Argentina elige el domingo a su nuevo presidente entre Javier Milei, un libertario antisistema que pateó el tablero político y cultural, el ministro de Economía Sergio Massa, responsabilizado por muchos por la inflación rampante, y Patricia Bullrich, una exministra de Seguridad de derecha que promete mano dura.
Para triunfar, el ganador debe obtener 45 % de los sufragios, o bien 40 % con 10 puntos de ventaja sobre el siguiente candidato más votado. De lo contrario, los dos primeros irán a balotaje el 19 de noviembre.
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Milei, el enemigo del Estado
Economista de ultraderecha y libertario, Milei trabajó en la actividad privada hasta hace dos años. Primero se dio a conocer en la televisión y luego se viralizó en las redes sociales, donde conquistó a los jóvenes con un discurso ‘anti-woke’ novedoso y disruptivo que se lleva por delante la agenda de derechos progresista.
Su cabellera abundante y despeinada, su retórica provocadora contra “la casta” del establishment político completan el personaje que sacude el statu quo.
Milei plantea dolarizar la economía, prohibir el aborto, permitir el porte de armas, reducir drásticamente los impuestos y también el gasto público. Hizo campaña alzando una motosierra encendida para simbolizar los recortes presupuestarios que planea hacer.
Son frecuentes las comparaciones con el expresidente estadounidense Donald Trump y el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, si bien ninguno fue tan lejos como para proponer “dinamitar” el Banco Central, que para Milei es “un mecanismo por el cual los políticos estafan a los argentinos”.
Tras ser elegido diputado en 2021, Milei rifó su salario, en un gesto de desprecio hacia las prebendas de los políticos. Publicó varios libros, pero ha sido acusado de plagiar párrafos enteros.
De 52 años, soltero y sin hijos, el amor por sus mastines ingleses es comidilla entre los argentinos. Consideraba a su fallecido perro Conan como un hijo y el dolor de su pérdida lo llevó a clonarlo en Estados Unidos, de donde le enviaron otros cuatro. Ellos y su hermana Karina conforman, según él mismo dice, su círculo afectivo más inmediato.
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Massa, la oferta de unidad
Como ministro de Economía desde 2022, Sergio Massa lucha contra una inflación anualizada de casi 140 %, la pérdida de valor de la moneda y el aumento de la pobreza (40 %).
Culpa de la crisis la deuda con el FMI contraída por el gobierno anterior, la pandemia y la sequía. Pero su candidatura “se deteriora al ritmo de la economía”, dijo a la AFP Juan Negri, politólogo de la Universidad Torcuato di Tella.
Sin embargo, el abogado de 51 años, siempre dialoguista, apacible y sonriente, cuenta con sus más de 30 años de carrera política: ha basado su campaña en una promesa de unidad, en contraste con la disrupción enfervorizada que representa Milei.
Por esto su candidatura representa para votantes como Valentín Figarra, un estudiante de 20 años, una garantía de estabilidad: “Cuando gobierna el peronismo acá en Argentina la calle está tranquila (...) Los sindicatos son parte de este gobierno, entonces hay como una cierta convivencia”.
Compite como el candidato de Unión por la Patria, una alianza de varios sectores dentro del peronismo, entre ellos el de Cristina Kirchner, la vicepresidenta. Ella y el mandatario Alberto Fernández han estado notoriamente ausentes de la campaña presidencial.
Massa ha hecho y deshecho alianzas políticas. Creó en 2013 el Frente Renovador, un partido de centro como alternativa a Kirchner, a quien había acompañado como jefe de gabinete entre 2008 y 2009.
Hijo de inmigrantes italianos, creció en la periferia de Buenos Aires. Está casado y tiene dos hijos.
Patricia Bullrich, la mano dura
La candidata de la coalición opositora Juntos por el Cambio (derecha) se presenta como la mano dura para un país en crisis. “Es todo o es nada”, dice en sus mensajes publicitarios.
Politizada desde su adolescencia, Bullrich militó en la Juventud Peronista en los turbulentos años 1970, en plena actividad de la guerrilla Montoneros. Milei usó recientemente este dato para acusarla de haber puesto “bombas en jardines de infantes”, un comentario que llevó a la candidata a denunciar penalmente a su rival por calumnia.
La historia de su familia se enlaza con la de Argentina. Su bisabuelo Honorio Pueyrredón fue un destacado dirigente radical (socialdemócrata) y los Bullrich tuvieron la más importante casa de subastas de ganado en Buenos Aires en el siglo XIX. Su cuñado Rodolfo Galimberti fue un importante líder de Montoneros.
Fue ministra de Seguridad en el gobierno de Macri (2015-2019) y ministra de Trabajo en el de Fernando de la Rúa (1999-2001). Presidenta del partido PRO, de licencia por la campaña electoral, ha cultivado una imagen de mujer decidida e intransigente. Tiene un hijo y su esposo actual es el abogado Guillermo Yanco.
Fuente: AFP.