Desde el techo de una parada de autobús, Tiago Codevilla grita “¡viva la libertad, carajo!” por un megáfono. Tiene 17 años, está en secundaria y su primer voto será para Javier Milei, el libertario argentino que atrae el voto joven en su país.
Milei, de 52 años y apodado “el león” por su melena alborotada, es un diputado ultraderechista que sacudió el escenario político argentino con un discurso enfrentado con la “casta política parasitaria” y polémicas propuestas que van desde “dinamitar” el Banco Central y dolarizar la economía, hasta permitir la libre venta de órganos humanos.
Su popularidad se cimentó desde la televisión, donde fue habitual panelista económico, y se expandió en las redes sociales. Así lo conoció Tiago y otros muchos jóvenes, cautivados por sus ofuscados discursos y ahora por la promesa de conquistar la libertad. “Lo veo desde los 10, 11 años”, explica Tiago a la AFP en el mitin en San Martín, en la provincia de Buenos Aires, el mayor centro electoral de Argentina, donde Milei concentra sus energías.
“Vos ves que a tu mamá y a tu papá les falta plata, que viven puteando a los políticos que hay, y un día lo ves en YouTube, le das play, empezás a escucharlo al chabón hablar y es algo que te queda. No te quiere ver de tonto como todos los políticos”, sigue el chico que viste camisa blanca con una fina corbata negra, y lleva el cabello rubio y largo en trenza. “Va de frente, es muy explícito, no te va a decir a mentiras”.
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Relación “volátil”
Un total de 35,3 millones de argentinos están llamados a las urnas el 22 de octubre, de los cuales 9,5 millones tienen entre 16 y 29 años --el sufragio es voluntario desde los 16 años y obligatorio a partir de los 18. Según las encuestas, Milei debe avanzar primero al balotaje del 19 de noviembre junto al ministro de Economía, Sergio Massa, candidato del peronismo. La conservadora Patricia Bullrich marcha atrás.
Alfredo Serrano, director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), dice que el voto por Milei tiene una predominancia de jóvenes menores de 24 años. “Se explica por una crisis de representatividad de los partidos”, señala el experto, quien asegura que el voto joven no es monolítico. “La relación es altamente volátil. Ahora están, mañana no sabemos”. “A medida que la ciudadanía argentina va creciendo en edad termina alejándose de estas preferencias”, añade.
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“Revolucionario”
Expertos coinciden en que Milei tiene más fuerza entre jóvenes hombres, y que las mujeres lo rechazan porque ven en él una amenaza a derechos ganados, como el aborto, o las políticas contra la violencia de género. Noelia González (25) difiere. “Hay un montón de mujeres trabajando con él”, asegura antes de unirse a un volanteo en Vicente López, una elegante localidad también en provincia de Buenos Aires.
Antes, tiene una reunión con otros cinco jóvenes militantes, todos hombres, y el candidato a alcalde, también hombre. “No veía una salida, estaba por irme a España, visa, todo, y de repente veo a un loco en la tele que dice ‘no viajen, quédense, apuesten por el país’”, recuerda. Se quedó, se unió a la campaña y hasta convenció a sus padres de votar por él y no por Massa.
“Defiende mucho a la familia, a la propiedad privada... es un revolucionario”, sigue esta mujer que trabaja en sistemas de seguridad y a quien agrada la comparación de Milei con Jair Bolsonaro o Donald Trump. “Al que quiere hacer algo distinto lo tildan de malo, de nazi”, se queja.
“Obligado por la situación”
Milei llega a la caravana en San Martín. A bordo de una camioneta pick-up saluda, firma libros, billetes, y agita una motosierra encendida, convertida en el símbolo de su campaña. Un niño incluso lleva una, hecha con cartón. Va con su padre a este mitin de unas 200 personas, que no son solo jóvenes, hay gente en sus 40, 50 y hasta ancianos, rodeando el vehículo durante el trayecto de una cuadra.
“¡Ooooooh, la casta tiene miedo!”, entonan los presentes al ritmo de los cánticos tradicionales del fútbol. Entre ellos Tiago, que no ha parado: salta, ondea banderas, anima a la gente. Al salir de la secundaria, quiere ser chef. “No me apasiona la política”, asegura. “Estoy aquí porque me veo obligado por la situación”.
Fuente: AFP.