Medios argentinos confirmaron que un bebé de nueve meses está entre los rehenes de Hamás. El ministro encargado de la Embajada argentina en Israel, Francisco Tropepi, brindó la información y precisó que son 21 los argentinos secuestrados por el grupo terrorista.
Juan Carlos Dos Santos, enviado especial de Nación Media a Israel, recorrió ayer la plaza Rotonda Dizengoff, donde familiares, amigos y organizaciones sociales realizaron una instalación con osos de peluches con afiches de sus seres queridos, simulando estar ensangrentados, para reclamar que sean liberados por Hamás. Entre ellos, se encontraba la foto de Kfir Bibas, de 9 meses, rehén más joven de Hamás, que es ciudadano argentino.
Según Tropepi, el gobierno argentino trabaja con las autoridades israelíes para lograr la liberación de Kfir y si bien no brindó detalles, aseguró que es una prioridad para ambos países.
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Trauma psicológico
Ella Ben Ami, de 23 años, tiene casi todos los días la misma pesadilla: su madre, secuestrada el 7 de octubre por el movimiento islamista palestino Hamás, yace en el suelo, con las manos atadas, sin agua ni comida. La joven fue evacuada, como los otros 900 miembros del kibutz Beeri, en el sur de Israel, a un hotel en el Mar Muerto, y asegura que vive desde entonces “como una muerta en vida”. Tanto su madre como su padre, que vivían en otra calle del kibutz, fueron secuestrados.
“Desde el 7 de octubre, es como un día que no termina nunca. Nunca había sentido semejante sentimiento de impotencia”, confiesa la muchacha con la mirada perdida.
Atrincherada con su novio durante 18 horas en el refugio antimisiles de su casa, siguió en vivo, impotente, a través de mensajes enviados por su padre, el secuestro de ambos. “Casi todas las familias han perdido a alguien. Nadie logra darse cuenta de que hay tantas personas a las que ya no veremos”, dice.
Los especialistas israelíes en salud mental están abrumados por la cantidad y la amplitud de los traumas, por lo que el ministerio de Salud israelí emprendió una campaña de reclutamiento para hacer frente a lo que calificó como un “evento de salud mental sin precedentes”.
“No estábamos preparados para una tragedia de esta magnitud. Tuvimos que actuar muy rápido para responder a múltiples necesidades”, explica Merav Roth, psicoanalista, profesora de la Universidad de Haifa, y agrega que “los diferentes grupos de edades se han visto afectados, desde bebés hasta ancianos, y los traumas son extremadamente diversos, desde la persona encerrada en un refugio durante 20 horas con disparos incesantes, hasta la persona cuyos seres queridos han sido secuestrados o cuya esposa e hijos fueron masacrados”.
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Guerra continúa
“Es complicado devolver una sensación de seguridad mientras todos todavía estamos en medio de una guerra”, dice Celina Rozenblum, psicoterapeuta de la ONG israelí IsraAid, especializada en ayuda de emergencia.
Muchos se refugian en sus habitaciones la mayor parte del tiempo, como May, de 14 años, que junto con su madre Shahar Ron, de 46 años, sobrevivió al ataque. Aunque Shahar recibió un disparo en la cadera, dice que no quiere recibir ayuda psicológica porque se siente “incomprendida” por quienes no vivieron las masacres.
“Los psicólogos nos dicen que (...) nos reconstruiremos, pero no estamos realmente vivos. Me siento como un sobre vacío en el interior. Es imposible comprender la amplitud de las atrocidades que la gente ha experimentado. Quiero despertarme de esta pesadilla”, agrega.
Fuente: AFP