Una motosierra encendida que Javier Milei agitaba de un lado al otro durante la campaña se convirtió en símbolo del nuevo presidente de Argentina, un libertario y ultraliberal que prometió cortar el gasto, reducir el Estado y sacar al país de la crisis.

El domingo asume el poder para un gobierno de cuatro años y cuán afilada está la navaja se medirá con sus primeras medidas enfocadas en un drástico ajuste. “¡Viva la libertad, carajo!”, es su grito de batalla. Economista de extrema derecha, se hace llamar “el león” por su cuidadosamente despeinada cabellera, que combina con una chaqueta de cuero para alimentar una imagen de rebelde.

Milei, de 53 años, se hizo conocido por su participación como comentarista en los programas de televisión, con un estilo beligerante, cargado de insultos y gritos. “La mayor fortaleza de Milei es su coraje para decirle la verdad a los argentinos y su valentía para enfrentar los intereses enquistados de la casta política”, señaló a la AFP Santiago Oría, director del documental “Javier Milei, la revolución liberal”.

Antes fue asesor en corporaciones privadas, conferencista, actor de teatro, vocalista en una banda de rock y hasta arquero del club de fútbol Chacarita Juniors. Con poco más de dos años en la política, su carrera ha sido maratónica. La primera vez que se lanzó a una elección, en 2021, quedó como diputado. La segunda, este año, ganó la presidencia.

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Desde que fue electo mostró un giro hacia el pragmatismo respecto a sus propuestas más radicales como dolarizar la economía, cerrar el banco central o arancelar la educación pública.

Con una representación minoritaria en el Congreso de su incipiente partido La Libertad Avanza, Milei decidió sumar a su gobierno a parte de la “casta”, como define a los políticos tradicionales. Nombró ministra de Seguridad a la conservadora Patricia Bullrich y de Defensa a Luis Petri, los excandidatos a la presidencia y vicepresidencia que le dieron su apoyo para el balotaje.

También matizó algunas de sus declaraciones más polémicas. “No hay nada más injusto que la justicia social”, proclamó para oponerse a la concepción asistencialista, aunque aclaró luego que mantendrá ayudas sociales “a los caídos”.

En su concepción del mundo, Milei niega la incidencia del hombre en el cambio climático, desconoce la brecha salarial entre hombres y mujeres y considera “una política asesina” al aborto legal.

También rompió el consenso de la sociedad argentina sobre la dictadura (1976-1983), al declarar que se cometieron “excesos”, obviando referirse a los crímenes de lesa humanidad por los cuales han sido condenados cientos de militares, y al cuestionar la cifra de 30.000 desaparecidos.

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Se sabe poco de su intimidad. Milei nunca se ha casado y solamente reconoce como “hijos de cuatro patas” a sus perros mastines ingleses. Hace pocos meses inició un noviazgo con la actriz Fátima Flórez.

Nació en Buenos Aires en el seno de una familia de clase media y católica, aunque en los últimos años se ha acercado al judaísmo, al punto que un rabino es uno de sus más cercanos consejeros.

Vivió una infancia marcada por la violencia de su padre, de quien se distanció durante años. “Todas esas palizas que yo recibía cuando era chico hacen que hoy no le tenga miedo a nada”, dijo en una ocasión.

Su hermana Karina, dos años menor, es la persona más cercana a él y quien más le ha influido. “Sin ella no habría nada de esto. Yo soy un gran divulgador, es ella quien ha logrado llevar todo esto adelante”, dijo sobre ella.

“Yo tuve momentos en mi vida muy, muy malos y los únicos que estuvieron a mi lado fueron mi hermana y Conan”, expresó al referirse también a su primer perro, ya fallecido. “Ellos nunca me traicionaron”.

Graduado de Economía en la Universidad de Belgrano, es también doctor por la Universidad de Buenos Aires. Ha publicado varios libros y también ha sido acusado de plagiar párrafos enteros.

Sus profesores lo recuerdan como “excelente alumno”. “Era muy inteligente y aplicado, con particular facilidad para la matemática. Se destacaba por ser muy trabajador”, dijo a la AFP Víctor Beker, entonces director de la carrera.

Fuente: AFP.