La amplia victoria electoral de la extrema derecha en las elecciones de los Países Bajos sorprendió en Europa, pero el líder islamófobo Geert Wilders tendrá muchas dificultades para poder formar un gobierno. El Partido por la Libertad (PVV) de Wilders logró 37 de los 150 escaños en el Parlamento, más del doble de los que obtuvo en las elecciones de 2021, según los resultados casi definitivos.
“Los votantes han hablado. Los escaños están asignados. Ahora es importante ver en qué puntos podemos ponernos de acuerdo”, destacó Wilders celebrando su éxito con champán. Dirigiéndose a sus partidarios entusiasmados en La Haya después de la salida de las urnas, Wilders reiteró su retórica antiinmigrante, afirmando que los neerlandeses habían votado para frenar el “tsunami” de los solicitantes de asilo.
Sin embargo, posteriormente declaró a los periodistas que deseaba ser el “primer ministro de todos los neerlandeses” y que “trabajaría duro con otros partidos” para formar una coalición. Pero esta victoria no le asegura el puesto de primer ministro a este polémico político, a veces tildado como el “Trump neerlandés” por su cabellera oxigenada y sus posturas contra la inmigración. Durante la campaña, los líderes de los otros tres principales partidos declararon que no formarían parte de una coalición liderada por el PVV.
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Posición antimigrante
La alianza de izquierda y ecologista, encabezada por el socialdemócrata Frans Timmermans, líder del Partido del Trabajo (PvdA), obtuvo el segundo lugar con 25 escaños (más ocho con relación a 2021). Por su lado, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), del primer ministro saliente, Mark Rutte, se quedó con sólo 24 legisladores (-10).
El Nuevo Contrato Social (NSC), fundado recientemente y dirigido por Pieter Omtzigt, conocido por sus posiciones antinmigrantes, obtuvo 20 escaños. Omtzigt afirmó estar “disponible”, pero advirtió que la negociación “no será fácil”. Tras las elecciones de 2021. Rutte tardó 271 días para lograr un acuerdo y formar un gobierno.
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La victoria de Wilders, de 60 años, es un giro brusco hacia la extrema derecha que genera recelos en la Unión Europea, ya que el PVV prometió realizar un referéndum sobre la permanencia de los Países Bajos en el bloque. Los medios neerlandeses reaccionaron con estupefacción a la victoria de Wilders que la cadena de radiodifusión pública calificó como “monstruosa”.
El primer ministro nacionalista húngaro, Viktor Orban, abiertamente enfrentado a Bruselas, celebró la victoria de Wilders y afirmó que los “vientos de cambio” llegan a los Países Bajos. Lo mismo hizo la dirigente de extrema derecha francesa Marine Le Pen.
Defender la democracia
Timmermans rechazó cualquier coalición con Wilders. “Llegó el momento de defender la democracia”, declaró. Mark Rutte pasó 13 años al mando del gobierno neerlandés y tuvo un papel preponderante en la escena internacional. Rutte causó una gran conmoción en julio al anunciar la caída del gobierno, tras diferencias “irreconciliables” sobre la inmigración. Unos días después, anunció que abandona la política.
Wilders forma parte del paisaje político de los Países Bajos desde hace años y adquirió notoriedad por su afición a la polémica. Forjó su carrera con una cruzada contra lo que califica como una “invasión islámica” en Occidente. No le desanimaron sus encontronazos con la justicia neerlandesa, que lo declaró culpable de insultar a los marroquíes, a quienes llamó “escoria”, y se atrevió incluso a proponer un concurso de caricaturas sobre el profeta Mahoma.
De cara a estas elecciones, Wilders matizó sus discursos y afirmó que hay “problemas más graves” como el alza del costo de la vida y se mostró dispuesto a apartar sus opiniones sobre el islam para gobernar. Pero su partido sigue sosteniendo un tono xenófobo en su manifiesto y propone medidas como restablecer los controles fronterizos, detener y deportar a inmigrantes irregulares, la salida de demandantes de asilo sirios y reintroducir permisos de trabajo para los trabajadores del bloque europeo.
Fuente: AFP.