La COP28, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái, será la 28ª edición de la importante reunión internacional sobre el clima que generalmente se celebra anualmente bajo el auspicio de las Naciones Unidas. COP significa Conferencia de las Partes. Reúne a las 198 “partes”, es decir, a los 197 Estados y la Unión Europea que firmaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Este tratado es una de las tres convenciones de Río, adoptadas en la Cumbre de la Tierra de Río en 1992. Las COP se celebran anualmente en una ciudad diferente desde 1995 (excepto la COP26, que se pospuso un año debido a la pandemia de la COVID-19). Se numeran en orden cronológico: este año, la COP28 sobre el clima sigue a la COP27 de 2022, que tuvo lugar en Sharm el Sheij (Egipto).
La participación de miles de delegados del mundo entero sirve también para celebrar, simultáneamente, la conferencia de partes del Protocolo de Kioto (CMP) y la de las 195 partes del Acuerdo de París de 2015 (CMA). Es importante destacar que existen COP para varias otras convenciones o tratados de las Naciones Unidas que abordan otros temas como la desertificación o la protección de humedales. La Conferencia de Partes sobre biodiversidad se celebra solo cada dos años, y su última edición, la COP15 en Montreal, resultó en un acuerdo mundial sin precedentes.
¿Para qué sirve la COP Clima?
Las discusiones entre líderes deben dar como resultado un texto final, adoptado por consenso y no por votación, que tenga en cuenta las diferencias de intereses y posiciones, con el objetivo ideal de avanzar en la lucha contra la crisis climática. Además de estas negociaciones, que generalmente se extienden más allá del calendario previsto, se reúnen diversos grupos de presión, representantes de ONG y organizaciones internacionales.
En algunas ediciones, las discusiones entre líderes no logran resultados concretos. En 2009, la COP15 en Copenhague no logró llegar a un acuerdo mundial, y solo permitió un acuerdo político que involucró a China y Estados Unidos. Otras ediciones, en cambio, han dejado una huella más positiva en la historia, empezando por la COP21 en 2015.
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Esta COP dio lugar al Acuerdo de París, el primer pacto que compromete a la comunidad internacional a mantener el aumento de la temperatura media global “muy por debajo de 2°C” con respecto a la era preindustrial y, si es posible, limitar el aumento a 1,5°C.
La COP26 en Glasgow (2021) mencionó por primera vez los “combustibles fósiles” y el “carbón” como la principal causa del calentamiento global. Sin embargo, debido a la presión de India y China, el texto final pidió una “reducción” en lugar de una “eliminación” del carbón. En la siguiente edición, la COP27 de Sharm el Sheij, se acordó crear un fondo de pérdidas y daños causados por el cambio climático.
¿Qué se puede esperar?
La COP28 en Dubái reunirá un número récord de participantes, por encima de 70.000 personas, según la presidencia. La elección del líder de la compañía petrolera emiratí, Sultan Al Jaber, para presidir el evento ha sido criticada por los defensores del medio ambiente, pero defendida por otros que ven la oportunidad de discutir concretamente la transición energética.
De todos modos, el futuro de los combustibles fósiles volverá a centrar de las discusiones. La presidencia emiratí ha establecido varios objetivos concretos a alcanzar para 2030: triplicar la capacidad de energías renovables en todo el mundo, duplicar la mejora de la eficiencia energética, y duplicar la producción de hidrógeno.
La COP también será una oportunidad para realizar la primera “revisión mundial” del Acuerdo de París. Un informe técnico publicado en septiembre concluyó que se necesita “mucho más, ahora, en todos los frentes” en el ámbito climático. Finalmente, el dinero será, como siempre, objeto de duras discusiones, ya sea en relación con el financiamiento prometido por los países ricos para la adaptación al cambio climático o en relación con la implementación del fondo de pérdidas y daños aprobado en la COP27.
Persuasión moral del papa
Después de apoyarse en la ciencia para sustentar sus misivas morales sobre el cambio climático, el papa Francisco espera que su histórica presencia en la conferencia de la ONU sobre el clima ayude a inclinar la balanza en las cruciales negociaciones. El papa de 86 años, que convirtió la defensa del medioambiente en uno de los pilares de su pontificado, pronunciará un discurso en la COP28 de Dubái el 2 de diciembre.
Será la primera vez que un papa acuda a una cumbre de la COP desde su creación en 1995. Se espera que Francisco denuncie la inacción de los países implicados y que los incite a reducir drásticamente sus emisiones de gas de efecto invernadero. También podría ayudar a reconstruir la confianza entre los países vulnerables ante el cambio climático y las ricas economías contaminadoras.
En un momento en que algunos países aumentan en vez de reducir su producción de energía fósil, “el papa destaca como una presencia casi divina entre hordas de pecadores”, indica a la AFP el profesor Sverker Sorlin, especialista en gobernanza medioambiental en el Real Instituto de Tecnología de Estocolmo.
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“Puede que el papa no cambie las tornas de la reunión, pero puede ser un ‘punto de inflexión’ que empuje a los negociadores (...) hacia la dirección correcta”, añade Sorlin, cuyos trabajos han sido citados por el pontífice. El líder espiritual de 1.300 millones de católicos insiste desde hace tiempo en la relación entre cambio climático y pobreza, siendo los más marginados quienes pagan el precio más alto por el calentamiento global.
Dos años después de escoger su nombre papal en honor al patrón de la ecología, Francisco publicó en 2015 su encíclica “Laudato Si” (Alabado Seas) en la que recurrió a la ciencia para arremeter contra el cambio climático, algo inaudito para un líder religioso. Unos meses después se concluyó un acuerdo en la COP de París, en los que los países se comprometieron a limitar el calentamiento global “muy por debajo” de 2 grados Celsius en relación a la época preindustrial, y preferiblemente a 1,5 ºC.
“Cambio de rumbo”
La ONU advirtió este año que el acuerdo no se está cumpliendo, lo que llevó al papa a publicar en octubre un nuevo texto, “Laudate Deum” (Alaben a Dios), en el que subraya que el mundo “se está derrumbando y puede estar cerca del punto de ruptura”. El jesuita argentino piensa sin embargo que la COP28 puede representar “un cambio de rumbo” si los países se comprometen a cambiar el uso de combustibles fósiles por fuentes de energía limpia.
Tebaldo Vinciguerra, miembro de la oficina vaticana para las preocupaciones medioambientales, dijo a la AFP que un “tema central” en Dubái será la financiación del llamado fondo de pérdidas y daños, para ayudar a los países vulnerables a hacer frente a los ya devastadores impactos del cambio climático.
Las comunidades católicas de todo el mundo describen sus luchas contra la contaminación, el acceso limitado al agua potable, la deforestación, el avance del desierto y los fenómenos meteorológicos extremos, explicó Vinciguerra. El papa Benedicto XVI lanzó la primera iniciativa ecológica del Vaticano en 2008 con la instalación de paneles solares en su sala de audiencia. Quince años después, la Santa Sede se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 20 % por debajo del nivel de 2011 para 2030.
El Vaticano también firmó este mes una declaración interreligiosa ecologista con otros 27 dirigentes, entre ellos el rabino David Rosen, representantes del gran imán de la mezquita Al-Azhar del Cairo, el patriarca ortodoxo ruso Kirill y el arzobispo de Canterbury Justin Welby.
Como símbolo del compromiso de las religiones con el clima, la COP28 incluirá un pabellón interconfesional que será inaugurado por el papa Francisco y donde se celebrarán encuentros entre figuras religiosas, científicos y dirigentes políticos. El papa también mantendrá reuniones bilaterales privadas en Dubái, en medio de las tensiones en Oriente Medio y la guerra en Ucrania.
Biden se ausentará
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no asistirá a la cumbre de Naciones Unidas sobre el cambio climático en Dubái, luego de dos años de acudir a la cita con el fin de resaltar el liderazgo estadounidense, anunció el domingo una fuente oficial. Se espera que unas 70.000 personas, entre ellas líderes de varios países y el papa Francisco, asistan a la COP28 que comienza el jueves, en lo que podría ser la mayor cumbre climática de Naciones Unidas hasta la fecha.
Las agendas publicadas por la Casa Blanca para Biden y la vicepresidenta Kamala Harris no mostraban viajes de ninguno de los dos a Dubái esta semana. Los compromisos de Biden incluyen un viaje a Colorado para destacar las inversiones en energía eólica, una reunión con el presidente de Angola y el encendido del árbol de Navidad.
Un funcionario estadounidense confirmó que Biden no planeaba asistir a la COP28 esta semana ni en una fase más avanzada de la cumbre, que culmina el 12 de diciembre. El funcionario, bajo anonimato, dijo que la administración Biden aún discutía el envío de un representante de alto nivel a la ciudad de Emiratos Árabes Unidos.
John Kerry, enviado climático de Estados Unidos, exsecretario de Estado y senador, dirigirá el día a día de las negociaciones por parte del país nortamericano. El funcionario no dio explicaciones sobre la decisión de Biden, que ha estado enfocado por más de un mes en la guerra entre Israel y el grupo islamista palestino Hamás, y que también busca atender su agenda interna a menos de un año de las próximas elecciones presidenciales.
Hasta que Biden lo hizo, no fue habitual que un presidente de Estados Unidos asistiera a las citas climáticas de la ONU. En 2021, Biden viajó a Glasgow para prometer que Estados Unidos volvería a tomar un papel de liderazgo en esta cuestión, luego de que su predecesor Donald Trump se retirara del acuerdo climático de París.
Biden volvió a hacer una breve aparición en la COP27 el año pasado, en Sharm el Sheij, Egipto. Biden dio una alta prioridad al clima a nivel nacional, con la llamada Ley de Reducción de la Inflación, que canaliza miles de millones de dólares a la economía verde, como incentivos para los automóviles eléctricos.
Fuente: AFP.