Emiratos Árabes Unidos, que en dos semanas acoge la cumbre climática de la ONU, inauguró el jueves pasado una de las mayores centrales de energía solar en el mundo. El país petrolero se comprometió en julio a triplicar la capacidad de sus energías renovables en los próximos años, aunque al mismo tiempo prevé aumentar su producción de crudo de tres millones a cinco millones de barriles diarios de cara a 2027.
Situada en pleno desierto, 30 kilómetros al sur de la capital Abu Dabi, el proyecto Al Dhafra está controlado al 60 % por las empresas públicas emiratíes TAQA y Masdar, mientras que el restante 40 % lo poseen la china Jinko Power Technology y la francesa EDF. Sus placas fotovoltaicas ocupan una superficie de 21 kilómetros cuadrados y tienen capacidad para producir 2 gigavatios y alimentar 160.000 hogares, según los responsables del proyecto.
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El responsable de la filial de renovables de EDF, Bruno Bensasson, dijo a la AFP que “permitirá evitar emisiones de gases de efecto invernadero del orden de 2 millones de toneladas por año”. Emiratos Árabes Unidos se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, pero considerando únicamente las emisiones nacionales y dejando de lado el impacto de los hidrocarburos que exporta.
La iniciativa Climate Action Tracker considera que estas ambiciones son “insuficientes” y reprocha al país del Golfo su intención de aumentar la producción de combustibles fósiles. Dubái acogerá del 30 de noviembre al 12 de diciembre la conferencia COP28 del clima de la ONU. Su presidente será Sultan Al Jaber, responsable de la empresa de energías renovables Masdar, pero también de la compañía petrolera nacional ADNOC.
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Fuente: AFP.