El candidato libertario Javier Milei, que disputará la presidencia de Argentina con el peronista Sergio Massa en un balotaje el 19 de noviembre, ofreció cargos a la izquierda si llega al gobierno, en su afán por sumar apoyos. El domingo pasado, el diputado obtuvo 29,98 % de los votos, frente a 36,68 % del candidato oficialista, Sergio Massa.
“Nosotros tenemos el ministerio de Capital Humano y en algunos aspectos de las áreas que entran ahí las personas que más saben de ese tema son de izquierda (...) Si va a aportar una solución, ¿qué me importa qué piensa sobre la teoría del valor? Me importa tres rábanos”, dijo el dirigente de la ultraderechista La Libertad Avanza en una entrevista con el canal La Nación+.
El legislador Gabriel Solano, líder del Partido Obrero que integra el Frente de Izquierda Unida, rechazó la iniciativa. “Es un oportunismo absurdo de alguien que planteó insistentemente durante un año que la izquierda es una mugre”, dijo. El lunes, Milei también propuso sumar a su eventual gobierno a la conservadora Patricia Bullrich, del partido Propuesta Republicana (PRO), parte de la coalición de centro-derecha Juntos por el Cambio, que quedó tercera con 24 % de los votos en los comicios del domingo.
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“Cómo no la voy a incorporar, si ella ha sido exitosa combatiendo la inseguridad”, dijo Milei sobre la exministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019). Milei había acusado a Bullrich de “poner bombas en jardines de infantes” durante su militancia juvenil en el peronismo en los convulsionados años 1970. La excandidata lo denunció penalmente por esas declaraciones.
Con un discurso en contra de lo que llama “la casta política chorra (ladrona)”, Milei era el favorito de los sondeos para la primera vuelta electoral del domingo. Pero solo recogió 30 % de los votos y quedó detrás del ministro de Economía Massa (casi 37 %). El gobernador de la provincia de Buenos Aires, el peronista Axel Kicillof, uno de los principales aliados de Massa, ironizó sobre la búsqueda de alianzas de Milei.
“Ahora tenemos a un Milei edulcorado, asesorado. Tampoco le va a ser útil. Esto de ofrecerle un ministerio a (la excandidata izquierdista Myriam) Bregman y a Bullrich lo convierte en un payaso después de todo lo que dijo”, declaró a radio El Destape. Massa, por su parte, se lanzó desde el mismo domingo a la conquista de los votos de la Unión Cívica Radical (socialdemócratas), también parte de la alianza Juntos por el Cambio.
“Quiero hablarle a esos miles de radicales que comparten con nosotros valores democráticos como la educación pública y la independencia de poderes. Voy a hacer el mayor de los esfuerzos en los próximos 30 días para ganarme su confianza”, dijo quedar primero el domingo. También prometió que si gana la presidencia convocará a un gobierno de unidad.
Repelió a la “marea verde”
No se trató solo de economía. En Argentina los votantes están inmersos además en una discusión sobre el poderoso movimiento feminista, luego de que el antisistema libertario Javier Milei prometiera revertir los derechos de las mujeres con los que el país marca el ritmo de la región.
“Hubo una movilización muy fuerte de las mujeres contra Milei”, cuya retórica “no sólo era antifeminista sino también antimujer”, dijo el martes a AFP el politólogo Iván Schuliaquer, de la Universidad San Martín de Buenos Aires.
Milei, el segundo candidato más votado en las presidenciales del domingo después del peronista Sergio Massa, tiene una férrea postura antiaborto, quiere eliminar el Ministerio de la Mujer y niega la brecha salarial entre hombres y mujeres.
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Los estudios de opinión muestran que sus votantes son mayoritariamente hombres. Unos lo acusan de ser una “reacción patriarcal” a los feminismos; otros lo consideran el abanderado de una “mayoría silenciosa” que se había “atrincherado” frente al avance de los derechos de la mujer.
“En las ideas de Milei hay mucho de reacción patriarcal”, dijo la candidata de izquierda Myriam Bregman. “Como mínimo, sienten cuestionados sus privilegios”. En el último acto de campaña de Milei, un simpatizante dijo a la AFP que las feministas “tienen un discurso que es como grabado”.
“No comparto que modifiquen el idioma castellano”, dijo Moisés Achee, un obrero de 57 años, refiriéndose al lenguaje inclusivo. “Ni que me impongan ciertas cosas que si no las acepto es como que soy yo el que excluye. No comparto para nada ciertas ideas. ¡Así que vamos junto a Javier Milei!”
El candidato de 53 años convenció a sus seguidores de que sería su abanderado ante estas disconformidades. “¡No voy a estar pidiendo perdón por tener pene!”, exclamó, por ejemplo, en una entrevista el año pasado.
Del pañuelo verde a la trinchera
En 2015, las argentinas lanzaron el grito de “Ni una menos”, para denunciar los femicidios como la máxima expresión de la violencia de género. En Argentina, este efervescente movimiento de reivindicaciones tuvo su punto cumbre en las discusiones sobre el derecho al aborto, que comenzaron en 2018 hasta que tras un segundo intento se promulgó finalmente en enero de 2021.
En esos años los pañuelos verdes de “las pibas”, una adaptación feminista de los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo, fueron adoptados por mujeres de todo el mundo. “Argentina es la puerta que abre las luchas por derechos en la región, y la que imprime sesgos de época políticos en ese sentido”, dijo a la AFP Soledad Vallejos, periodista especializada en temas de género y quien integró el grupo fundador de Ni Una Menos.
Y “si los sectores de la reacción conservadora pueden torcer el brazo a la sociedad argentina en eso, van a ir por todo en la región”, advirtió. Mientras esta “marea verde” se propagaba, la reacción de los varones que se sentían injustamente cuestionados se estaba gestando en grupos de WhatsApp y redes sociales.
Lo cuenta así el propio Agustín Romo, director de comunicación digital de Milei. “Hubo un sobregiro del feminismo para el que eras culpable solo por ser hombre que generó una reacción importante incluso en varones y mujeres no ideologizadas. O en mujeres que incluso se dieron cuenta de que se les había ido la mano”, dijo en agosto a elDiarioAR. “En ese momento (entre 2017 y 2019), un amigo me mete en un grupo de WhatsApp. Y el grupo era una trinchera”, relató Romo.
La irrupción de Milei
Paralelamente a la formación de estas “trincheras” en las redes sociales, un economista libertario era invitado con frecuencia en la televisión argentina porque su histrionismo y sus dichos antisistema generaban buen rating. Era Javier Milei. Llegó entonces la pandemia, que terminó de aderezar el cóctel perfecto para unir más a los antisistema.
Y en la Argentina del “Ni una menos”, Milei comenzó a reclamar “igualdad ante la ley” cuando se le habla de femicidio. Es decir, propone eliminar el agravante que contempla el código penal cuando el motivo del crimen es una cuestión de género. El filósofo Ricardo Forster dijo a la revista Perfil que Milei “tiene un discurso que parece rebelde”, pero sin embargo es “reaccionario”.
Tiene en juego “el resentimiento de la masculinidad, que se expresa en el crecimiento de extremas derechas en muchas partes del mundo”, prosiguió Forster, comparando a Milei con Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. Para Schuliaquer, mientras la división entre los partidos rivales tradicionales de Argentina solía ser de clase, ahora la contienda política pendiente entre Milei y el peronismo será “de género y de generación”.
Fuente: AFP.