Las dos represas que se rompieron cerca de la ciudad libia de Derna, provocando una inundación con miles de muertos, presentaban desde 1998 grietas que nunca fueron reparadas, según varios informes y estudios. Estas obras monumentales construidas sobre el cauce homónimo fueron descuidadas por las administraciones que se sucedieron desde 2011, como también ocurrió durante el régimen de Muamar Gadafi (1969-2011).
El domingo 11 de setiembre, la tormenta Daniel azotó varias zonas del este de Libia. Bajo la presión de lluvias torrenciales, la primera presa, la de Abu Mansur -con una capacidad de 22,5 millones de m3 y situada a 13 km de la ciudad-, cedió, liberando corrientes de agua que hicieron que la segunda, Al Bilad, con una capacidad de 1,5 millones de m3 y situada a solo un kilómetro de la ciudad costera, también cediera.
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Debido a su proximidad, era muy poco probable que la inundación se disipara antes de llegar a la ciudad, por lo que Derna fue víctima de toda la fuerza del torrente, que varios testigos compararon con un tsunami. Las dos presas fueron construidas en los años 1970 por una empresa yugoslava, “no tanto para recoger agua sino para proteger a Derna de las inundaciones”, según el fiscal general libio Al Sedik Al Sur, quien anunció la noche del viernes haber abierto una investigación sobre las circunstancias del drama.
Antes de la construcción de las dos presas, Derna se había visto afectada por una serie de inundaciones importantes, en particular en 1941, 1959 y 1968. Según el fiscal, la dirección de las presas en Libia ya había informado de grietas en las dos infraestructuras en 1998. Dos años más tarde, las autoridades encargaron a una oficina de diseño italiana que evaluara los daños. El gabinete confirmó las grietas e incluso recomendó la construcción de una tercera presa para proteger la ciudad, según la misma fuente.
Un retraso fatal
En 2007, el régimen de Muamar Gadafi confió a una compañía turca los trabajos de reparación. Debido al impago de lo debido, la empresa no comenzó las obras hasta octubre de 2010, antes de suspenderlas menos de cinco meses después, a raíz de la revolución de 2011 que derrocó y acabó con la vida del dictador ese mismo año.
Desde entonces, se asignó un presupuesto anual para la reparación de las dos presas, pero ninguno de los sucesivos gobiernos emprendió las obras. En un informe de 2021, la oficina de auditoría libia, equivalente a un Tribunal de Cuentas, señaló la procrastinación del ministerio competente en la reanudación de las obras en ambas presas.
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En un estudio realizado en noviembre de 2022, el ingeniero y académico libio Abdel Wanis Ashur advirtió contra la amenaza de una “catástrofe” en Derna si las autoridades no cumplían con el mantenimiento de ambas represas. A pesar de esta advertencia, no se llevó a cabo ningún trabajo, pese a que Libia no carece de medios económicos, teniendo como tiene ingentes reservas de petróleo.
Petteri Taalas, el jefe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de la ONU, afirmó por todo ello esta semana que “la mayoría de las víctimas podrían haberse evitado”, e incidió en la desorganización imperante en el país por la inestabilidad política.
Fuente: AFP.