Con más de 30 años de carrera política, Sergio Massa logró este domingo su oportunidad soñada de disputar la Presidencia argentina, desde el cargo de ministro de Economía y con 140 % de inflación anual. El 19 de noviembre Massa, el más votado en la primera vuelta de los comicios con 36 % de los sufragios, enfrentará al libertario antisistema Javier Milei, quien era el favorito de las encuestas, pero quedó atrás con poco más del 30 %, según el escrutinio de 83,26 % de las mesas.

Esta es la segunda vez que Massa busca la Presidencia, luego de una derrota en 2015. Massa, que es hoy la principal figura del gobierno peronista de centro-izquierda argentino, optó por mantenerse en el cargo de ministro con la idea de que “la campaña es la gestión”.

Asumió en medio de la tempestad, luego de las abruptas renuncias de sus predecesores Silvina Batakis y Martín Guzmán, y fue entonces elogiado por sus compañeros. “Sergio asumió tres días antes de que nos vayamos en helicóptero”, declaró el dirigente oficialista Jorge Ferraresi, en alusión a la abrupta salida de Fernando de la Rúa en 2001, en la peor crisis de Argentina.

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Un gran vendedor

De 51 años y carácter dialoguista, Massa ha hecho acuerdos con empresarios, sindicatos y con el Fondo Monetario Internacional. Pero no pudo dominar la inflación, la principal preocupación de los argentinos. Abogado de profesión, posee la habilidad de mostrar las dificultades como logros, al menos entre sus adeptos.

“Aunque no tenga un plan, improvise de manera permanente y sus promesas no se cumplan, él siempre transmite la idea de que está en control de la situación y de que va a encontrar la salida”, opinó Diego Genoud, biógrafo no autorizado de Sergio Massa.

Una habilidad que sus rivales critican. “Es un tipo peligroso justamente por su capacidad de ilusionar gente. Es capaz de hacer un discurso con una soltura y una eficacia discursiva que uno le cree, aunque vaya completamente a contramano de los hechos. Uno tiende a creerle a Massa”, dijo el diputado opositor Fernando Iglesias. A Massa “sólo le interesa la acumulación de poder”, sostuvo.

Apasionado

De aspecto corpulento, peinado cuidado y siempre con una sonrisa fotográfica, Massa habla parsimonioso y modula como si estuviera en una Charla Ted. Sin embargo, en más de una oportunidad se describió a sí mismo como “apasionado”, y apuntó a la herencia italiana que sus padres inmigrantes le traspasaron.

“Soy súper apasionado, para bien o para mal”, explicó en un entrevista, en la que también reveló que tuvo fuertes peleas con varios de sus familiares, hasta casi irse a los puños con su tío y con su suegro. Luego aseguró que ya no maneja el mismo nivel de intensidad que tenía en su juventud: “Los golpes te van moldeando”, sostuvo.

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Amigos y enemigos

En su carrera política Massa ha hecho mutar amistades en enemistades y viceversa, varias veces. Dio el salto a la política nacional en 2013 con su Frente Renovador, espacio dentro del peronismo que se presentó como alternativa al gobierno de Cristina Kirchner (2007-15), de quien había sido jefe de gabinete y que hoy nuevamente lo respalda. En 2015 fue candidato a la Presidencia, pero quedó fuera en la primera vuelta de las elecciones que finalmente ganó el derechista Mauricio Macri.

Antes de crear el Frente Renovador, entre 2007 y 2008, y luego entre 2011 y 2015, fue alcalde de la ciudad de Tigre, a las afueras de Buenos Aires, por la alianza de la entonces presidenta Kirchner. Sin embargo, pocos años después se distanció de ella y hasta llegó a sostener que “Cristina es el pasado” o que “debería estar presa”. En 2019 se alió nuevamente con la exmandataria, electa ese año vicepresidenta. “Es difícil encontrar coherencia en Massa. (Pero) tiene la capacidad de estar siempre bien ubicado y ser codiciado en el mercado del poder”, dijo a la AFP Genoud.

Familia política

Massa nació y se crió en la periferia de la provincia de Buenos Aieres y tuvo sus comienzos en el partido liberal UCEDÉ a finales de la década de 1980. A mediados de 1990 viró su militancia hacia el peronismo bonaerense de la mano de las dirigentes políticas Cristina Camaño y Marcela Durrieu, su suegra.

Durrieu le presento a su hija, Malena Galmarini, con quien se casó y tuvo dos hijos. “Ella los enganchó, le debe haber gustado a ella como novio de Malena”, rememoró Fernando Galmarini, suegro de Massa y antiguo dirigente peronista.

Malena, presidenta de la empresa estatal de aguas, funge como su promotora y defensora en la arena política, ya sea para denunciar en la prensa campañas en contra de su marido como para publicar fotos de él durmiendo con el perro.

Foto: AFP.

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