Los precios de la soja se dispararon desde el viernes, tras la revisión en fuerte baja de las superficies dedicadas a la oleaginosa en Estados Unidos en beneficio del maíz, en tanto el trigo no reacciona a un eventual final del acuerdo para exportación de cereales ucranianos.
La superficie dedicada al cultivo de soja debería bajar fuertemente en Estados Unidos este año, según el Departamento de Agricultura (USDA). Según el USDA, unos 33,8 millones de hectáreas serán destinadas a la oleaginosa en Estados Unidos, 4,5 % menos que el año pasado.
La diferencia es también importante con las estimaciones de los agricultores en marzo, que entonces apuntaban a 35,4 millones de hectáreas. “Esto simplemente cambió el humor del mercado”, resumió Jack Scoville, de Price Futures Group.
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Así, en una semana, la soja estadounidense ganó más de 12 % hasta registrar el lunes un máximo en casi 11 meses (el martes fue feriado en Estados Unidos).
A esta situación se agrega la consolidación de los precios del petróleo en los últimos días, un factor que sostiene el precio de los biocombustibles, uno de los destinos del grano de soja.
Otro informe del USDA publicado el lunes mostró una ligera degradación de la calidad de los cultivos de soja en la semana medida en Estados Unidos, con 50 % en estado “correcto”, “malo” o “muy malo”, frente a 37 % el año pasado en la misma época.
Aunque llovió el fin de semana pasado en las zonas productoras y se esperan nuevas precipitaciones, la sequía “probablemente redujo ya el potencial de rendimiento” de los cultivos de soja a un nivel inferior al de 2022, explica Scoville.
En algunas regiones productoras, como Argentina -tercer productor mundial de granos de soja detrás de Brasil y Estados Unidos en la campaña 2021-2022, y principal proveedor mundial de harina y aceite de soja-, la producción de la oleaginosa totalizó 21 millones de toneladas en la campaña 2022-2023, con un derrumbe interanual de 51,5 %.
Se trata del volumen más bajo en 20 años, como consecuencia de una sequía histórica, según un estudio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires difundido el martes.
La situación es distinta para el maíz
En Estados Unidos, los agricultores plantaron más de este cereal: el USDA estima en 38,1 millones de hectáreas la superficie destinada al maíz, en alza de 6,2 % este año.
Fue “una sorpresa bastante grande”, reconoció Gautier Le Molgat, de cabinet Agritel (Argus Media France). “Había realmente cierto estrés por una (eventual) baja de rendimientos (del maíz), y el hecho de que haya más superficie calmó las preocupaciones”, añadió. En dos semanas, el maíz estadounidense cayó más de 18 %.
Amenaza rusa sin impacto
“El mercado continuará comprando soja y vendiendo maíz” a mediano plazo, estima Michael Zuzolo, de Global Commodity Analytics and Consulting, aún más considerando que “México prevé una mejor cosecha” del cereal, “lo que reduciría sus importaciones” de este alimento desde Estados Unidos. México es el segundo importador mundial de maíz amarillo estadounidense.
En tanto, para el trigo producido en Estados Unidos, luego de perder casi 17 % en diez días, se recuperaba ligeramente el miércoles, sostenido por preocupaciones sobre los rendimientos al inicio de la cosecha.
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Por otra parte, luego de meses de idas y vueltas sobre los cereales producidos en Ucrania, sumida en la guerra tras la invasión rusa, el mercado parece prestar poca atención a la última amenaza de Rusia, cuya cancillería estimó el martes que no hay “ninguna razón” para prolongar el acuerdo de exportaciones más allá de la fecha de expiración el 17 de julio.
Ucrania trabaja para reforzar sus capacidades de exportación por otras vías que no sean el mar Negro. Unos 12 terminales están siendo construidos en las costas del Danubio, indicó al sitio UkrAgroConsult el viceministro ucraniano de Infraestructura, Yurii Vaskov.
Fuente: AFP