El ejército israelí efectuó una “operación selectiva” con tanques e infantería por la noche en la Franja de Gaza, en preparación para una incursión terrestre en este territorio palestino controlado por Hamás, informó un comunicado militar. Durante la noche, el ejército llevó a cabo “una operación selectiva con tanques en el norte de la Franja de Gaza, como parte de los preparativos para las siguientes fases de combate”, indicó el comunicado del portavoz militar.
“Los soldados salieron de la zona al final de la actividad”, agregó la fuente. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo la noche del miércoles que, junto al intenso bombardeo contra Gaza, “estamos preparando una ofensiva terrestre”. Imágenes de video en blanco y negro subidas por el ejército mostraron una columna de vehículos blindados y niveladoras que atraviesan lo que parece ser una cerca fronteriza.
La AFP verificó el sitio como el sur de la ciudad israelí de Ashkelon, pero no pudo determinar cuándo fue grabado el video. Otro video parece mostrar un bombardeo aéreo y edificios atacados con municiones, con esquirlas volando por el aire junto a una columna de humo.
Horas antes, Netanyahu divulgó un mensaje en vivo a los pobladores israelíes aún dolidos por el sangriento ataque de Hamás del 7 de octubre, en el cual declaró que “estamos en una campaña por nuestra existencia”. Ese día, combatientes de Hamás ingresaron a Israel y mataron a 1.400 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a 222 rehenes, según las autoridades israelíes. Entre los muertos israelíes hubo más de 300 militares.
Ofensiva terrestre
Israel respondió con un intenso bombardeo que ha dejado a más de 6.500 gazatíes muertos, entre ellos 2.704 niños, según cifras divulgadas por el ministerio de Salud controlado por Hamás en el territorio. Ante los crecientes llamados internacionales a atemperar su feroz campaña de bombardeos, Netanyahu anunció que continuará con planes para una guerra terrestre.
Jactándose de “llover fuego infernal sobre Hamás” y de matar a “miles de terroristas”, Netanyahu aseguró que su gabinete de guerra y el ejército decidirán el momento de la “ofensiva terrestre”. Prometió “eliminar a Hamás” y “traer a los rehenes a casa”, pero aclaró que “no puedo decir cuándo, cómo ni cuántos [efectivos]” participarán en la ofensiva.
El presidente estadounidense, Joe Biden, es uno de los líderes que han pedido a Israel “proteger a los civiles inocentes” en su campaña contra Hamás. Igualmente, el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió el miércoles en El Cairo que “una intervención masiva que pone en peligro la vida de la población civil (...) es un error”.
“Una masacre”
El ministerio de Salud palestino de Gaza dijo el miércoles que el balance de víctimas en el enclave subió a 6.500. Biden expresó dudas sobre las cifras de Hamás, y aunque persisten cuestionamientos sobre las cifras, no hay dudas sobre la magnitud del sufrimiento. Barrios enteros han sido arrasados, los médicos en los hospitales están desbordados con heridos y deben realizar intervenciones sin anestesia.
“No es una guerra contra Hamás, es una guerra contra los niños”, fustigó Abu Ali, un poblador de Gaza, luego de que su casa fuera bombardeada en Rafah. “Es una masacre”. Cerca de 1,4 millones de personas, más de la mitad de la población del territorio, han sido desplazadas, según la ONU. El organismo señaló que 12 de los 35 hospitales del enclave han cerrado por daños o falta de combustible.
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“Ningún lugar es seguro en Gaza” ante los bombardeos israelíes, afirmó el jueves Lynn Hastings, coordinadora de asuntos humanitarios de la ONU para los territorios palestinos. Israel cortó las vías de suministro de agua, alimento y otras necesidades, y menos de 70 camiones con ayuda han ingresado al territorio desde el inicio de la guerra.
Israel ha impedido el ingreso de combustible por temor a que Hamás lo utilice para cohetes y explosivos. Organismos de socorro advierten que más personas morirán sin combustible porque no podrán utilizarse equipos médicos, plantas de desalinización de agua y ambulancias. Los hospitales requieren de combustible para sus generadores eléctricos. Sin ellos, advirtió la Cruz Roja, los hospitales “se convertirán en morgues”.
Explosión regional
La guerra también despertó temores de una conflagración regional si intervienen otros enemigos de Israel. La noche del miércoles, el movimiento Hezbolá basado en Líbano lanzó un misil tierra-aire a un dron israelí, que según el ejército de Israel fue interceptado y “golpeó a la fuente del lanzamiento”.
Hamás, Hezbolá y el gobierno de Siria son apoyados por Irán, que rechaza la existencia del Estado de Israel. El rey jordano Abdalá II advirtió que la actual violencia podría “conducir a una explosión” regional. La violencia también creció en Cisjordania ocupada, donde unos 100 palestinos han muerto, según las autoridades de salud.
Presión internacional
Israel se encontraba este miércoles bajo presión internacional para sopesar los riesgos de una operación terrestre en Gaza sin asegurar la protección de la población civil, hostigada por bombardeos en respuesta al letal ataque de Hamás del 7 de octubre. La Franja de Gaza está en una situación humanitaria crítica y sus hospitales se enfrentan a un “colapso total”, alertaron médicos palestinos, que denuncian la falta de combustibles y la escasez de medicamentos.
Israel mantiene además el territorio de 362 km2 y 2,4 millones de habitantes bajo estricto asedio y desplegó frente a él decenas de miles de soldados, con vistas a una posible invasión para “aniquilar” al movimiento islamista Hamás. El grupo palestino, que gobierna Gaza desde 2007, lanzó un ataque contra Israel el 7 de octubre. El asalto, el más letal desde la creación del Estado hebreo en 1948, dejó más de 1.400 muertos, según las autoridades israelíes.
Los milicianos también capturaron a más de 200 personas, que fueron llevadas a Gaza como rehenes. Cuatro de ellas han sido liberadas en los últimos días. Según Hamás, más de 6.500 personas murieron en los bombardeos israelíes. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, admitió por primera vez que deberá dar “respuestas” por las fallas de seguridad evidenciadas en el ataque de Hamás, pero que eso “ocurrirá más tarde”.
De momento, “estamos preparando una incursión terrestre”, subrayó en un mensaje televisivo. “No puedo decir cuándo, cómo ni cuántos [efectivos] habrá ni las consideraciones que estamos tomando en cuenta” para lanzar la invasión, agregó. El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió desde Egipto que una operación terrestre “masiva” sería un “error” porque pondría “en peligro la vida” de civiles “sin proteger a Israel a largo plazo”.
Junto a él, su par egipcio Abdel Fatah al Sisi coincidió en que una “invasión terrestre” de Gaza provocaría “muchas, muchas víctimas civiles”. Incluso el presidente estadounidense, Joe Biden, aunque no es partidario de un alto el fuego ni pide a Netanyahu retrasar una incursión, destacó que Israel debe hacer “todo lo posible” para proteger a los civiles.
La operación terrestre se había anunciado como inminente pero se está demorando. Medios y analistas atribuyen esta tardanza a presiones internacionales, desacuerdos entre políticos y militares y la cuestión de los rehenes en Gaza. La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a Hamás a dar pruebas de vida de los rehenes y a liberarlos “por razones humanitarias y de salud”.
“Colapso total”
La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) indicó que podría verse obligada a cesar sus actividades en Gaza esta misma noche por la falta de carburante. En el territorio se están agotando igualmente las reservas de agua, electricidad y comida. La ONU calcula que más de un tercio de los 35 hospitales de la Franja están fuera de servicio por los daños sufridos en los bombardeos o por la falta de combustible.
“Los hospitales están en un estado de colapso total”, alertó Mohammed Abu Selmeya, director del hospital Shifa, el mayor de Gaza. “Más del 90 % de los medicamentos y productos se han agotado”, advirtió a AFP, al subrayar la urgencia de conseguir combustible para los generadores, claves para el funcionamiento del establecimiento.
La ayuda humanitaria empezó a entrar a cuentagotas a Gaza, aunque no incluye el preciado carburante. Desde el sábado, apenas 70 camiones cruzaron el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. La ONU considera que se necesitan al menos 100 diarios y reclama la entrada urgente de combustible para alimentar los generadores de los hospitales, bombear y purificar agua y permitir la circulación de los camiones.
Pero Israel se niega, asegurando que esto beneficiaría a Hamás. Una vez que los generadores dejen de funcionar, los hospitales “se convertirán en morgues”, advirtió la Cruz Roja. Ahmad Abdul Hadi, cirujano ortopédico del hospital Nasser, dijo a la AFP que debió operar a varios heridos sin anestesia. “No hay suficientes productos anestésicos”, pero “los heridos están sufriendo mucho, por lo que no podemos esperar para operarlos”, explicó.
Tensiones regionales en aumento
El ejército israelí informó que había golpeado “varias infraestructuras terroristas” del movimiento islamista el miércoles. Hamás indicó por su parte que al menos 700 personas habían muerto en un día en Gaza. El conflicto provoca tensiones en Cisjordania ocupada, donde más de cien palestinos murieron en operaciones del ejército israelí desde el inicio de la guerra, según el Ministerio de Salud con sede en Ramala.
También se registró un aumento de ataques de colonos israelíes contra palestinos. Esos ataques deben “parar ahora”, clamó Biden. Las tensiones se extendieron también a la frontera con Líbano, con intercambios de disparos diarios entre las tropas israelíes y el movimiento islamista Hezbolá. El miércoles por la noche, el ejército israelí dijo haber bombardeado posiciones en Líbano desde donde poco antes se había lanzado un misil tierra-aire contra uno de sus drones.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Turquía y Catar, así como la reina Rania de Jordania, acusaron el miércoles a la comunidad internacional de aplicar un “doble rasero” en su reacción al conflicto. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que anulaba sus planes de viajar a Israel. Israel, por su parte, lo criticó por haber calificado a los milicianos islamistas de “liberadores que protegen su tierra”.
Fuente: AFP.