Varias familias de israelíes secuestrados por el grupo terrorista Hamás siguen clamando por la liberación de los mismos. Danielle y Sharon Aloni; Yarden Roman; y Omer Shem-Tov son algunas de las tantas víctimas del grupo paramilitar palestino y los familiares de cada uno no solo los recordaron con mucho cariño, sino también con la esperanza de que su pesadilla termine para volver a reencontrarse con ellos.
“El sábado a la mañana, mi hermana nos dijo que los terroristas estaban en nuestra casa. Nos envió un espeluznante mensaje de voz diciendo que podían escucharlos: ‘están quemando la casa y el humo se está metiendo debajo de la puerta, no creemos que lo lograremos, los amamos’”, relató el hermano de Danielle y Sharon, Moran Aloni, para la organización israelí Explain Israel.
Con dolor contó que el último mensaje de una de sus hermanas fue “ayuda, estamos muriendo”. “Mis hermanas Danielle, Sharon y sus hijos Yuli, Emma, Amelia y David. Rezo para que ustedes encuentren en su corazón para hacer algo fuera de lo ordinario; muéstrennos que allí hay alguien más que puede escuchar nuestras plegarias”, expresó.
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Dolor e impotencia
Roni Roman, hermana de Yarden, habló del suplicio que le tocó vivir desde el momento en que su hermana fue secuestrada. Indicó que primero recibió una llamada del novio de la víctima, quien hablaba desesperado de que estaba corriendo lo más rápido que podía, hasta que mira detrás de él y ve a Yarden escondiéndose debajo de un árbol con sus manos en su cabeza, en un intento de protegerse.
“Esa fue la última vez que alguien vio a Yarden o supo algo sobre ella. Ella es ciudadana alemana y espero que todo el mundo entienda que esto no es solo un problema de Israel, sino también de Alemania, de Europa y el mundo. Civiles inocentes, mujeres, niños, ancianos, quienes están en cautiverio, y tal vez mi hermana esté entre ellos”, dijo.
Hizo además un llamado al gobierno de Israel, de Alemania y el resto del mundo, suplicando que su hermana pueda regresar a su hogar, el mismo llamado que emitieron los padres de Omer, Shelly y Malki Shem-Tov. “Siempre me decía ‘te amo, mamá', y me llamaba ‘maman’. Él siempre me abrazaba y me besaba tres veces en la mejilla”, recordó con impotencia la madre del joven secuestrado.
Su padre expresó que en cada llamada mantenida con Omer, él sonaba cada vez con más pánico y hablaba de la forma en que los terroristas estaban disparando a todos. “Él pudo mandarnos su ubicación en tiempo real y de repente vimos que se dirigía hacia Gaza. Desde ese punto, dejó de responder su celular”, indicó su padre.
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