El presidente ruso, Vladimir Putin, homenajeó este martes a su ejército que, según él, impidió una “guerra civil” durante la rebelión del grupo paramilitar Wagner, de momento perdonado, pero conminado a entregar sus armas pesadas. Todavía está por ver hasta dónde llegarán las consecuencias de la revuelta de los hombres de Wagner, encabezados por el multimillonario Yevgueni Prigozhin, pero el Kremlin negó este martes que Putin saliera debilitado de esta crisis, la peor ocurrida en más de dos décadas de su mandato.

“Ustedes se opusieron a estos disturbios, cuyo resultado habría sido inevitablemente el caos”, destacó Putin durante una ceremonia ante militares en Moscú. “En la práctica, evitaron una guerra civil”, agregó. Con semblante serio y la cabeza gacha, el dirigente ruso pidió un minuto de silencio por los pilotos del ejército abatidos durante el motín “cumpliendo con honor su deber”. Previamente, el Ministerio ruso de Defensa, muy criticado por el grupo Wagner, había anunciado “preparativos para transferir al ejército los equipamientos militares pesados de Wagner a las unidades activas de las fuerzas armadas” rusas.

Una medida que parece destinada a neutralizar al grupo Wagner, cuyo dirigente no ha vuelto a aparecer en público desde que terminó el motín fallido, el sábado por la noche. El lunes, el presidente ruso se mostró satisfecho por haber evitado un “derramamiento de sangre” durante la rebelión, en la que Prigozhin y sus combatientes se apoderaron de varios sitios militares del suroeste del país y avanzaron con sus tanques hacia Moscú.

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Denunciando una “traición”, Putin sostuvo que los combatientes de Wagner podían regresar a sus casas, incorporarse al ejército o instalarse en Bielorrusia, cuyo dirigente, Alexander Lukashenko, ejerció como mediador para atajar la crisis. Según Putin, “entre mayo de 2022 y mayo de 2023, el Estado le pagó 86.262 millones de rublos [unos 1.000 millones de dólares]” al grupo Wagner, dijo el mandatario durante una reunión con responsables militares.

Algunos analistas y dirigentes occidentales vieron en este inusual gesto de clemencia una muestra de debilidad del presidente ruso. Un análisis que el Kremlin rechazó tajantemente. “No estamos de acuerdo”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Estos acontecimientos han demostrado hasta dónde la sociedad se consolida alrededor del presidente”, abundó.

¿Prigozhin en Bielorrusia?

En cambio, Lukashenko, aliado cercano de Putin, consideró que la rebelión era el resultado de una mala gestión de las rivalidades entre Wagner y el ejército ruso, que no dejaron de aumentar en los últimos meses. “La situación se nos fue de las manos, luego pensamos que se resolvería, pero no se resolvió”, declaró Lukashenko a la prensa. “No hay héroes en esta historia”, agregó.

Los amotinados constataron además que “el ejército y el pueblo no estaban de su lado”, insistió Putin. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que había tejido estrechos lazos con Putin antes del conflicto en Ucrania, consideró que el poder del presidente ruso seguía siendo “estable” y que la rebelión “no significó gran cosa”.

En su único mensaje de audio difundido desde que terminó la revuelta, Prigozhin negó el lunes haber intentado “derrocar el poder” y aseguró que lo único que quería era “salvar” a su grupo, en riesgo de ser absorbido por el ejército. De momento se desconoce su paradero. Algunos medios bielorrusos informaron que un jet privado de Prigozhin aterrizó el martes por la mañana en Bielorrusia, pero ni las autoridades ni el propio Prigozhin lo confirmaron.

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Caso cerrado

En una muestra de que Prigozhin y el Kremlin llegaron a un acuerdo, los servicios de seguridad rusos (FSB) anunciaron el martes que retiraban los cargos contra Wagner por “alzamiento armado”. Una actitud indulgente que contrasta con la implacable represión contra cualquier opositor o persona anónima que denuncie la ofensiva militar en Ucrania, y más teniendo en cuenta que el propio Putin reconoció que en la rebelión murieron pilotos del ejército ruso.

La rebelión llevó a Lukashenko a ordenar a su ejército que se mantuviera “preparado para el combate”, según dijo el mandatario bielorruso este martes. Algunos analistas también estiman que la sublevación podría debilitar a las fuerzas rusas en Ucrania y que podría beneficiar al ejército de Kiev en su contraofensiva.

El martes, Putin aseguró que el ejército ruso no tuvo que desplegar a ningún soldado presente en territorio ucraniano para hacer frente a la rebelión. “No tuvimos que retirar a las unidades de combate de la zona de la operación militar especial”, afirmó. En tanto, el conflicto sigue su curso y el enviado del papa Francisco para la paz en Ucrania, el cardenal Matteo Zuppi, viajará el miércoles y el jueves a Moscú, según el Vaticano.

Fuente: AFP.

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