Ibrahim al Qarnaoui llegó hace unos días a Gaza para ver a su familia. Ahora, sorprendido por el conflicto, espera que su pasaporte suizo le permita salir del enclave palestino bombardeado permanentemente por Israel, mientras permanece bloqueado en Rafah, el paso fronterizo con Egipto. La embajada suiza en Israel “nos dijo ayer que viniéramos al puesto fronterizo de Rafah”, el único punto de salida de Gaza que no está bajo control israelí, cuenta a la AFP.
Un responsable de Estados Unidos anunció un acuerdo con Egipto e Israel para abrir unas horas ese paso para dejar salir a los estadounidenses. Los demás extranjeros o personas con nacionalidad deberán esperar. “El puesto fronterizo no está abierto”, recuerda Qarnaoui, que prefiere no regresar a la vivienda de su familia en el campo de refugiados de Bureij, más al norte), mientras los bombardeos israelíes prosigan.
Ningún taxi se aventura por las carreteras, por lo que este hombre, de 77 años, tuvo que encontrar a un residente local que aceptara acogerlo durante la noche. “Todos dormimos en el suelo, hacía mucho frío. Luego, uno de los residentes (de la casa) me llevó a la terminal esta mañana”, relata. “Media hora más tarde, nos enteramos de que su vivienda acababa de ser bombardeada”, agrega.
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Unas treinta personas con pasaportes extranjeros esperan cerca de la terminal, bombardeada en tres ocasiones al inicio de la ofensiva lanzada por Israel en réplica al ataque perpetrado por milicianos del movimiento islamista Hamás, que mataron a más de 1.400 personas. Instalado en Suiza desde hace décadas, no es la primera vez que a Qarnaoui le pilla por sorpresa una guerra en Gaza en plenas vacaciones.
“Vi la guerra de 2008, pero era diferente; esta vez es una guerra genocida”, asegura, en momentos en que Israel amenaza con invadir el enclave, de 632 km2 y casi 2,4 millones de habitantes. “Si no logro salir, volveré a la vivienda familiar y viviremos o moriremos juntos”, comenta Qarnaoui. Said al Hasi intenta volver a Suecia, que dejó hace tres semanas para ir de vacaciones a Rafah donde vive su familia. “Nuestra casa está al este de la ciudad, nosotros nos hemos marchado hacia el oeste”, una zona más alejada de Israel y su ejército, indica a la AFP.
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Sin comida
“En los países donde hay paz” puede utilizar su pasaporte sueco, pero, en Gaza, “un pasaporte no vale nada frente a los bombardeos y la guerra”, constata. Rafah, por el momento, permanece cuidadosamente sellada por el lado egipcio. El Cairo sostiene que el lugar no puede servir “únicamente” para que salgan los extranjeros.
Según fuentes citadas por los medios de comunicación, no se dejará a nadie cruzar la frontera hasta que se permita entrar ayuda humanitaria internacional a Gaza, que se está acumulando en el Sinaí egipcio. “Si nos lanzan una bomba atómica, al menos, moriremos más rápido que ahogados bajo los escombros”, comenta Hasi.
Fuente: AFP.