Los gobiernos latinoamericanos están aprendiendo a no ponerse demasiado cómodos en sus despachos, enfrentados a votantes descontentos que han destronado a titulares de cargos públicos en toda la región, a menudo en favor de “outsiders” o políticos sin experiencia. En algunos casos, no ha salido bien.
Analistas afirman que la elección del impetuoso libertario argentino Javier Milei demuestra que una tendencia contraria a los gobernantes tradicionales se está convirtiendo en constante. “No hay una ola de izquierda ni una ola de derecha. No hay una tendencia ideológica clara, lo que hay es simplemente partidos de gobierno que pierden”, consideró Ignacio Labaqui, profesor de política latinoamericana en la Universidad Católica Argentina.
De Chile a Perú, Colombia y Ecuador, los votantes han optado simplemente por apartarse del gobierno de turno en favor de un actor nuevo. En Brasil, por ejemplo, los ciudadanos se inclinaron en 2019 hacia Jair Bolsonaro y luego volvieron en 2023 al veterano izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. Desde 2018, el único gobierno que se ha mantenido en el poder en unas elecciones libres y justas ha sido el de Paraguay, recalcó Labaqui.
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“Cansados de todo”
Gerardo Munck, profesor argentino de Relaciones Internacionales en la Universidad del Sur de California, en Estados Unidos, dijo a la AFP que, en la última década, el 80 % de las elecciones han sido ganadas por un partido de la oposición, desde que se desvaneció un auge de las materias primas. Las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19 empeoraron las cosas.
“Básicamente, los votantes están cansados de todo”, dijo, señalando a Argentina, donde Milei llegó al poder en medio de una ola de furia por décadas de declive económico bajo la larga coalición peronista dominante. Aunque la economía ha sido uno de los principales motores de la exasperación, muchos electores también están cada vez más preocupados por la inseguridad, a medida que la violencia de las drogas y las bandas -que antes sólo era un problema hacia el norte en Colombia- se extiende a nuevos países, como Chile, Ecuador e incluso el estable Uruguay.
Milei es también uno de varios ejemplos de presidentes elegidos no por ferviente adoración, sino por rechazo al otro candidato. Muchos argentinos lo describen como “el mal menor”. Los analistas creen que el hundimiento de los poderosos partidos tradicionales ha permitido el florecimiento de “outsiders”, es decir candidatos cuya victoria es considerada sorpresa, como Milei.
“Historial infeliz”
Milei, antiguo panelista de televisión, asumirá la presidencia argentina el mes que viene con muy poca experiencia política y solo 38 de los 257 escaños del Congreso, lo que deja una nube de incertidumbre sobre lo que será capaz de hacer. Si él se fijara en los precedentes en otros lugares de la región, vería un “historial infeliz” de nuevos gobiernos que han tenido dificultades o han visto cómo su popularidad cae rápidamente en picado, afirmó Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano, en Washington.
En Perú, el maestro rural Pedro Castillo irrumpió desde la oscuridad hasta la jefatura de Estado, pero con poca experiencia y una minoría en el Congreso el caos no tardó en llegar. El país tuvo cuatro gobiernos en seis meses y se enfrentó a múltiples procesos de destitución. Castillo fue cesado y detenido en diciembre de 2022, tras 18 meses en el poder y después de intentar disolver el Congreso y gobernar por decreto.
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El chileno Gabriel Boric, elegido en 2021, y el colombiano Gustavo Petro, en 2022, han visto cómo su popularidad cae a medida que se esfuerzan por aplicar las reformas prometidas. Boric, de 37 años, perdió el control de una reforma clave constituyente a manos de la extrema derecha y ha luchado contra el aumento de la delincuencia y la inflación.
Mientras tanto, la izquierda que gobierna por primera vez en Colombia ha sido derrotada en las elecciones locales, y el plan de “paz total” de Petro ha tenido dificultades, lo que ha llevado al país a experimentar un aumento de la violencia por parte de los grupos armados.
El profesor Munck afirmó que muchos de los líderes recientemente elegidos en América Latina son “aficionados”. “No han dirigido nada. (Milei) habla de teoría económica, pero dirigir un gobierno es totalmente diferente”. Para el experto, hay un mensaje a los gobiernos latinoamericanos: “Es fácil ganar unas elecciones, pero es difícil gobernar”.
Lo desconocido
Los analistas coinciden en que los únicos recién llegados que han conservado su popularidad han sido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele. Ambos se enfrentarán a la reelección el próximo año. Bukele se ha ganado la aprobación de su país con su guerra contra las pandillas, aunque ha sido criticado por las organizaciones de derechos humanos por sus detenciones arbitrarias y un creciente autoritarismo.
Noam Lupu, director asociado del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), afirmó que el problema con los “outsiders” es que “no se sabe realmente lo que van a hacer (o) hasta qué punto están comprometidos con el sistema político”. “Y a menudo hacen algo muy distinto de lo que dicen en sus campañas”. “Creo que Milei va a ser un buen ejemplo de ello”, consideró.
Fuente: AFP.