El responsable de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Afganistán (OCHA), Daniel Endres, indicó este domingo que 38 cooperantes humanitarios han muerto en Afganistán, la mayoría miembros de equipos de vacunación contra la polio o trabajadores en tareas de desminado, durante los dos últimos años en el país centroasiático.
“Saludamos su coraje y celebramos su dedicación, para todos aquellos que han perdido la vida o han sido secuestrados, un total de 38 trabajadores muertos, muchos de los cuales en la lucha contra la polio o las minas”, lamentó en declaraciones recogidas por la cadena Ariana.
Tanto la vacunación contra la polio y el desminado son tareas extremadamente peligrosas debido a que el sector más fundamentalista de la población es radicalmente contraria a las vacunas y algunos talibanes consideran a los equipos médicos internacionales como espías extranjeros, mientras que el país está repleto de munición sin detonar tras décadas de guerras.
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Una treintena de cooperantes fallecieron en el país durante los dos años precedentes, antes de la reconquista talibán que culminó el 15 de agosto de 2021. El coordinador aprovechó para criticar la decisión del régimen talibán de impedir el trabajo de las cooperantes humanitarias por el mero hecho de ser mujeres que, con frecuencia, actúan como el “único salvavidas” para innumerables mujeres y niñas en peligro.
El responsable de la OCHA también lamentó que “el número de personas a las que se dirige la asistencia alimentaria se ha reducido de 13 millones iniciales a principios de año a nueve millones en marzo, y cinco millones de personas en mayo”.
Además, más de 260 instalaciones de atención médica fijas y móviles se han visto obligadas a suspender sus servicios, lo que restringe severamente el acceso a la atención médica primaria para dos millones de personas”, declaró la agencia de la ONU en un comunicado.
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Fuente: Europa Press
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Un menor de Texas es la primera víctima mortal tras un brote de sarampión en EE.UU.
- Fuente: AFP
Un niño de Texas sin vacunar murió de sarampión, convirtiéndose en el primer fallecimiento por esta enfermedad en casi una década en Estados Unidos, en medio de un creciente brote en el país que fue minimizado por el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.
Este fallecimiento se produce en medio de una disminución de las tasas de inmunización en todo el país, con los últimos casos concentrados en una comunidad religiosa menonita que históricamente se ha mostrado reticente a las vacunas.
Además ocurre en momentos en que Kennedy Jr., quien ha sido criticado por asegurar que la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) está relacionada con el autismo, comienza su mandato como secretario de Salud del gobierno de Donald Trump.
“El niño en edad escolar que no fue vacunado fue hospitalizado en Lubbock (noroeste de Texas) la semana pasada y dio positivo en la prueba de sarampión”, dijo el miércoles el departamento de salud del Estado en un comunicado de prensa. La ciudad de Lubbock confirmó que el niño falleció “en las últimas 24 horas”.
Desde principios de año, se han registrado 124 casos de sarampión en el oeste de Texas y 9 en el vecino estado de Nuevo México, la gran mayoría en niños no vacunados. Una veintena han sido hospitalizadas en Texas y los funcionarios de salud advierten que es probable que el brote se agrave.
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“Me gradué de la escuela de medicina en 2002 y estaba segura de que nunca vería un brote de sarampión a menos que decidiera trabajar internacionalmente”, dijo a los periodistas Lara Johnson, directora médica del Covenant Children’s Hospital en Lubbock, Texas, donde el niño fue tratado.
”No es inusual”
En un discurso ante periodistas durante una reunión del gabinete del presidente Trump, Kennedy restó importancia a la situación y afirmó: “No es inusual. Hay brotes de sarampión todos los años”. También habló de dos muertes, pero ni el departamento de Salud de Texas ni el de Nuevo México confirmaron una segunda víctima mortal.
“Si bien los múltiples brotes de sarampión en Estados Unidos no han provocado ninguna muerte, era solo cuestión de tiempo que ocurriera una”, dijo a la AFP el médico especialista en enfermedades infecciosas Amesh Adalja, de la Universidad Johns Hopkins.
“El sarampión sigue matando a más de 100.000 personas cada año en todo el mundo. La muerte debería servir como recordatorio de que hubo una razón por la que se desarrolló la vacuna y que es valiosa (...) Estas muertes son casi totalmente prevenibles”, agregó Adalja.
Altamente contagioso
El sarampión es un virus respiratorio altamente contagioso que se transmite a través de gotitas cuando una persona infectada respira, tose o estornuda.
Representa un riesgo grave para los no vacunados, incluidos los bebés menores de 12 meses que normalmente no son elegibles para la vacunación y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados.
Durante los brotes, aproximadamente una de cada cinco personas infectadas requiere hospitalización y una de cada 20 desarrolla neumonía. En casos raros, el sarampión provoca inflamación cerebral y puede ser fatal.
Estados Unidos informó 285 casos de sarampión en 2023, según el CDC. El brote reciente más grande se produjo en 2019, con 1.274 casos, principalmente en comunidades judías ortodoxas de Nueva York y Nueva Jersey, el total nacional más alto en décadas.
Antes de que se introdujera la vacuna contra el sarampión en 1963, se cree que millones de personas contraían la enfermedad anualmente y varios cientos morían. Si bien el sarampión se declaró eliminado en los EE. UU. en 2000, los brotes persisten cada año.
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Los talibanes desmontan una emisora de radio para mujeres
Las autoridades talibanas de Afganistán allanaron ayer martes la emisora de radio Begum, destinada al público femenino, arrestando a dos empleados, informó la emisora, y el ministerio de Información indicó que las operaciones de la estación fueron suspendidas.
“Agentes de la Dirección General de Inteligencia (GDI), con la asistencia de representantes del ministerio de Información y Cultura, allanaron hoy las instalaciones de Begum en Kabul”, indicó un comunicado de la emisora, pidiendo la pronta liberación de su personal.
También indicó que las autoridades talibanas retuvieron al personal mientras registraban la oficina, confiscando computadoras, discos duros y teléfonos, y deteniendo a dos empleados masculinos “que no ocupan ningún cargo de alta dirección”.
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La emisora precisó que no haría más comentarios por temor a la seguridad de los empleados detenidos, y pidió que las autoridades “cuiden a nuestros colegas y los liberen lo antes posible”. En un comunicado en la red social X el ministerio de Información talibán precisó que la emisora había sido suspendida por múltiples violaciones y por haber proporcionado “materiales y programas a una estación de televisión con sede en el extranjero”, señaló.
“Debido a la violación de la política de transmisión y el uso indebido de la licencia” la emisión fue suspendida hoy “para que los documentos relacionados puedan ser evaluados cuidadosamente y se tome una decisión final”, subrayó. Radio Begum afirmó que nunca se involucró en ninguna actividad política y que está “comprometida con servir al pueblo afgano y, más específicamente, a las mujeres”.
La emisora fue fundada el 8 de marzo de 2021, Día Internacional de la Mujer, cinco meses antes de que los talibanes tomaran el poder, derrocando al gobierno respaldado por Estados Unidos. Las autoridades han impuesto restricciones generalizadas a las mujeres, excluyéndolas de la vida pública con reglas que la ONU denomina “apartheid de género”.
Fuente: AFP.
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El rubab, un patrimonio cultural reprimido por los talibanes
- Por Susannah Walden y Qubad Wali.
En su taller en la ciudad afgana de Herat, Sakhi ha trabajado durante décadas fabricando rubabs, un instrumento musical de cuerdas emblemático de Asia Central. Y aunque los talibanes quieren silenciar la música, él se mantiene firme en su oficio. “Sólo conozco este trabajo y necesito obtener dinero de alguna forma”, comentó Sakhi, rodeado de rubabs en diferentes etapas de conclusión.
Pero lo que más aprecia es el “valor cultural”, dice el artesano de una cincuentena de años, cuyo nombre fue cambiado por motivos de seguridad, al igual que otros consultados por AFP. “El valor de este trabajo para mí es (...) la herencia que encierra. La herencia no debe perderse”, expresó.
La agencia cultural de la ONU, Unesco, reconoció en diciembre al arte de fabricar y tocar el rubab como patrimonio cultural intangible de Afganistán, Irán, Tayikistán y Uzbekistán. Fabricado con madera seca de morera y a veces incrustado de nácar, el rubab es uno de los instrumentos más antiguos de la región, y su sonido vibrante data de miles de años.
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Pero esa herencia en Afganistán está amenazada por la prohibición casi total a la música impuesta por los talibanes, quienes consideran que contraviene su estricta interpretación de la ley islámica. Desde que llegaron al poder en 2021, los talibanes prohibieron la música en público, desde las presentaciones en vivo hasta las pistas grabadas en restaurantes, vehículos, radios o televisión.
Cerraron las escuelas de música y destruyeron instrumentos y equipos musicales. Numerosos músicos afganos huyeron por temor o por necesidad de trabajar. Los talibanes han instado a los músicos a orientar su talento a la poesía islámica y los cantos sin acompañamiento, la única forma musical que autorizan.
“Paz al alma”
Gull Agha, un aficionado al rubab, tiene los restos del instrumento que los talibanes quebraron. La policía talibana de la moralidad también destruyó uno de los rubabs de Gull Agha, quien fue obligado a jurar que no volvería a tocar. Pero a veces rasguea un rubab para los turistas que visitan Herat, un centro artístico y cultural en Afganistán.
“Lo que más me motiva a seguir tocando el rubab es contribuir con Afganistán, no debemos dejar que se olviden las habilidades de nuestro país”, manifestó. Pero teme que este arte se atrofie con la salida de los músicos al exterior y el abandono de sus exalumnos. “Es nuestro deber legarle nuestra música a las próximas generaciones, como nuestros ancestros nos la legaron a nosotros”, comentó Gull Agha, de 40 años. “El rubab es un arte... el arte le da paz al alma”.
Mohsen, quien fue miembro del sindicato de artistas, contuvo las lágrimas al recordar cómo los músicos eran “una presencia constante en los momentos alegres de la vida de la gente”. “Lamentablemente, la felicidad ha sido arrebatada del país y de los artistas”, dijo. Mohsen aún cree en el futuro del rubab en Afganistán, y asegura que músicos dentro y fuera del país buscan mantener viva la tradición musical. “La gente ya no toca por dinero, toca por llevar alegría a otros”, expresó. “Ninguna fuerza, ninguna persona, ningún sistema puede silenciar su sonido”.
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Música eterna
Majid solía tocar el rubab en muchos sitios de la capital Kabul. Pero no ha tocado el instrumento en más de tres años por temor a que lo escuchen, hasta una tarde de diciembre en que tomó el rubab en el patio de su casa. Hizo sonar las cuerdas, pero se detuvo abruptamente cuando se abrió la puerta del patio, temeroso de que fueran los talibanes.
Parte de su rubab fue quebrado por los talibanes cuando llegaron al poder, pero lo reparó hasta donde pudo. “Mientras tenga vida, lo tendré conmigo, y espero que mis hijos lo mantengan (...) Pase lo que pase, la cultura del rubab no se perderá”, asegura este hombre de 46 años. “La música nunca se pierde. Como dicen, ‘no puede haber muerte sin lágrimas ni boda sin música’”.
Fuente: AFP.
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Los talibanes prohíben en Afganistán construir ventanas donde se vean mujeres
El jefe supremo de los talibanes prohibió construir ventanas en lugares residenciales desde donde se pueda ver a mujeres, y recomienda obstruir las que ya existen, para prevenir la “obscenidad”. Según un comunicado publicado la noche del sábado por Zabihullah Mujahid, el portavoz del gobierno talibán, los nuevos edificios que se construyan a partir de ese día no podrán tener ventanas por las que se pueda ver “el patio, la cocina, los pozos comunes y otros lugares que suelen utilizar las mujeres”.
“El ver a mujeres trabajando en las cocinas, patios o sacando agua de un pozo puede generar actos obscenos”, prosigue el documento difundido por Mujahid en la red social X, escrito en parte en árabe, darí y pastún. Los ayuntamientos y otras autoridades competentes deberán vigilar las obras para asegurarse de que no sea posible ver el hogar de sus vecinos, describe el comunicado.
En el caso de que ya existan ventanas, los talibanes invitan a los propietarios a construir un muro u obstruir las vistas, para “evitar causar molestias a los vecinos” según indica el decreto. Desde el retorno de los talibanes al mando del país en 2021, las mujeres han sido progresivamente expulsadas de los espacios públicos, algo que las Naciones Unidas describieron como “un apartheid de género”.
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En la actualidad, las mujeres afganas no pueden ir a parques, gimnasios, centros de belleza, ni salir de sus casas sin un acompañante. Tampoco se les permite cursar estudios secundarios o superiores, y están obligadas a abandonar su educación al acabar la primaria.
Una ley reciente prohibió a las mujeres cantar o recitar poesía, en aras de una aplicación ultraconservadora de la ley islámica, como muchas otras directivas de los talibanes. Esta ley incita a las mujeres a ocultar bajo un velo sus voces y cuerpos fuera de sus hogares. Varias estaciones de radio y televisión dejaron de emitir voces femeninas. El gobierno talibán asegura que la ley islámica “garantiza” los derechos de los afganos y afganas.
Fuente: AFP.
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