

Fuente: AFP.

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