Una pareja taiwanesa tuvo una insólita idea para disuadir a sus invitados de generar residuos inútiles: fotografiarse ella con vestido de novia y él con esmoquin delante de una montaña de basura. Para su “boda ecológica”, prevista para enero próximo, Iris Hsueh, activista de Greenpeace, y su prometido pidieron a sus invitados que asistan con sus propios recipientes para llevarse los restos del banquete.
Con la convicción de que mostrar es un método de comunicación más eficaz que simplemente hablar, esta pareja realizó un viaje de tres horas desde Tapéi hasta Puli, en el centro de la isla, para una sesión de fotos en un basural. La cantidad de basura que llega al vertedero local aumenta constantemente en los últimos años.
“Si un invitado no está dispuesto a llevar un recipiente, le muestro la foto y le pido que reconsidere su decisión”, explicó a AFP esta mujer de 33 años que añadió que las fotos acabaron atrayendo la atención de los medios locales.
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Taiwán, una isla de 23 millones de habitantes con un gobierno propio, tiene un programa de reciclaje desde 1987. Más del 50 % de los residuos domésticos son tratados por este sistema, una de las tasas más altas del mundo.
Pero, Chen Chun hung, responsable del equipo de saneamiento de la comuna de Puli, constató que la cantidad de basura que lleva a este basural ha aumentado de forma espectacular. En la década de 1980 recibían unas 20 toneladas diarias y actualmente están en un nivel de 50 toneladas de desechos por día.
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“Nuestra población disminuye, pero la cantidad de basura aumenta cada año”, señaló. El vertedero de Puli, específicamente, comenzó como un estacionamiento para camiones de basura y su uso como lugar de almacenamiento de los residuos debía ser “temporal”, indicó Chen, pero ha estado funcionando durante tres años.
Desde que sus fotos se volvieron virales, Hsueh contó que sus amigos y familiares prometieron reflexionar sobre la cantidad de residuos que producen en su vida cotidiana. ¿Y para el día de la boda? “Espero ver a todos con un recipiente”, subrayó Hsueh con una sonrisa.
Fuente: AFP.